Un movimiento de cabeza acompañado de un frágil gemido para dar su 'visto bueno' después de transcurridos algunos minutos del capítulo de estreno, fue la primera reacción que se sintió en la habitación de Mamá Vila.
Y no fue alguna muestra de emoción por parte de ella, como se esperaba, que rompiera ese silencio ceremonial que parecía impuesto con su semblante. Fue su hermano Víctor Manuel Maestre, quien tomó ‘primera fila’ frente al televisor que Diomedes le regaló a la vieja Vila para cuando llegara este momento: la novela sobre su vida.
'¡Mamá, esa eres tú!', exclamó con orgullo Abelina Díaz Maestre, recostada en un extremo de la cama en la que se acomodaron además de Mamá Vila, tres de sus nietos.
Pero Elvira Antonia Maestre Hinojosa, pese a sus achaques de salud sumados al peso de sus 77 años, seguía inalterable frente a las escenas de los primeros años de su vida después de casada.
Mientras su hija le insistía emocionada ('mamá, mira a Mamá Pema... ¡Ese es Martín, tu hermano, el acordeonero!'), Mamá Vila seguía impenetrable. Su mirada estaba fija en la pantalla, su cuerpo en la misma posición y en su rostro ni asomo de sentimiento alguno. Solo ella sabía qué estaba pasando por su mente al ver escenas que la devolvían a más de 56 años atrás.
'Mamá, recuéstese', casi que en suplica le pidió su hija Abelina, pero tampoco logró atraer su atención. De repente, rompió su mutismo para preguntar '¿Quién me está representando?'.
'Adriana Ricardo –le respondió su hija–, la actriz que vino a visitarla el otro día', y aprovechó para aclarar algunas dudas: '¿Mamá-Abelina (abuela de Diomedes) se pintaba la cara así?', 'No'. '¿Y usted parió a Diomedes en el suelo?', 'No. En una cama de tijera'.
Su ceño seguía fruncido y su parpadeo casi que imperceptible.
Solo Juan Bautista, el niño que interpreta a Diomedes en su infancia, logró sacarle una sonrisa tierna, maternal, cuando apareció montado en un palo de limón. '¡Tan lindo!', dijo mientras buscó apoyo a su afirmación con la mirada en el resto de personas que la acompañaban: su sobrina Delbis Oñate Maestre, hija de su hermana Graciela; su hermano Víctor Manuel; su hija Abelina y los tres nietos que permanecían hipnotizados con la pantalla.
Delbis, quien aseguró que debía su crianza a su primo Diomedes, le correspondió: 'Tía, ahí ya pasó el tiempo. Mire, hay más hijos'.
Luego, en la habitación donde Mamá Vila asegura que su famoso hijo la visita casi todas las noches, todos se concentraron en el televisor. 'Siento su presencia. Solo alcanzo a ver su celaje, él no me deja sola', dijo en otra oportunidad.
La sonrisa, tierna, materna, regresó. Esta vez más amplia. También la logró Juan Bautista, el Diomedes niño cuando se enamoró por primera vez, de una niña mayorcita que él.
Solo este pequeño logró romper ese hielo que aparentemente ni las melodías del Cacique de La Junta que musicalizaron esta primera parte de esta producción tocaron a la vieja Vila.
Este mismo efecto también lo lograron los paisajes y lugares de La Guajira donde Elvira Maestre dio inicio a la historia real del artista considerado hasta ahora el más grande representante de la música vallenata, Diomedes Díaz Maestre.
Después de cerca de 50 minutos, la cita que inició a las 9 de la noche en punto, llegó a su final. Y así vivió mamá Vila la transmisión del primer capítulo de Diomedes, el cacique de La Junta.
¿Cómo le pareció el inicio de la novela inspirada en la vida de su hijo Diomedes Díaz?
'Ay, hija, con mucho gusto te contestaría, pero tengo la virosis esa que está dando y casi no puedo hablar... Pero sí, muy bonito todo'.