Compartir:

Los magos siempre deben tener un as bajo la manga, pero Daniel Hincapié Gordillo tiene ocho: cuatro en la muñeca derecha y cuatro más en el antebrazo izquierdo. Ambos tatuajes son reflejos indelebles de sus dos grandes pasiones: la radio y la magia.

Los naipes de la muñeca se los hizo por un reto propuesto por oyentes de La Mega Barranquilla, la emisora juvenil en la que trabajó hasta hace dos meses. 'Me retaron a tatuarme en vivo, al aire, mientras locutaba, sin quejarme del dolor, no podía decir ni ‘¡Ay!’', cuenta el Mago HD, como se hace llamar por aquello de su apellido y nombre (Hincapié Daniel), y porque su magia es de ‘alta definición’.

Cumplió el reto y aunque el tatuaje quedó horroroso, para él tiene un significado especial. 'Me lo hizo un ‘mancito’ ahí que creo que ni sabía tatuar. Es un recuerdo de esa etapa linda que pasé en la radio, una de mis pasiones, sin duda. Aunque en estos días me lo voy a arreglar', explica.

El otro se lo hizo el artista Tavo Paternina. Son cuatros ases que parecen ir en el aire, como los que ahora lanza sobre dos cocteles para las fotos. También es barman y ha podido, como por arte de magia, sincronizar todas sus destrezas.

'Yo trato de ponerle magia a todo lo que hago. Me atrevo a decir que soy el único mago en Colombia que hace trucos por radio', afirma.

Mientras habla realiza malabares con una botella y un vaso, hace levitar un pitillo y de una servilleta saca una flor que se la entrega —¡flotando!— a una mesera. 'Si te aprendes este truco ganarás muchas propinas', le dice.

Sabe de lo que habla, pues gracias a la magia básica que sabía y a la recursividad costeña pudo costearse sus estudios de Producción de Medios en Bogotá.

'Había hecho un curso rápido de barman, una vez me le presenté al dueño de un bar y le pregunté que si necesitaba alguien que le sirviera cocteles. Como lo vi dudoso, le dije que yo era firme, el mejor, que había trabajado en hoteles cinco estrellas, mejor dicho, le inventé una película. El tipo me dio la oportunidad y aunque sabía malabares y vainitas con los utensilios, no tenía idea de tragos, así que en una semana aprendí a preparar cocteles por internet'.

Descendiente del mago Harolin

Daniel nació en Santa Marta hace 30 años. Es hijo de Harold Hincapié Díaz, el Mago Harolin, uno de los íconos de la magia en la Costa junto a Borleti. Y aunque creció en medio de conejos, naipes y sombreros, no le atraía ese mundo de ilusiones e ilusionistas.

'No quería ser mago. Ayudaba a mi papá en algunos shows, pero el mago iba a ser mi hermano Juan Carlos. Aprendí tres trucos nada más y vine a dedicarme en serio a esto hace unos nueve o diez años. Los tres actos los tenía como hobby, algo para relacionarme con la gente y hacer amigos'.

Sin embargo, esos tres actos con naipes le abrieron muchas puertas. Una vez —cuenta— trabajaba en el Canal RCN y para sacar un casete necesitaba una firma y no la tenía. El encargado estaba firmemente decidido a no entregárselo.

'Me acordé que tenía una baraja de naipes en mi bolsillo. Le dije ‘si te hago un truco, ¿me dejas sacar el casete?’. Me dijo que sí, se lo hice y quedó ‘mamando’, como dice uno acá en la Costa'.

El Mago HD no solo pudo sacar el casete con la magia, sino que con ella también consiguió encantar en la radio y ganarse el contrato de su primer show. La producción en la que trabajaba para el canal, Novia para dos, fracasó y regresó a su ciudad. En la capital del Magdalena su amigo Nando García lo invitó a trabajar en Tropicana y lo bautizó como el Mago de la radio. Luego conoció a James Pájaro, director de La Mega, quien lo contrató por unas vacaciones en la estación en Barranquilla. Pasaron siete años desde entonces. 'Hacía magia en el programa El Cartel, las noches. Fue una experiencia maravillosa. Renuncié porque quiero trabajar en proyectos personales y crecer en mi arte', dice.

En una jornada radial le hizo a una entrevistada uno de los tres trucos que sabía. La mujer resultó siendo la administradora de un casino y lo contrató para un show de dos horas. Ese tiempo no lo podía rellenar con lo que sabía, así que se asesoró con su padre y desde entonces no ha dejado de volar su imaginación.

¿La magia es real?

El Mago le pide al periodista que le preste los lentes. Se los entrega a una mesera del restaurante Benito Juárez diciéndole que los revise. '¿No hay nada raro, ¿verdad?'. Son de pasta, verdes. Los ubica sobre la mesa y le pide a la joven que ponga sus manos sobre las gafas sin tocarlos. 'Piensa en algo liviano', le indica. Luego hace su magia: los anteojos se levantan como si las manos de ella tuvieran un imán.

Los presentes están asombrados. Daniel sonríe y le solicita al comunicador un billete. Es de 20.000 pesos y lo tira en el piso. En cinco segundos hace que el billete se eleve desde el suelo hasta sus manos. ¡Aplausos!

'En la magia hay cinco pilares que son la levitación —a la gente le gusta que las cosas vuelen—, aparición, desaparición, fuego y animales. Un buen mago debe saberse al menos un truco de cada uno'.

Esto —indica— es un arte, una ciencia. Los magos son artistas. 'Hacer posible lo imposible', como él dice, cuesta mucho dinero porque en Colombia solo hay una escuela y está en Bogotá. Así que tiene que estudiar y practicar con tutoriales costosísimos que trae de Estados Unidos. 'Yo tuve la fortuna de ser hijo de mago, pero para ir avanzando he comprado trucos, DVD y libros en Estados Unidos', cuenta, señalando la caja metálica de sueños e ilusiones que carga a todos lados.

Para Daniel, la verdadera magia consiste en desaparecer por un instante las preocupaciones y problemas. 'Es importante el truco y la manera cómo lo haces, pero lo es más aún hacer que alguien se regrese a casa con una sonrisa. Si logras eso, eres un buen mago'.

Por eso nunca revela cómo hace tantas cosas inverosímiles. Si lo hiciera, causaría una desilusión tan grande como la de un chiquillo que se entera que el que le da los regalos en Navidad no es el Niño Dios ni Papá Noel. 'Mi papá me repetía esta frase: ‘todos te seguirán para averiguar tu secreto, el día que lo descubran ya no les importarás’'.