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Ella no está pensando en los detalles o ribetes del acto de posesión de su esposo, Juan Manuel Santos, como presidente —si vuelve a ganar las elecciones—.

En el recuerdo queda aquella serenata que María Clemencia Rodríguez le organizó cuatro años atrás con gaita escocesa en tan especial momento.

'Yo sueño con otras cosas: con la paz de este país, me gustaría que esa gaita alegrara muchos momentos de este país', acota con seguridad la primera dama de la Nación. Y lo hace con energía.

Una camiseta blanca con el logo multicolor de la campaña de Juan Manuel Santos enmarca su figura durante una visita a EL HERALDO, donde fue atendida por el director de esta casa periodística Marco Schwartz, y por la jefa de Redacción, Rosario Borrero.

La esposa del presidente y candidato Juan Manuel Santos, a quien le gusta que le llamen Tutina, se declara incondicional con él y sus hijos, dueña de un alma protectora 'como todas las mujeres que dejamos de comer para darle a nuestros hijos', y lista para continuar en la Casa de Nariño, no sin antes recalcar que 'en esto estamos de paso, esto se acaba, seguiremos siendo mamá, papá, familia. Esa es nuestra condición'.

Ante la meta de su esposo de seguir gobernando a los colombianos, se podría pensar que estos han sido tiempos fáciles como para que ustedes quieran seguir...

Fáciles... depende por donde se quieran mirar. Ha habido retos, sacrificios importantes pero también cosas maravillosas. Si uno lo mira por lo bueno puede pensar que son fáciles, pero por las dificultades que hemos tenidos obviamente ha habido tiempos complicados. Yo no puedo apartarme de esa Colombia Humanitaria que para mí ha sido el momento más doloroso de este Gobierno. Juan Manuel es un hombre muy comprometido, dedicado en lo que está haciendo y cuando tomó la decisión de la reelección es porque es consciente de lo que dice el lema de su campaña: Se ha hecho mucho, pero falta mucho por hacer.

Las primeras damas suelen trabajar en función de la infancia. ¿Cuál sería, además de ese programa, su nueva propuesta?

Yo no diría que todas las esposas de presidentes han trabajado por la primera infancia. Creo que cada una ha tenido un programa específico y creo que cuando Juan Manuel llegó al Gobierno nosotros lo que hicimos con el equipo de la Alta Consejería fue focalizarnos en un solo tema, darle prioridad a la primera infancia por muchos aspectos. Primero, porque fue uno de los puntos de compromiso de Juan Manuel en la campaña y, segundo, porque a mí me encantan los niños y uno hace mejor las cosas cuando las siente y le gustan. Creo que no nos hemos equivocado en haber seleccionado a la primera infancia. Nos damos cuenta de que ahí es donde hay que apuntar, ahí es donde empezamos a cerrar las brechas de la indiferencia. Así que si Juan Manuel el 25 de mayo, como yo creo que lo va a lograr, es reelegido, me comprometo a seguir trabajando por la primera infancia y por las otras cosas que vengan, pero la prioridad son los niños. Ya no es que al presidente de turno o a la esposa del presidente le gusten los niños, ya es una prioridad una política pública, y eso es muy importante para Colombia.

¿Ha contemplado alguna estrategia o programa para proteger a la mujer y para ayudar a bajar los índices de violencia, de abusos? Sería un mensaje dirigido también a los hombres.

Estoy de acuerdo. Creo que los mensajes tienen que ser para hombres y mujeres pues todos tenemos que ser responsables, cuidadores, todos tenemos que ser protectores. Este gobierno tiene una Alta Consejería para la Mujer. Ahí hay unos programas concretos y por eso sencillamente nos dedicamos a la primera infancia para no estrellarnos con otros temas. Pero desde nuestros programas defendemos a la mujer, al hombre, cuidamos al bebé o a esa bebita, porque la familia también es una prioridad.

Si mañana se estableciera que la primera Dama puede intervenir en asuntos de gobierno, ¿qué rumbo tomaría diferente a la niñez?

Creo que cuando uno está haciendo las cosas bien no entiendo que deba cambiar de rumbo. Seguiría por el rumbo que llevo.

En estos 4 años, ¿qué cosas le quedaron faltando por hacer y qué quisiera hacer ahora?

Uno nunca puede decir que terminó. El ser humano tiene muchos proyectos en la vida, muchas ambiciones, yo las tengo y por supuesto no creo que haya terminado. Posiblemente uno va cerrando ciclos pero que haya cosas por hacer... a mí la cara de un niño me compromete aún más a seguir trabajando por ellos.

¿Cuál fue el momento más difícil de este período?

Toda Colombia Humanitaria. El país entero nos lo recorrimos de punta a punta para tener contacto con las familias damnificadas.

¿Le preocupan los comentarios que se dan en las redes sociales por parte de los opositores de su esposo?

Lamento profundamente que eso se dé porque yo creo este país debería trabajar por la reconciliación, por el perdón, por la sanación, son tantos años de violencia. ¿Por dónde empieza la violencia? Yo creo que las palabras hacen mucho daño, así que lo que puedo hacer es invitar a la gente a no hacer uso de las redes para difamar, para decir mentiras, hacer daño en este momento complicado del país.

Usted ha hecho un llamado a la reconciliación a través de las buenas palabras. ¿Cómo se deshace usted de los malos momentos?

Respirando profundo y rodeándome de gente sana, que me anima que me da impulso, que me gratifica y no dejándome envenenar de tanto odio y tanta envidia que tanto hay en este país.

¿Cómo asumió la familia el tema de las chuzadas?

Es una invasión excesiva a la privacidad del ser humano y nos agrede a todos, a Juan Manuel, a mis hijos y a mí nos agrede profundamente, es sentir que muchos millones de habitantes, y no solo de Colombia porque sabemos que esto se filtró por fuera, inclusive, lo están a uno esculcando por dentro, cuando somos seres humanos de bien: todos y cada uno en mi casa, mi marido, mis hijos y yo. Obviamente nos incomoda profundamente, que la gente esté incursionando en cosas que no son sanas ni para ellos ni para uno.

¿Y cuáles han sido los instantes de mayor alegría?

Muchos. A mí el contacto en general con los niños, con los campesinos, con tanta gente que he tenido contacto, me deja gratos recuerdos en mi vida.

Antes de llegar a la Casa de Nariño ha podido aplicarlas, usted tuvo alguna experiencia laboral en la edición de libros infantiles. ¿Qué nos puede contar?

No, ahí antes que lo editorial es el instinto maternal lo que uno aplica, de entender también desde otra dimensión que la familia es importante, que la lectura también lo es y lo hicimos pensando en la importancia de los niños. Ahora tenemos un programa con Mincultura y Mineducación que se llama ‘Leer es mi cuento’ y desde ahí interactuamos desde la Alta Consejería para Programas Especiales.

¿Qué pasa cuando están en casa, ya no en el rol de presidente y primera dama?

Como esposa del presidente soy igualita que como esposa de Juan Manuel Santos. Creo que la esencia del ser humano en la condición del cargo que esté desempeñando, a mí, por lo menos, no me cambia. Hace poco me encontré con una señora y me dijo: ¿Usted hace mercado? y le respondí: ¡Por supuesto que hago mercado! Sigo siendo mamá, esposa, ama de casa y, por cosas de la vida, me toca ser esposa del presidente. En la vida cotidiana nuestra eso lo vivimos intensamente porque a ninguno de nosotros se nos ha olvidado lo que realmente somos. En esto estamos de paso, esto se acaba, lo otro no. Entonces, seguiremos siendo mamá, papá, esposos y padres de nuestros hijos, porque esa es nuestra condición.

La primera dama durante su visita a las instalaciones de este medio.

¿Qué enseñanzas le dejan estos años?

Cuando Juan Manuel fue elegido presidente lo primero que yo le dije a mis hijos y a Juan Manuel en una de las tantas reuniones familiares que tenemos es que yo esperaba que al final de este camino fuéramos mejores seremos humanos. Esa es nuestra expectativa de vida y yo creo que lo hemos logrado porque hemos aprendido a ser más tolerantes, más pacientes, más generosos, más amorosos, más sensibles. Hay momentos difíciles como los de una familia normal. Aquí hay veces que hay dificultades que son injustas, pero también a veces el país es tan generoso, tan amoroso que lo fortalece a uno. Yo creo que en los momentos difíciles, de las críticas -la gran mayoría injustas- Juan Manuel y yo hemos aprendido cosas positivas. Creo que al final del camino eso es lo importante, aprender lecciones positivas.

Hablemos de los hijos. ¿Qué cosas no negocian como papá y mamá?

Mis hijos ya están en una etapa de la vida donde ya el tema de negociar pasó. Estamos en una etapa de dialogar y de estar tranquilos.

¿Qué es sagrado para ustedes como familia, como rutina, como hábito, pase lo que pase, estén donde estén?

Mire, yo les puedo decir que Juan Manuel es un papá incondicional de mis hijos. Él está pendiente de ellos así esté en un momento complejo del país, él sabe que la prioridad es la familia. Vuelvo y repito: esto termina, esta condición pasa, pero la familia es lo de uno, es lo que le pertenece, es la existencia, es la proyección de la vida y esa prioridad no se nos ha olvidado, ni a Juan Manuel ni a mí, ni a mis hijos. Todos estamos en función de estar alimentándonos ese amor de familia, esa existencia.

¿En qué cosas, en qué detalles de la vida del presidente se puede advertir la mano, o la influencia de la esposa? ¿En el vestir, por ejemplo?

Lo único que les puedo decir es que soy incondicional de mi marido. Que estoy ahí para lo que me necesite y que estoy segura que en muchas cosas le he cumplido, y seguramente en muchas cosas también le habré fallado, pero estoy incondicional. En el vestir del presidente puede estar el sello mío, el de mi hija María Antonia o el de mis otros hijos. Mis hijos son jóvenes, les gusta ver al papá joven y que se parezca a ellos. ¿Que si nos preocupamos porque Juan Manuel se vea bien? Sí, porque además de ser un hombre público es el papá y el esposo, y a uno le gusta que el papá y el esposo estén bien puestos.

¿Qué pasó en casa el día que el presidente dijo que aspiraba a la reelección?

Yo creo que las decisiones de vida que ha tomado Juan Manuel en donde nos tiene que involucrar a sus hijos y a mí siempre nos ha hecho partícipes. No es que de repente nos lo comunique. Simplemente veníamos hablando del tema, discutiéndolo y la verdad, vuelvo y repito, somos incondicionales. Entendemos que esa fue una razón más con su cabeza que con su corazón, porque además nos lo dijo un día: Si yo tuviera que preguntar a mi corazón seguramente la decisión es otra. No quiero verlos sufrir a usted y a mis hijos por mis decisiones, pero obviamente él sabe que somos incondicionales y que ahí estamos.

En el tema de la campaña, diseño de camisetas, etc, ¿qué tanto ha tenido que ver usted?

No, la verdad yo me entero de última. No puedo ser parte de ese equipo, ahí hay gente muy profesional. Eso no quiere decir que el buen gusto uno lo deje a un lado y que uno no pueda decir: me encanta esto o aquello. El logo, por ejemplo, es el resumen de Juan Manuel Santos. Pero yo no me meto en esos temas.

Usted es una diseñadora gráfica de profesión y seguidora de la moda, por tanto una mujer de detalles. ¿Ha pensado en la nueva posesión del presidente en caso de que sea reelegido? ¿Sueña con volver a llevarle una gaita?

Yo sueño con otras cosas: con la paz de este país, por ejemplo. Si se tratara de ponerme en un espacio con la gaita, me gustaría que esa gaita alegrara muchos momentos de este país, por supuesto.

La esposa del presidente siente seguramente la vida de los colombianos de una manera distinta...

El ser humano va evolucionando. Esta es una oportunidad de vida diferente y esto lo hace a uno crecer en unas cosas positivamente, así sea fuerte el impacto pero por eso aspiro como ser humano y como la mamá de mis hijos y esposa de Juan Manuel que cuando salgamos de aquí seamos mejores seres humanos. La condición de su cargo me ha permitido a mí crecer como ser humano, porque definitivamente parte de lo que he hecho es estar al lado de él justamente apoyando lo que hace. Yo me metí de lleno con los soldados, los policías, los infantes porque creía que ahí había un espacio importante, ustedes no se imaginan lo que ellos me han aportado a mí.

Si el espacio y el tiempo lo permitieran, ¿estudiaría política?

No, lo tengo clarísimo. El servidor público es Juan Manuel Santos. No tengo, ni he tenido, ni voy a tener algún tipo de aspiración política.

Es domingo y en el país todo está bajo control. ¿Qué hace la familia presidencial ese día?

Vivimos como una familia común y corriente, aunque Juan Manuel Santos no se quita la camisa de gobernante nunca. Pero, claro, desayunamos en la cama, estamos empiyamados, leemos los periódicos, estamos tranquilos. También pedimos comida a domicilio o vamos al restaurante. Funciona la democracia, hay quien quiere hamburguesa y hay a quien le provoca ‘calentao’. Lo que diga la mayoría, eso es lo que se pide a domicilio o se hace.

De las experiencias con otras primeras damas ¿ha surgido la amistad con alguna de ellas?

He logrado una amistad con Cecilia de Piñera. Encontré un ser maravilloso, generoso, un ser familiar. También tengo buena relación con las primeras damas de México y Perú.

Si tuviera que hacer un logo que resumiera estos cuatro años de Gobierno ¿qué haría?

La verdad, el diseño gráfico es mi profesión, pero lo puse en práctica muy poquito tiempo, no más de seis meses. Tal vez me sirvió para hacerles las fiestas infantiles a mis hijos y hacer las cositas manuales para las sorpresas de sus fiestas. Pero esa es una etapa de mi vida que dejé y me dediqué a otras cosas. Yo haría lo que quisiera que sucediera con este país: yo haría un logo definitivamente con el tema de la paz y la reconciliación

¿Cómo se traduce el apoyo de sus hijos a la campaña del presidente Santos?

Martín es abogado hace varios años y vivía por fuera haciendo un trabajo de responsabilidad social y resolvió venir a acompañar a su papá. Eso va a ser una gran enseñanza de vida para él, para su papá y para mí. María Antonia es una niña graduada en neurociencias, comprometida con su trabajo, y Esteban estudia por fuera y no termina sino hasta mayo su segundo semestre, así que va y viene.

¿Cuál es la petición que usted más ha recibido por parte de la mujer colombiana?

Colombia es un país que está lleno de necesidades y las mujeres dentro de esa responsabilidad protectora queremos lo mejor para los hijos, para los esposos, para el colegio, para el medio en que nos movemos. Así que yo creo que cuando uno escucha a una mujer uno se da cuenta de sus necesidades porque somos más conscientes, más protectoras, porque somos responsables.

Ahora hay muchas mujeres al frente de los destinos de muchos países.

Las mujeres somos más del 50% de la población colombiana. Yo creo que aquí llegará una mujer presidente. Pero ahorita no, más adelante.

¿Qué es impostergable en su vida?

Vivirla ya. La lección de vida es vivir el momento como va llegando. Tratamos de vivir lo inmediato, el presente, el día a día.