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Ella escribe novelas y él toca el piano, dos oficios en apariencia distantes, pero aceptaron la propuesta que les hizo Heriberto Fiorillo en La Habana hace algunos meses y unirán sus talentos en el VIII Carnaval Internacional de las Artes (que este año va del 13 al 16 de febrero) tal como el amor y el matrimonio unió sus vidas.

De la performance o puesta en escena que esta pareja de artistas cubanos presentará a los barranquilleros preferimos no adelantar detalles y más bien sugerirles que ejerciten su curiosidad e imaginación porque casi nunca quien asesina es el mayordomo.

Ella, Wendy Guerra, es extrovertida y mediática, nació, como su marido, en La Habana; Wendy, en 1970, y Ernán, en 1958. Antes de publicar novelas Wendy incursionó en la poesía, estudió cine en San Antonio de los Baños (la mítica escuela fundada en Cuba por García Márquez) y trabajó como periodista.

En 2006 obtuvo el Premio Bruguera en España con su obra Todos se van y de inmediato su nombre empezó a sonar como una de las nuevas voces literarias de su país y, es probable, haya llegado entonces a oídos de Ernán cuyo piano ya llevaba décadas sonando al más alto nivel y seduciendo públicos de toda índole. El legendario Silvio Rodríguez lo retrató así en una entrevista: 'Ernán tiene la rara capacidad de pasar de lo más fino y exquisito a sonidos pedestres y cotidianos, pero siempre con la misma elaborada intensidad'.

En 1977, mientras Wendy aún jugaba a la peregrina con otras niñas de su escuela, Ernán fundaba el grupo Afrocuba y en sus melodías dejaba traslucir su pasión por el Jazz, un género que, mezclado con los elementos básicos de la música cubana, determinó su visión estética que nutriría también con ritmos y tendencias clásicas y contemporáneas de Europa.

Entre los muchos reconocimientos que ha recibido el trabajo de López-Nussa están el Premio Discográfico del ALBA y el Premio de la Feria Internacional de Cubadisco en 2012.

Hace poco me llegó un mensaje al Facebook de un admirador barranquillero de los libros de Guerra y la música de López-Nussa, estaba entusiasmado e incrédulo ante la posibilidad de verlos en el Teatro Amira de la Rosa y quería saber cuando costaba la entrada al evento.

Le conté que actuarían juntos y que, por extraordinario que pareciera, la presentación de ellos y todos los artistas en el Carnaval Internacional de las Artes no tenía costo alguno. Su entusiasmo creció al punto de afirmar, en un nuevo mensaje, que un evento así solo podría ser creado por Dios.

Le recordé que Dios además de no trabajar gratis siempre cobraba por anticipado y quise saber cómo definiría a nivel artístico a sus ídolos Wendy Guerra y Ernán López-Nussa. Su respuesta no se hizo esperar: 'Wendy es el escándalo y Ernán el silencio'.