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La paz y la guerra se encontraban carnavaleando en una de las tantas esquinas que se entrecruzan con la carrera 21, representadas en Paz Lucía Guerra, una señora de 87 años de edad, quien esperaba ansiosa ayer el inicio de la Gran Parada de Tradición ‘Carlos Franco’.

Paz en compañía de sus dos nietas, se trasladó desde el barrio La Unión, donde reside, hasta el lugar del desfile desde las 12:00 del mediodía para sentarse en un bordillo, bajo el inclemente sol, y disfrutar un año más del Carnaval de la 44, al que asiste desde muy pequeña. 'Yo soy la paz y la guerra porque así me llamaron mis papás. Y tengo casi mi misma edad de estar viviendo este Carnaval', asegura la señora Guerra.

Con morisquetas, la comparsa ‘Abundio y sus traviesos’ generó muchas sonrisas en los niños. (Clic en la foto para ver galería)

Cuando se acercaban las 2:30 de la tarde, se dio inicio al desfile de tradición desde el Parque Olaya Herrera, en medio de un derroche de disfraces multicolor y ritmos autóctonos del Caribe. A lo largo de la calle se podían observar miles de asistentes entre niños y adultos, quienes al igual que Paz vieron al ‘Carnaval de bordillo’, como es llamado popularmente, como la mejor opción para disfrutar de las festividades de una manera descomplicada y económica.

Durante el desfile, todo el público logró interactuar con los danzantes. Las cumbiambas y los animales de la selva, fueron los disfraces más asediados por la señora Guerra y por los niños, a quienes sus papás dejaban gozar sin restricción, asegurando que ese Carnaval es más seguro que muchos otros. 'El acceso a la Vía 40 es complicado, se conglomera mucho y el ambiente se torna peligroso. Por eso prefiero traer a mi hijo acá para que vea los disfraces y se divierta tranquilo', asegura Kevin Monterrosa, asistente al evento.

El disfraz del Indio Africano fue uno de los más aplaudidos por los asistentes durante el recorrido.   

Kevin, como Paz y muchos otros espectadores, aseguran, además, que este desfile de aproximadamente siete kilómetros, no es excluyente como otros porque en él se puede disfrutar de la tradición sin pagar costos elevados. 'Los eventos carnavaleros se han privatizado y centralizado, están costando mucho dinero, por lo que hay que tener suficiente capital para poder asistir a ellos', indica Jhojuan Arteta.

Finalizando el desfile la señora Guerra le indicó a sus dos nietas que ya pronto partirían, y en medio de risas y moviendo los hombros reiteró una vez más lo bueno que es el ‘Carnaval de Bordillo’, donde todos gozan en unión. 'Quise traer a mis dos nietas para que disfrutaran de la danza y la música, y me encantaría asistir con ellas a todos los desfiles de Carnaval hasta el fin de mis días. Hasta que tenga fuerza y vida estaré presente disfrutando de la tradición de la fiesta', enfatiza ‘la Paz y la Guerra’.