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Alejandro García Villanón, conocido y reconocido como Virulo, nació en La Habana (Cuba) en 1955. Creció en un casa grande bajo las faldas de su abuela, ella fue el personaje clave de su infancia y él personaje de muchas de sus historias: 'Yo quería mucho a mi abuela y recuerdo que ella tenía una gallina. Esa gallina de plumaje dorado y andar pretencioso era su posesión más preciada, la amaba tanto que la dejaba poner huevos en su cabeza y empollarlos mientras ella escribía poemas y escuchaba radionovelas. Era más que una mascota, era su amiga, casi su hermana. Se desvelaba porque nunca le faltara maíz y afrecho de coco. Pero mientras la gallina engordaba la situación económica de la familia se hizo crítica y un día mi abuela se descuido y me vi obligado a 'meterle mano' a la gallina. Ese fue el único disgusto que tuve con mi abuela. Estuvo seis meses sin dirigirme la palabra y cuando lo hizo fue para acusarme de antropófago. Parte de eso fue mi infancia y por eso creo que estaba destinado a ser humorista.'

Antes de entregarse de lleno a su vocación humorística, García Villanón intentó ser un hombre serio y para tal fin estudió arquitectura en la Universidad de la Habana, pero el humor estaba en su sangre y sus nervios. Tenía que ser humorista para que así aquella gallina no hubiera sido sacrificada en vano. Y fue el humor unido a su pasión por la música lo que lo llevo a fundar junto Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y otros, el movimiento artístico y musical conocido como Nueva Trova Cubana.

Virulo es un personaje poliédrico, pero los críticos reconocen que la clave de su trabajo es la espontaneidad. En ese sentido exploró nuevas opciones de expresión alejándose de las rutinas tradicionales y usando el humor para reflexionar sobre problemas sociales e incluso cuestionar la historia. En un Cuba rígida y solemne sus canciones irrumpieron como una oleada de refrescante irreverencia: 'Tenía algo que decir y quería hacerlo de un modo muy personal, era muy joven y veía que mis compañeros de generación querían romper esquemas, sentirse más a gusto en su propia realidad y divertirse y yo fui parte de esa ruptura.'

Para Virulo el humor no puede ser una simple distracción, desde el inicio ha entendido y propuesto el humor como un medio de crear interrogantes, de poner todo patas arriba, de no aceptar verdades absolutas ni mentiras eternas. El humor debe 'inocular el veneno de la duda'. Virulo, su apodo, se lo inventó su primera maestra en la escuela por lo necio que era y a su madre le pareció que lo definía bien y también empezó a llamarlo de esa forma. Él ha explicado que en Cuba la palabra 'virulo' no significa nada, que a la maestra se le ocurrió porque el hablaba mucho y que no tiene relación con el significado que le dan los argentinos (darse un golpe) porque él no recibe golpes sino que los da con sus canciones.

A final de los ochenta se radica en México donde escribe, actúa y dirige artísticamente para la Televisión Azteca su propio show: Virulencia. También ha hecho música para el teatro y el cine. Fue director del Conjunto Nacional de Espectáculos de Cuba y del Centro Nacional de Promoción del Humor. Entre sus distinciones se cuenta el premio Girasol (1985) por escribir, dirigir y actuar en la obra de teatro más aplaudida de ese año: La esclava contra el árabe; y la orden Rubén Martínez Villena (1990) por su aporte al desarrollo del humor.

Virulo ha declarado abiertamente su admiración por Les Luthiers, e incluso creó un personaje llamado Constantin para rendir tributo al grupo argentino. Otra cosa que todos saben de Virulo es que ama la comida criolla, pero no quiere saber nada de gallinas.