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Las canciones del puertorriqueño Héctor Juan Pérez Miranda retumban cada vez con más fuerza en los estaderos y casas de los amantes de la salsa en Barraquilla. Y es que no es para menos, toda vez que hoy se cumplen 22 años de la triste partida del cantante de los cantantes, Héctor Lavoe.

La Voz de la salsa que conquistó los oídos de todos los latinoamericanos, en la década de los 70 y los 80, falleció un día como hoy, en 1993 en la ciudad de New York (EE. UU.), cuando tenía 46 años y le faltaba mucho por dar aún a los seguidores de la música antillana.

Este hombre nacido en el seno de una familia humilde en el barrio Bélgica, en Ponce (Puerto Rico), con cada una de sus 41 producciones discográficas que hizo como solista y al lado de Willie Colón y las estrellas de la Fania, se ganó un espacio importante en la historia de la salsa, música que sigue vigente gracias a su legado.

Los locutores Ley Martín (Derecha) y Luis Arias.

'Discos como El cantante, Consejo de oro y Mi gente, sin duda son de los más escuchados en Barranquilla. Siempre que se hacen sondeos en los programas dedicados a Héctor

Lavoe, estos ocupan los primeros lugares y la razón es simple, tienen unos mensajes que van directo al pueblo, todos con una enseñanza que se recuerda cada vez que suena la pista', explica el locutor Ley Martin, quien agrega que su música fue tan buena que tras su muerte las disqueras hicieron diez recopilaciones, las cuales salieron al mercado hasta 2012, la última de ellas titulada Anthology.

Otro que habló sobre sus éxitos fue el locutor Luis Arias, El cañonero, quien señaló que la música de Héctor será difícil que deje de sonar en la capital atlanticense.

'Esta música está arraigada en la llamada cultura del salsero. Es válida la analogía, pero así como han hecho los amantes del vallenato que consagraron como ídolo a Diomedes y luego de su muerte es cuando más han puesto a sonar sus discos, así han hecho los salseros con Héctor Lavoe. Es por eso que su ausencia no se siente en Barranquilla'.

El final de Héctor

El cantante murió enfermo de sida y azotado por todo tipo de tragedias personales, las drogas y el alcohol, problemas que le habían sumido en una depresión que en 1987 le llevaron a tratar de suicidarse tras conocer la lamentable noticia que su hijo menor Tito, había muerto a causa de un disparo que le dio un amigo de manera accidental, mientras limpiaba su revólver. Finalmente en 1993, tras una seguidilla de reversazos, se apagó una de las mejores voces de este género.

En recuerdo del que llaman El chico malo de la salsa, algunos estaderos en Barranquilla, mantiene en su interior cuadros y dibujos con su imagen para mantenerlo vigente. Mientras que en su natal Ponce, erigieron una estatua, de dos metros de altura y una tonelada de peso para mostrar a propios y foráneos a uno de sus hijos ilustres.

Su tumba, en la cual también yacen los restos de su hijo Héctor Pérez Jr (Tito) y su esposa Nilda Georgina ‘Puchi’ Román Pérez, que falleció en 2002, será hoy una de las más visitadas en el cementerio de Ponce como es costumbre en cada aniversario.