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Nacida el 26 de mayo de 1976, la mujer que conquistó al hoy Alcalde de Bogotá estaba predestinada a ser una monja cuando apenas tenía 15 años. Verónica estudiaba en el colegio religioso Nuestra Señora de las Mercedes de Sincelejo y había heredado unos ojos azules de un abuelo italiano que cambian de color según la luz del día.

La bella sincelejana pronto dejó atrás su vocación religiosa, pero nunca olvidó su compromiso de ayudar al prójimo, tal como lo reflejan las políticas del actual Alcalde de Bogotá. “Me duele mucho ver a la gente mendigando, a los niños que deberían estar en otras circunstancias. Cuando veo niños de las edades de mis hijos pienso que ellos también deberían estar estudiando. Cada vez la sociedad es más indolente”.

Su belleza la llevó a ser designada como Reina de las Fiestas del 20 de Enero, en Sincelejo, donde todavía es recordada como una soberana muy querida.

Esta historia de amor de comenzó en 1999, cuando Gustavo Petro, siendo congresista y rodeado por cinco escoltas no pudo resistirse al flechazo del corazón. Ambos intercambiaron números telefónicos y luego de varios meses de un apasionado noviazgo, Gustavo pidió formalmente la mano de Verónica ante sus padres Elizabeth García y el distinguido abogado Jorge Emilio Alcocer, en la misma casa del barrio La Ford de Sincelejo donde Verónica vivió su niñez.

La sincelejana y el congresista finalmente se casaron por lo civil.
Esta mujer ha vivido todos los ventarrones y agitaciones de las candidaturas políticas de su esposo, siendo su fiel compañera y su acertada asesora en temas de moda.

Ella es quien se ha encargado de renovar el estilo de Gustavo Petro convirtiéndolo en uno de los hombres más elegantes del país. “Gustavo sabe que cualquier responsabilidad que delega en mí la asumo. Hemos hecho un equipo bastante dinámico y bueno. No he estado detrás de él, he trabajado hombro a hombro”, expresó Verónica.

Diariamente, esta mujer se multiplica para atender a sus pequeños hijos Nicolás, Sofía y Antonela, de 13, 9 y 3 años, sin abandonar los compromisos de una apretada agenda protocolaria, donde también hay espacio para la alegría: “Gustavo es muy buen bailarín, de eso te doy fe, y yo soy bailarina y media. En eso nos compaginamos mucho”, aseguró la actual Primera Dama de Bogotá.

Con sus hermosos ojos Verónica mira al futuro: “Ahora toca enganchar diversos programas, como campañas para disminuir el maltrato a la mujer. Quiero meterme también con el tema de la cultura porque está descuidado. Se dice que se hace, pero qué tanto se hace. ¿Qué tanto se hace por los actores y actrices? También hay que ayudar a los músicos. Yo soy música, te lo digo, y quizás eso es lo que más me apasiona”.

Nace el amor

Corría el año 1999 cuando a la Corporación Universitaria del Caribe (Cecar), en Sincelejo, donde Verónica Alcocer García adelantaba estudios de derecho, llegó un grupo de expositores a dictar unas conferencias. Entre los invitados estaba el recién electo alcalde de Bogotá, Gustavo Petro Urrego. La rubia de ojos azules y muy espigada fue comisionada en ese entonces por el decano de la facultad para recibir a la comisión que llegaba de Bogotá. Fue allí, en ese encuentro, donde nació el amor entre la sincelejana y el economista.


Por Lina Robles Luján
Twitter: @Tendencias_EH