La cinematografía del Caribe colombiano se abre paso dentro y fuera del país, a partir de la obra de cineastas como Roberto Flores Prieto –uno de los directores más prolíficos de la Costa-, quien a través de sus películas rinde un tributo al lenguaje, la cultura y los espacios que caracterizan a la región.
En el marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (Ficci), Flores Prieto habló con EL HERALDO acerca del panorama actual de la realización cinematográfica en Colombia y en el Caribe, el proceso de descentralización del cine en el país, y el estreno de su filme más reciente, Ruido rosa.
'Siempre me ha molestado la gente que mitifica demasiado el hacer cine y que lo dice como si fuera algo imposible, pero también la gente que es demasiado ligera y se expresa de hacer cine como si fuera algo demasiado sencillo'. Respecto al tema, Flores Prieto considera que el cine no es 'ni lo uno ni lo otro'.
La obra de flores
Acerca del trabajo que se está adelantando en materia de cine en Colombia, el cineasta barranquillero sostiene que la filmografía del país 'cada día es más robusta y en términos de cantidad y calidad, cada día estamos mejor'.
Con sus películas Cazando Luciérnagas y Ruido rosa, Flores ha hecho un recorrido por diversos festivales de cine del mundo. Según el director, la crítica que recibe la cinematografía colombiana en el exterior es muy buena y es 'increíble el interés que hay afuera por Colombia y por su filmografía'. 'Yo llevo dos años o más girando por el mundo con mis últimas dos películas -por los cinco continentes- y creo que de las cinematografías emergentes en Latinoamérica, la chilena y la colombiana son las más respetadas en este momento en el mundo', dice.
La baja receptividad del público colombiano frente al cine nacional es uno de los temas que despierta preocupación en el cineasta barranquillero.
'Estamos en un momento muy difícil en nuestra relación con el público. Creo que hay un poco de egoísmo y de ignorancia que hace que se debilite la industria, lo cual es trágico porque un país sin cine es un país sin espejo, sin identidad', afirma el director.
El cine del caribe
'Ruido rosa es una historia de amor, con la particularidad de que es un amor en el último tercio de la vida', dice el cineasta. El argumento del largometraje narra la historia de Carmen, quien es la ‘todera’ de un hotel ‘venido a menos’ en el centro de Barranquilla y está aprendiendo inglés con unos audiocursos, con el sueño de irse a Estados Unidos donde un hermano. El día que se le daña la grabadora y busca quien se la repare, conoce a Luis y ahí empieza una historia de amor.
La película fue grabada en Barranquilla, una ciudad que según Flores Prieto 'es compleja, construida a partir de la migración, de la pluralidad y de la multiculturalidad'. Por el hecho de ser barranquillero, el producir un filme en su ciudad natal ha significado para Flores 'ir ganando credibilidad, que no es fácil precisamente por la carencia de largometrajes en nuestra región'.
La filmografía en el Caribe colombiano ha venido consolidándose con fuerza en los últimos años y Flores Prieto da fe de ello. 'En más de un siglo de existencia del cine, hasta hace cuatro años solo había cinco largometrajes costeños que eran La boda del acordeonista y Juana, de Pacho Bottía; El último carnaval y Siniestro, de Ernesto McCausland; y Heridas, mía', afirma Flores.
'Estamos viviendo la etapa menos centralizada de nuestro cine. Si hay algo bello e interesante del cine colombiano en este momento, es el país que se está mostrando a través de sus películas' manifiesta el cineasta barranquillero'.