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La primera vez que lo vi no logré verlo y estaba allí, en medio del escenario, mimetizado por sus marionetas. Ellas, sus marionetas, parecían tener vida propia y él, Agostino Cacciabue, era solo una sombra inmóvil o al menos eso creí.

La realidad es que cada uno de los nervios de Cacciabue estaba en ese momento en máxima tensión y sus dedos se movían rítmicamente para dar vida a sus entrañables personajes: Un vagabundo en las calles de París, una stripper decadente, una big band del sur de los Estados Unidos, un payaso satírico… En 2006 Agostino Cacciabue y su esposa Rita Xaxa (quien es la encargada de crear la atmósfera y de dirigir las luces y el sonido de sus espectáculos) fueron premiados en Ucrania como una de las compañías de marionetas más importantes del mundo.

A esa distinción habría que sumar muchas otras a lo largo de varias décadas de trabajo en diversos escenarios del mundo. El lenguaje diáfano, el sutil y delicado arte de Agostino Cacciabue y su capacidad para expresar la condición humana no tiene fronteras, de Japón a la India y de Italia a Suecia sus marionetas son capaces de comunicar al público fuerte emociones y de divertir y hacer pensar a niños y adultos.

Este artista genial nació en Torino en 1953 y ha estudiado técnicas para marionetas en África, la India, Rusia y otros países de gran tradición en este complejo arte, pero considera a Albrecht Roser como su maestro esencial.

En 1993, ya con una vasta experiencia a sus espaldas, funda el Teatro Tages y ese mismo año debuta con el espectáculo La campana mágica y en 2004 participa en el Festival Mundial de Artes Visuales en Pakistán. Para Agostino Cacciabue, las marionetas no solo son seres vitales sino que además poseen sensibilidad e inteligencia, él junto su esposa Rita Xaxa y sus criaturas deleitarán a grandes y chicos en el VIII Carnaval Internacional de las Artes.

Especial para El Heraldo