Los verdaderos fanáticos de World of Warcraft recordarán los atardeceres en la taberna de Villa Dorada o las tierras áridas de Ogrimar. Vivir como elfo, orco, enano o trol es apenas unas de las opciones que, por tantos años, ha entregado el más exitoso de los videojuegos multijugador.
El World of Warcraft clásico está de vuelta, y más recargado que nunca. El título de Blizzard, número uno en cantidad de jugadores y suscripciones activas en su género, decidió dar un salto a sus raíces, pero sin dejar de lado el presente y el futuro de Azeroth, el continente donde se desarrolla la historia principal del videojuego.
En su portal oficial, el juego es descrito como 'una fiel recreación de World of Warcraft en su forma original y, aunque el juego es más fluido gracias a los ordenadores de hoy en día, cuenta con el mismo aspecto y la jugabilidad de la versión de 2006. Las mecánicas de combate, los modelos originales de los personajes, los árboles de habilidades'.
Antes de todas las expansiones del juego: La Cruzada Ardiente, La Ira del rey Exánime, Cataclismo, Pandaria, Warlords of Draenor, Legión y la Batalla de Azeroth, el Mundo de Wow, como es conocido mundialmente, era un universo mucho más sencillo y simple, pero con la misma dosis adictiva que lo ha popularizado en el mundo entero.