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La humorista chilena Belén Mora encendió la polémica en las redes sociales cuando, vestida con los colores de la bandera de Colombia, representó en una parodia a las mujeres del país relacionándolas con la prostitución y las drogas, dos elementos recurrentes en formatos televisivos conocidos como narconovelas, producciones colombianas que han sido exitosas en países como Chile y Argentina.

Las narconovelas llevan a la pantalla historias reales o ficticias sobre el mundo del narcotráfico. Series como El capo (2009) y La mariposa (2012), recrean las dinámicas de las mafias de la droga, mientras que otras como El cartel de los sapos (2008) y Escobar, el patrón del mal (2012), están basadas en hechos reales.

Para el crítico de televisión Omar Rincón, la representación por estereotipos ha existido siempre. En el caso colombiano asegura que si bien las narconovelas han reforzado estos imaginarios en el exterior, esas producciones no son responsables de esa imagen del país.

'En la publicidad vendemos a las mujeres como carne en todos los campos. El estereotipo de mujeres como prepagos y de hombres como sicarios o narcos, lo hemos construido históricamente y lo seguimos haciendo; no tendríamos porqué escándalizarnos', declaró Rincón.

El ejemplo más sobresaliente de este fenómeno es la serie Escobar, el patrón del mal, que registró en Argentina un promedio de audiencia cercano a los 10 puntos de rating.

Otra de las producciones colombianas exportadas es Sin tetas no hay paraíso, que fue emitida en Chile por la cadena La red y además tuvo un remake titulado Chicas Malas, producido por Telemundo en 2008. La historia se desarrolla en Medellín y contiene los elementos que proyectó la humorista en el programa Morandé con compañía, en el capítulo que, debido al escándalo, ya no está disponible en YouTube.

La socióloga Diana Rodríguez señala que las narconovelas emitidas fuera del país crean en el imaginario general una idea de la mujer colombiana asociada, estrictamente, a las de cultura paisa.

'A Barranquilla se le identifica con Sofía Vergara o Shakira; pero en estas producciones prevalece la narcoestética en una mujer paisa porque las producciones tienen su nicho en Medellín y se nutren de una realidad histórica mal manejada', opina Rodríguez.

Alfredo Sabbagh, docente universitario y experto en televisión, considera la polémica como una exageración; teniendo en cuenta lo usual que es en Colombia bromear con estereotipos regionalistas. 'Se le está dando mucha importancia a un chiste', afirmó Sabbagh y agregó que la situación es consecuencia de la exaltación del modelos negativos en costumbres y formas de vida que se ven en la realidad colombiana.

De la vida a la pantalla. Por su parte, Rodríguez explica que los productos culturales como el cine y la televisión nacen de la sociedad. 'Se construyen de realidades cercanas a los pueblos que crean los productos artísticos y estos a su vez educan a la sociedad y ahí se forma un círculo vicioso', comenta Rodríguez y agrega que las temáticas influyen tanto en los imaginarios en el exterior.

Ejemplo de lo anterior se registró en 2010 cuando el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, se quejó frente a las narconovelas y dijo que, 'con nombres muy bonitos, las telenovelas colombianas exaltan el narcotráfico, el robo, el atraco', expresó el mandatario.

Para la socióloga 'no podemos negar como país la historia, pero debemos contarla bien. No poner a los narcotraficantes como héroes y a las mujeres-objeto como modelos', dijo.

Narconovelas en la red. En abril de 2013, durante la emisión de la serie sobre Pablo Escobar en Chile, la muerte de El Chili, el sicario más famoso y fiel a Escobar, repercutió en las redes sociales hasta convertir el tema en tendencia de Twitter. La serie también ha tenido eco a través de memes compartidos por Facebook o Instagram. Omar Rincón señala que las dinámicas en redes sociales tienen un carácter efímero que adquieren trascendencia cuando los medios los replican.

También aclara que cada televisión refleja a su país y que el problema no es de las producciones sino de cómo la sociedad que se vende así misma. 'Cuándo llega un extranjero a Colombia lo primero que le preguntan es: ¿Qué le parecen las colombianas?, es como venderlas, eso no es un fenómeno de televisión', concluye Rincón.