Anoche, anoche soñé contigo, soñé una cosa bonita, qué cosa maravillosa, ay, cosita linda mamá…'
Este famoso verso del maestro Pacho Galán parece resumir la alegría de los soledeños, quienes por muchas noches soñaron una cosa bonita, una cosa maravillosa: que el merecumbé, la butifarra y la décima fueran reconocidos como patrimonio cultural de Soledad. ¡Ay, cosita linda mamá!
Mediante el decreto número 0597 del 8 de julio de 2013, la Gobernación del Atlántico, con el aval del Ministerio de Cultura, declaró Patrimonio Cultural e Inmaterial del departamento estas manifestaciones de la música, la gastronomía y la poética atlanticense.
Soledad es un municipio del Atlántico muy cercano a Barranquilla y hace parte de su área metropolitana. Su gente es carismática y alegre, y como toda población tiene manifestaciones culturales que la distinguen de las demás.
Es muy fácil llegar a este municipio, que debido a su desarrollo, es reconocido como la segunda ciudad del departamento. Hay zonas residenciales, comerciales e industriales de gran importancia para el Atlántico; de hecho, la Terminal de Transporte, la Central de Abastos y el Aeropuerto de Barranquilla quedan realmente en Soledad.
La butifarra de Pacho. Cuando llegué a la zona comercial de Soledad mi primera sensación fue que era muy similar al centro de Barranquilla. Las personas se movilizaban ágilmente, regateaban los productos que iban a comprar, había mucha congestión y ruido, pero dos cosas eran diferentes: los motocarros y la gran cantidad de vendedores de butifarras.
Los motocarros son motos que en su parte trasera pueden transportar tres personas más y las butifarras son el sabor de Soledad. Por las calles del municipio se escuchaba el familiar sonido que resulta del cuchillo chocando la palangana de metal en la que se trasporta la butifarra, ese embutido fresco y típico, que se puede comer a cualquier hora del día, con sal y limón, con bollo de yuca o con huevo cocido.
Tania Torres tiene 15 años y cursa noveno grado.
La butifarra es originaria de Cataluña, España, y se puede encontrar en diferentes partes del mundo, pero como la soledeña ninguna. Este pasaboca tiene un sabor agradable, único y un poco picante, como la gente de Soledad.
Hay muchos mitos con respecto a la preparación de la butifarra, pero en mi visita al municipio pude comprobar que es más sencillo de lo que parece.
Estuve en Las Quince Letras, un restaurante típico reconocido por vender este manjar. Me encontré con la cocinera, ella me recibió muy tímidamente y prefirió no darme su nombre, luego de contarle quién era yo, aceptó hablar conmigo mientras afilaba su cuchillo en una piedra.
Lo primero que hizo fue recalcar la tradición del restaurante: 'Este local lleva ya alrededor de sesenta años haciendo las mejores butifarras'. Luego me contó sin misterios el proceso para elaborar las butifarras. 'Se empieza comprando la carne de cerdo o de res, luego picamos la carne, la condimentamos con sal y pimienta y otras especias, luego limpiamos la tripa de cerdo y nos disponemos a meter la carne en la tripa, la amarramos para que se formen las porciones y las colocamos a hervir'. Yo creía que se demoraba mucho tiempo cocinándose, pero resulta que solo tarda de quince a veinte minutos.
La butifarra es tan importante para los soledeños que el maestro Pacho Galán le compuso un merecumbé, La butifarra de Pacho:
Si vas a Barranquilla con tu costilla / a bailar en Carnaval / pregunta por Pacho Galán, que es un amigo de verdad / pregunta por Pacho Galán, que siempre vive en Soledad / la butifarra de Pacho, la butifarra Galán.
Un merecumbé pa’ bailar. El merecumbé es un ritmo musical ciento por ciento colombiano, que nunca falta en las fiestas que se realizan en este municipio. Fue creado por el maestro Pacho Galán en los años cincuenta, inspirado en el merengue y la cumbia, con instrumentos de viento (trombones, trompetas y saxofón) y percusión (tambores, congas y batería), todo esto acompañado de las maracas y el guacho.
El maestro Francisco Pacho Galán, más reconocido como el Rey del merecumbé, fue un gran músico que nació el 3 de octubre de 1906, en Soledad, y murió el 21 de julio de 1988. Fue cantante, trompetista, compositor y arreglista.
En la plaza de Soledad y la rotonda de la calle 17, en Barranquilla, Pacho Galán tiene monumentos, justo reconocimiento a su importante legado musical, pero el mejor homenaje que se le puede hacer al maestro es seguir cantando y bailando sus canciones.
En la plaza, bailando, bajo el fuerte sol, encontré a Olga Barrios y Dayan Hurtado, dos bailarines de merecumbé, ellos me recibieron con entusiasmo y pude notar que les encantaba este ritmo, pues los encontré practicando y limpiándose las gotas de sudor que les caían de la frente.
'El merecumbé es el baile típico de Soledad y todos lo bailamos, su vestuario es muy colorido, el de la mujer lleva una falda debajo de la rodilla y una blusa estilo corsé con encaje y adornada con notas musicales, y el del hombre es un pantalón largo, camisa manga larga tipo ‘likiliki’ y un sombrero, todo va decorado con notas musicales', me explicó Dayan con alegría.
También me hablaron sobre la fundación Alma de Danza, a la que ellos pertenecen. Lleva muchos años y creció más cuando acogieron la comparsa del barrio Hipódromo, además es una academia donde no solo se practica y baila el merecumbé, sino otros ritmos nacionales e internacionales. El merecumbé lo bailan en forma movida, tropical y sensual, con mucha sabrosura. Ellos danzan con el alma.
La décima: la voz de Soledad. La décima es una composición poética formada por diez versos de ocho sílabas. El primer verso debe rimar con el cuarto y quinto, el segundo con el tercero, el sexto con el décimo y séptimo, y el octavo con el noveno.
Los decimeros soledeños Jorge Garizábalo y Dany Zora.
En las esquinas de las tiendas, mientras se sentía diciembre en septiembre, se sientan a declamar décimas los adultos mayores. Con una cerveza en la mano, jugando dominó, entre risas y chanzas, se oyen las declamaciones de los señores.
Uno de ellos es el maestro Jorge Garizábalo, él es actualmente el decimero más famoso en Soledad. Lo encontré en una esquina de la plaza, en un pequeño local y me recibió muy cariñosamente. Es un señor calmado, buena gente y muy divertido, de estatura mediana y tez morena. Con su voz ronca y un poco nostálgica, como la de cualquier adulto mayor, respondió todas mis preguntas, mientras se echaba fresco con su sombrero vueltiao.
'Bueno, yo llevo ya 45 años como decimero, empecé a los 11 años, en ese momento hacia décimas sencillas, luego a los 17 años fue cuando realmente empecé a declamar décimas, empecé a ir a concursos y toda Soledad fue conociendo mi talento'.
No se puede hablar de la décima soledeña sin mencionar al difunto Gabriel Segura. El maestro Gabriel Segura fue un hombre reconocido como el rey de la décima, fue músico, compositor y decimero de tiempo completo. Sus décimas más conocidas son las de Santo y parrandero: Con sus fiestas novembrinas y su santo San Martín…
Le pedí al maestro Garizábalo que me hablara de Gabriel Segura y de la escuela que lleva su nombre. 'Gabriel Segura es el rey de la décima, él fue quien inició todo esto y en cuanto a la escuela de formación Gabriel Segura, pues tenemos alrededor de 40 niños entre las edades de 11 a 17 años. Tenemos también a tres maestros calificados, que son el joven Dany Zora, la hija del maestro Segura y mi persona'. La tradición está segura.
Dany Zora lleva 11 años de decimero, es mucho más joven que el maestro Garizábalo, tiene lentes, le encanta declamar y también lleva sombrero vueltiao. Tiene una camiseta con la imagen de Héctor Lavoe, uno de los reyes de la salsa, seguramente es que le gusta mucho este ritmo o tal vez no se consiguen fácilmente camisetas de Pacho Galán o Gabriel Segura.
Ya casi me despido de Soledad y pienso en sus otros grandes músicos: Alci Acosta, intérprete de boleros y pianista; Checo Acosta, cantante de música tropical; Efraín Mejía, director de la Cumbia Soledeña. También pienso en el Museo Bolivariano Casa de Bolívar, donde vivió El Libertador días antes de su muerte y en la Iglesia San Antonio de Padua, ambos símbolos del municipio, ubicados en ‘La vieja Soledad’.
La última décima que compuso el maestro Gabriel Segura expresa la importancia de valorar lo recorrido por los demás, el legado, el patrimonio; que nunca se pierda la tradición, que para él fue algo sagrado, algo inmortal, que sigue a través del tiempo como la décima, la butifarra y el merecumbé.
Ya mi día está agonizando /ya yo cumplí mi jornada /y solo una noche helada /al final me está esperando /pero aquel que está empezando /solo en ignorancia sube /tratando de alcanzar la nube /que no podrás descender /faltándole recorrer /el camino que yo anduve.