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Argumentando que la reina Cristina Felfle, la cultura ciudadana y los eventos masivos fueron lo positivo del Carnaval 2015, Carla Celia, directora de la entidad que organiza la festividad dio su balance de las carnestolendas, refiriéndose también a situaciones que crearon malestar.

Terminado el Carnaval, ¿cuál es su balance como directora de la entidad que lo organiza?

Fue un buen Carnaval. Tengo la satisfacción del deber cumplido y debo resaltar que esta fiesta no solo se centra en la Batalla de Flores. Realizamos 40 eventos gratuitos que contaron con buena asistencia, lo que significa que el Carnaval penetró en toda la periferia de Barranquilla.

De igual manera exalto el comportamiento del pueblo, que fue ejemplar. Movilizar durante el precarnaval y los cuatro días a más de un millón quinientas mil personas, en otra parte del mundo podría tener altos índices de accidentalidad y homicidios, lo que nos está demostrando que las campañas de cultura ciudadana están dando resultados porque las personas han ido cambiando la visión. Han ido entendiendo que los eventos son más cultura que parranda y licor. 

Tuvimos buenos desfiles como el de la Guacherna. Fue una de las mejores de los últimos años porque se tomaron medidas muy fuertes. El domingo y lunes de Carnaval fueron excelentes y sobre la Batalla de Flores tenemos que reconocer que hay que reestructurar ciertos aspectos. Cada año se crean más exigencias porque esta es una fiesta cambiante y muy difícil de manejar, pues el orden público trae muchos imprevistos.

¿Qué tan positivo fue el Carnaval 2015 con respecto al año anterior?

Fue muy importante la percepción de cultura ciudadanía, tengo entendido que se presentaron dos homicidios contra 15 del año anterior. La accidentabilidad bajó en un 65%, por la campaña del licor. La espuma, aunque no la hemos erradicado, se está respetando más el no echarle a los integrantes de los grupos folclóricos.

Aunque fue un Carnaval corto, realizamos un gran número de eventos, muchos de ellos callejeros que se han ido posicionando. Hemos trabajado con muchísimas variables en contra, entre ellas la falta de escenarios, pues la ciudad, como lo sabemos, no cuenta con infraestructura para realizar actividades que alberguen gran cantidad de público y se ha tenido que recurrir a los escenarios deportivos. 

Son retos que debemos establecer todos los sectores que trabajamos en el Carnaval, con una voluntad política que dignifique el Carnaval. Yo vería un escenario viable en el terreno del Batallón, pero habría que hacer la gestión para que albergue a más de 25 mil personas.

¿Qué les responde a quienes dicen que el Carnaval se ha elitizado?

El Carnaval es el territorio donde se encuentran todas las clases sociales. Si elitizar llaman al hecho de cobrar un boletería en la Vía 40 para ingresar a los palcos, tenemos la necesidad de financiar el Carnaval, pues no contamos con aportes oficiales.

El Distrito en estos momentos nos aporta el espacio público. Tengo que confesar que la ausencia de tráileres en la Guacherna fue un resultado negativo en la parte económica, pero mientras sigamos recurriendo a los patrocinadores, que han sido los que han financiado el Carnaval y nos sentimos agradecidos por ello, y no tengamos ese 60% de ingresos que provengan del sector público y venta de boletería no podemos hacer todos esos cambios que deseamos para el Carnaval. Los tráileres nos representan 900 millones de pesos que costean el Carnaval.

¿Cómo se puede lograr ese cambio?

Hay que darle un vuelco al presupuesto del Carnaval y debe haber una voluntad política muy grande. Con la alcaldesa Elsa Noguera, que es la presidenta de la junta de Carnaval S.A., estamos trabajando de la mano para hacer una apropiación del presupuesto distrital, exclusivamente para el Carnaval de Barranquilla.

Un ejemplo es el Carnaval de Pasto, que es pequeño y se organiza con 4 mil millones de pesos, de los cuales 350 millones los aporta la Alcaldía. El carnaval es una fiesta pública que es manejada entre públicos y privados, y los segundos nos dan la celeridad ante una toma de decisión. El sector público tiene la desventaja de la demora lógica, pero hace falta su aporte. El día que se retiren tres grandes patrocinadores, entonces con qué hacemos el Carnaval. Es por eso que los tráileres se volvieron una necesidad.

También otra coyuntura que le ha hecho daño, pero más a los hacedores, es que como no somos Fundación sino Carnaval S.A. no podemos establecer convenios con el Ministerio de Cultura ni con la Alcaldía Distrital, cuyos recursos antes eran destinados para los actores del Carnaval. Tenemos muchas luchas, pero estoy segura que vamos a salir adelante. A veces son necesarias las crisis y en la Batalla de Flores se han presentado por los ritmos extranjeros y por el número de tráileres musicales que participan en este evento.

¿Qué tan bueno será el experimento del cambio de horario de los desfiles centrales?

Debemos estudiar esa posibilidad que ha sido positiva en otras ciudades, como en Cali. Si contamos con un buen respaldo de seguridad, la iluminación de Electricaribe y con el mejoramiento que han tenido las carrozas, nuestros desfiles podrán realizarse de 4 a 9 de la noche y serían vistos hasta el final por todos los asistentes. Si empezamos a trabajar desde este momento, creo que lo podemos lograr.

¿Cuáles podrían ser los grandes retos?

El primero sería regresar a ser Fundación Carnaval de Barranquilla, el segundo trabajar la parte de voluntad política para poder lograr el aporte del sector público y evitar la comercialización única de patrocinadores, acabar con los baches, dignificar a los hacedores y hacer eventos de carnaval durante todo el año.

¿Por qué el Festival de Orquestas genera tanto inconformismo entre los participantes locales?

Si vamos atrás, cuando el festival se realizaba en el Coliseo Cubierto, se presentaban muchos grupos musicales internacionales porque los bailes eran hasta el lunes de Carnaval, lo que permitía que propios y foráneos actuaran. Luego este evento fue perdiendo valor hasta que tocó fondo el año pasado. Esto nos obligó a pensar en presentar a un artista internacional, cuya traída fue patrocinada.