Buenaventura Nepomuceno Matallana parecía el criminal perfecto. Su perfil profesional de abogado prestigioso y capaz; de hombre bondadoso, de buenos modales; galante y acaudalado, tenía rendida a sus pies a la sociedad bogotana de mediados del siglo pasado.
La capital era entonces una ciudad que se movía en un ambiente bucólico, medio rural y apacible; y en esa atmósfera, si se quiere también romántica, era casi imposible dar cabida a una mente criminal como la de Matallana, un hombre ambicioso, frío y calculador, que todos desconocían.
Por eso cuando queda descubierto el perfil de asesino en serie de este sujeto perverso, la sensación inicial de la gente fue de sorpresa, seguida de incredulidad, pues a todos les era casi imposible admitir que había convivido durante tanto tiempo, sin darse cuenta, con un sujeto de semejante calaña. En definitiva, nadie le había pasado por la cabeza la existencia de un hombre con la frialdad suficiente para escoger a sus víctimas cuidadosamente, ganarse su confianza, y tras ofrecerles su servicios profesionales de 'abogado titulado e inscrito', como se presentaba, matarlas y desaparecerlas para quedarse con todos sus bienes; utilizando una cantidad de argucias como la falsificación de firmas, de documentos, falsos testimonios, etcétera.
El hecho, desde luego, pasó a convertirse en el mayor escándalo criminal jamás vivido por los habitantes de la principal urbe del país, teniendo en cuenta la imagen ganada del que, además, resultó un falso abogado.
Fue tal la trascendencia de esta historia que el Canal RCN la tiene en pantalla en la televisión nacional, con una superproducción de época que trajo a rutilantes actores como Enrique Carriazo, Yuri Vargas, Jairo Camargo; para mencionar solo a tres, bajo la dirección del consagrado Sergio Cabrera.
Pero ¿Cuál es la verdadera historia de este criminal que engañó por mucho tiempo a tanta gente?
De acuerdo con relatos de los periodistas Felipe González Toledo, en su libro 20 crónicas policiales; y Mario Aguilera Peña, autor de la crónica El doctor Mata, el tinterillo asesino; publicada en la revista Credencial, vamos a mostrar la auténtica vida del doctor Mata, plegada a la realidad de los hechos, apartados de los argumentos novelados normales en una serie de televisión como la que nos muestran.
HIJO DE PADRES DESCONOCIDOS
Desde su nacimiento la vida de Buenaventura Nepomuceno Matallana tiene tintes de novela.
De padres desconocidos, fue abandonado a los pocos días de nacido en un paraje de Caldas (Boyacá), donde lo encontró una niña de 10 años, hija de una familia prominente de la población quien lo escondió por unos días, hasta que sus padres la descubrieron. La familia se quedó con la criatura, y la menor prácticamente le dedicó su tiempo a criarlo.
Cuando la niña se convirtió en mujer contrajo nupcias, y llevó consigo a Matallana como hijo adoptivo. Pero a los 30 años de edad ella enfermó de lepra, y la vida de ambos se bifurca: una para el leprocomio de Agua de Dios, y Buenaventura Nepomuceno a labrarse su propio futuro, a ‘guerrear’ en la calle. Corría el año 1913 y Matallana contaba 22 años.
El hombre no se fue por las ramas, conquistó a Gregoria Sarmiento, quien le triplicaba en edad y era dueña de una atractiva fortuna. Hubo boda, pero no tardó en abandonarla y quedarse con sus bienes. Solo le pasaba algunas mesadas para los gastos mínimos de subsistencia.
El accionar delictivo propiamente dicho de Matallana comenzó a partir de 1920, cuando llegó al cargo de secretario de la Alcaldía de Caldas (Boyacá). La investigación del periodista Aguilera cuenta que defendía a delincuentes, los escondía en su casa y luego le robaba sus pertenencias. A una mujer campesina sindicada de matar al marido, les arrebató los bienes con la promesa de defenderla ante la justicia, y no le cumplió.
A Matallana no lo detenía nada, en una época de marcada tradición y respeto sumiso por la Iglesia Católica, se atrevió a robarse los diezmos y recursos de dos parroquias de la región, tras ser nombrado por el sacerdote rematador de esos bienes. Al mismo cura lo intentó matar con una bomba de dinamita, como quien dice, el precursor de los atentados con explosivos al mejor estilo de lo que haría después Pablo Escobar.
Llegó incluso a organizar una banda criminal que entre 1916 y 1924 asaltaba fincas, casas, personas. La organización fue responsabilizada de una masacre ocurrida en Caldas en una Semana Santa, a la salida de la iglesia luego del sermón de las 7 palabras. Matallana estuvo preso por esto, pero escapó de la cárcel. En 1925 el Juez 2º. Superior de Tunja lo absolvió por falta de pruebas. En 1928 el entonces Banco Hipotecario de Colombia lo denunció bajo cargos de falsedad y estafa, y también fue absuelto.
LLEGA A BOGOTÁ
En el primer lustro de los años 30 Matallana llega a Bogotá como 'abogado titulado de la Universidad Republicana', y monta un gabinete en el edificio Restrepo, en pleno centro de la capital. Desde allí puso a rodar su maquinaria asesina.
La prensa presumió en ese entonces que mató a unos 35 clientes para apropiarse de sus bienes. Sin embargo, solo fue condenado por el crimen de Alfredo Forero Vanegas, un comerciante de 60 años, dueño de varias propiedades. El Tribunal Superior de Bogotá le impuso 24 años de prisión. En otros cinco asesinatos en los que también resultó implicado, apenas hubo indicios y no recibió condena.
El asesinato de Forero ocurrió en agosto de 1947, en el páramo de Calderitas, jurisdicción de Chipaque (Cundinamarca). Allá lo llevó Matallana para 'concretar un negocio de tierras a buen precio', y trató de obligarlo a que firmara unos documentos. El expediente indica que quien disparó contra Forero fue Hipólito Herrera, empleado del doctor Mata. A este lo condenaron a 16 años de cárcel. Herrera lo delató tras ser torturado por investigadores judiciales, y señaló el sitio donde estaba el cuerpo. Un papel importante para desenmascarar a Matallana, entonces de 56 años, lo desarrolló Mercedes López, doméstica de Alfredo Forero con quien este tenía una relación clandestina. La mujer fue insistente ante la justicia y los periódicos de la época, que escucharon sus denuncias sobre las inconsistencias y contradicciones en que caía Matallana cuando ella le preguntaba por Forero.
A los 69 años Nepomuceno Buenaventura Matallana murió en la Cárcel Modelo de Bogotá, a la espera de una segunda audiencia con la que esperaba salir libre, ya que había logrado que el juicio inicial que lo condenó, lo declararan nulo. En total purgó 13 años de prisión.
DÓNDE NACIÓ
Sobre el sitio de nacimiento del doctor Mata no hay certeza, algunos lo sitúan en Chiquinquirá, y otros en Caldas, ambas en Boyacá. Habría sido en septiembre de 1891.
OTROS CRÍMENES
El de Alberto Ramírez Posada, desaparecido el 20 de agosto de 1936, luego de cobrar un cheque por $15 mil, y almorzar con Matallana en el hotel Granada. Octavio Perdomo, desaparecido a finales de 1936, dueño de una mina de carbón y con líos judiciales. Baudilio Mendoza, en 1937, dueño de una estación de combustible.