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A 100 metros del casco urbano de Baranoa crece un tupido bosque tropical que florece a pesar del verano.

Este pequeño pulmón de vegetación, que colinda con los barrios Villa del Carmen y La Esperanza en la vía a Los Manguitos, tiene un guardián que todos los días se interna bajo su espesa sombra explorando las plantas y el suelo.

Se trata del botánico tradicional Alfonso Santiago, perteneciente a la etnia Mokaná, quien desde 1974 investiga las bondades medicinales de las plantas y árboles de la zona.

'Las plantas –asegura– tienen mucho poder y hay personas que no valoran sus beneficios, en cambio nosotros sí lo hacemos'.

Este año, en compañía de grupos ambientales del Atlántico, organizó varias excursiones botánicas cerca de Baranoa y Pital de Megua con el fin compartir sus conocimientos ancestrales con todo aquel que deseara aprenderlos. 'Quiero registrar esta sabiduría de mi pueblo para que no se pierda en el tiempo', dice el hombre de 59 años.

La etnia Mokaná, que significa 'sin plumas', es una cultura que data de la época prehispánica y sus asentamientos prosperaron en los municipios de Tubará, Piojó, Usiacurí, Galapa, Malambo y Puerto Colombia.

En sus investigaciones botánicas Santiago ha logrado registrar alrededor de 200 plantas medicinales con sus usos y propiedades para la salud, que pueden tratar enfermedades como el cáncer, la hipertensión, diabetes e impotencia sexual. 'Hay muy poco escrito y hemos ido encontrándolas poco a poco'.

El químico farmacéutico y profesor Óscar Camacho, quien participa del programa de especialización en plantas de la Universidad del Atlántico, ha investigado la tradición medicinal Mokaná. 'Esta –destaca– es una cultura que ha sido penetrada por la globalización, sin embargo cuentan con sistemas de salud que han sido poco investigados y parten de su tradición oral'.

Viaje al bosque

Con tan solo una mirada, Santiago parece internarse en el pasado. Puede reconocer las huellas de un asentamiento indígena, el origen del sonido de micos y pájaros, y leer el ciclo evolutivo de las plantas.

Antes de ingresar al bosque para explorarlo pide permiso a la 'madre' y eleva una oración: '(...) para entrar en contacto directo con la naturaleza, siempre para tus beneficios, con el respeto que merecen nuestros ancestros y el Dios todopoderoso nos guíe, hágase tu voluntad. Fuerza y poder. Poder y fuerza que así sea', susurra a los árboles.

Uso de las plantas. El experto en plantas recomienda que para las infusiones, las hojas y flores deben ser hervidas 7 minutos, las raíces 15 y las cortezas 20. 'Si se hierve más que eso se pierden propiedades', advierte.

También aconseja no abusar en el consumo de las plantas medicinales para evitar sus efectos secundarios.

'Pensamos que porque es natural puedo tomar la cantidad que sea y a la hora que sea, pero eso no funciona así y debe ser controlado'. Santiago explica que la medida indígena es un puñado para una dosis de un litro de agua y en plantas secas se usa el doble de la cantidad.

Dice que cuando usan la raíz no deben dejar morir la planta.

'La idea no es cortar o sacar a la planta de raíz. Solamente mutilamos un poco de raíz porque si se mata la planta se mata también su beneficio y el elemento que es el que hace la curación. Se escarba un poco, se corta un pedazo de raíz y la planta sigue viva'.

Más que maleza

Durante un recorrido que puede durar hasta tres horas el médico va explorando el terreno y halla en cada paso plantas que poseen cualidades extraordinarias.

En estas caminatas puede encontrar la enredadera de la patilla que es antiséptica y es utilizada para eliminar los hongos o da con las hojas en forma de pata de vaca, cuya corteza en infusión sirve para reducir los niveles de azúcar.

'Lo que el hombre urbano llama monte o maleza está lleno de tesoros', cuenta Santiago.

Entre esos hallazgos de los Mokaná están dos plantas que combaten el cáncer como son el aranto y la leche de la mora verde, y un árbol como el guásimo cuyos frutos y corteza sirven para desinflamar y además suaviza el cabello.

En su vocabulario existen plantas como wahco que tiene propiedades para curar la mordedura de serpiente y es usada para la impotencia masculina y otra especie llamada tua tua que es antinflamatoria y diurética, utilizada para problemas renales hervida en infusión.

En su mochila de explorador guarda un cuchillo y ‘las contra’ o botellas que contienen pedazos de madera de malambo, hojas de salvia, árnica, caraña y otras hierbas medicinales mezcladas con ron.

'La medicina Mokaná está comenzando a ser reconocida. El último Vademécum de Plantas Medicinales de Colombia incluye científicamente a un árbol como el matarratón, por sus propiedades diuréticas, y que siempre ha sido muy utilizado por esta étnia. Aun así nos falta investigar mucho más', expresa el profesor Camacho.

Santiago hace parte de los médicos de las Comunidades Indígenas de Colombia, en sus encuentros intercambia conocimientos con expertos de otras etnias como la wayuu o pueblos del Cauca y el Putumayo. 'Las plantas tienen cuerpo y espíritu y por eso hay que hablarles. La gente nos cree porque le ponemos buena fe a los tratamientos', concluye.

El mundo Mokaná

En el más reciente censo aparecen, incluyendo a Pital de Megua y Sibarco, más de 10 mil descendientes Mokaná en el Atlántico, quienes no cuentan con un resguardo como tal sino una parcialidad o cabildo indígena. También tienen identificados lugares sagrados como Tiesto, vía a Sibarco y Piedra Pintada en Tubará.