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El Antonio Banderas que tuvo que permanecer aislado durante los días de rodaje de Los 33 en Nemocón (Colombia), inmerso en las entrañas de la tierra, esta vez apareció amable, sonriente , familiar, dispuesto a conceder la charla pendiente con el público colombiano. 'Es un placer estar aquí, volver es gratificante', fue el saludo generoso de la estrella de Hollywood. Dejó intuir que su virtud, más allá de un talento que lo ha mantenido de protagonista en la meca del cine, es la sencillez con la que asume la vida y la fama.

Vino para hablar de la película de marras, de la labor social que apoyará en Colombia, de los recuerdos de su trayectoria actoral y de fragancias, las que asperjan momentos especiales y las que dan esencia a las colonias que Puig, la centenaria multinacional barcelonesa de modas y perfumes, ha creado con su nombre. Lociones inspiradas en las muchísimas caracterizaciones que el actor ha hecho en sus más de 70 proyectos fílmicos.

Capoteó con maestría preguntas, corrientes e intangibles, como aquella en que le pidieron dijera a qué huele Colombia y a qué una mujer. 'Si hubiera dormido quince minutos más, estaría más lúcido para responder eso'. Pero sí habló del olor esperanza de España y Latinoamérica, de la primavera y de su tierra malagueña y sus flores. 'Todas las experiencias de la vida están cargadas de aromas'. Para Banderas, los olores no se huelen con la nariz sino con el cerebro, y allí, en la memoria quedan los vahos recogidos con los años.

Pero Banderas, despojado de toda vanidad, además está en Colombia para impulsar una obra social. Trae una colección de 26 de sus fotografías que serán expuestas en una subasta pública de la que saldrán recursos destinados a la Fundación Coprogreso, dedicada al trabajo con población vulnerable de la localidad de San Cristóbal de Bogotá.