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El príncipe Ali Reza Pahlevi, hijo menor del depuesto Sha de Persia Mohamad Reza Pahlevi, que se suicidó el 4 de enero del presente año, fue uno de esos personajes –tal vez por la posición que tenía– enigmáticos y circunspectos.

Así lo recuerdan quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo, incluyendo a quien esto escribe, cuando vino especialmente a Barranquilla el 24 de junio de 1989 atraído por una barranquillera que conoció en Nueva York, donde él adelantaba estudios universitarios.

Ella era Paola Mancini Abello, egresada del Colegio Parrish y estudiaba en la Universidad del Norte, en ese entonces. Con Paola, hoy felizmente casada con un cartagenero y madre de dos hijos, entabló una relación que duró casi dos años.

Tras abandonar la antigua Persia (Irán) y con apenas 13 años, por el triunfo de la Revolución Islámica, se exilió junto a su familia en Estados Unidos, donde Ali Reza cursó estudios en las universidades de Princeton, Columbia (hizo un master en Cultura Antigua Islámica) y Harvard. En esta última, al momento de su muerte, estaba haciendo un posgrado sobre filosofía e historia iraní.

Su inteligencia, sentido del humor y su nobleza cautivaron a Paola, quien siempre le habló de la cultura y costumbres de Colombia, especialmente de Barranquilla.

En el reportaje que publicó EL HERALDO al día siguiente de la llegada del Príncipe a Barranquilla, que vino acompañado de su amigo y compatriota Cirus Panahizadi, cuyo padre fue ministro cuando el Sha gobernaba, el empresario vallenato Carlos Mattos lo describió como un “hombre sencillo, con una mentalidad totalmente occidental y que a pesar del protocolo que debe cumplir en calidad de Príncipe, cuando habla, solo dice lo que tiene que decir”.

Mattos, quien también los conoció por Paola, fue uno de los pocos que tuvo la oportunidad de hablar con aquel joven de 24 años, perteneciente a la familia imperial de Irán, especialmente durante la cena de bienvenida que ofreció en su apartamento en el edificio Cristal de esta ciudad, a la cual asistió un grupo de selectos invitados.

“De Colombia dijo que le gustaba la comida típica. Cuando estuvo en Bogotá, según Mattos, probó el ajiaco, que le pareció exquisito, lo mismo que el arroz con pollo porque es muy parecido al que hacen en su país, con la diferencia que en Irán lo preparan con almendras”, publicó EL HERALDO.
Aunque dos meses atrás Ali Reza había estado en Cartagena asistiendo a la boda de Andrés Boscier y Tuti Correa, fue en esta ciudad donde se sintió como en su casa. Ya se rumoraba que era el novio de Paola, pese a que ella guardó discreción.
Ya estando aquí, Marlio Mancini, tío de Paola, le ofreció a Pahlevi una fiesta en Puerto Colombia y hasta conoció el mercado público de Barranquilla, a petición del distinguido visitante, “porque desde que él salió de su Irán no había visto algo así. Le recordó a su país”, dijo uno de los asistentes a dicho festejo. También contó que Ali Reza era políglota y había aprendido algo de español.
Lo que publicó EL HERALDO. Apartes de la entrevista que publicó este diario el 26 de junio de 1989:
“Somos amigos únicamente. Hemos tratado de no tomarnos fotos juntos, precisamente para evitar malos entendidos. Espero que todo ese boom nome vaya afectar”, dijo Paola Mancini.
Pero parece que Ali siente algo por usted.
No sé. Tal vez le llamo la atención por lo latina (risas). Él tiene muchos amigos y amigas latinas. Creo que por eso nos llevamos bien.
Pero a lo mejor no las llama con frecuencia como a usted…
Sí, claro que sí.
¿Cuánto hace que no se veían?
Dos meses. Pero siempre hablamos por teléfono. Unas veces él me llama y otras yo. Nos hemos visto en Miami y Nueva York varias veces.
Dicen por ahí que de la amistad nace el amor, ¿qué opina?
Tal vez (risas).
¿Cómo es Ali?
Es noble a morir. Tiene un corazón grandísimo, con buen sentido del humor y súper detallista.
¿Qué detalles ha tenido con usted?
Muchos. Pequeños detalles.
¿Es amigo de enviar flores?
Sí, en ocasiones especiales. Por ejemplo, el día de mi cumpleaños.
¿A Ali le gustó Barranquilla?
Muchísimo, sobre todo la gente. Le gusta mucho el calor.
Suicidio por depresión
Cuando se conoció la noticia sobre su suicidio, Ali Reza Pahlevi –hijo del último Sha y de la tercera esposa de este la emperatriz Farah Diba– tenía 44 años. Nunca se casó, y le sobreviven su hermano mayor Reza, su hermana Farahnaz y su hermanastra Shahnaz.
“El príncipe Ali Reza era inteligente, sensible, leal y dedicado con la civilización iraní, además de con su familia y amigos. Su asesoramiento, sabiduría y sentido del humor se echarán mucho de menos y siempre será apreciado”, decía el comunicado que daba cuenta de su suicidio.
Esa misma decisión la tomó su hermana Leila, quien fue hallada muerta en 2001 en una suite del lujoso hotel Marble Arch de Londres a la edad de 31 años. Ambos habían luchado durante años contra una grave depresión, pero ninguno se había recuperado de la muerte de su padre.
Todo indica que el Príncipe no superó las pérdidas de su padre y de su hermana y, finalmente, sucumbiendo a su dolor, quitándose la vida. Su fallecimiento causó una gran conmoción entre los círculos de exiliados iraníes y de los amigos que dejó en Colombia.

Por Zoraida Noriega C.