Compartir:

Suele decirse que nadie conoce tanto a sus hijos como los padres. Sin embargo, cuando se trata de decidir qué estudiar, los consejos de los padres pueden generar cierta confusión. Los orientadores profesionales cuentan cuáles son los consejos que suelen escuchar una y otra vez en boca de los padres y que creen que no conducen a buen puerto:

- 'Estudia algo seguro, como ingeniería': Se suele decir que los ingenieros son personas solicitadas, que siempre encuentran trabajo y que cobran un buen sueldo, algo que suena como miel en los oídos de muchos padres. Sin embargo, elegir una disciplina por conveniencia no es una buena idea. Seguir determinadas 'modas' en cuanto a la profesión es complicado. Muchas veces, las cosas cambian en cuestión de años y la profesión más requerida o mejor paga comienza a ser otra. Lo mejor es que los jóvenes verifiquen por sí mismos estas presunciones de los padres: ¿Gente de qué edad hace ese trabajo? ¿Aumentó drásticamente el número de licenciados en los últimos años?

- 'Asegúrate de entrar en una gran empresa': La idea extendida es que quien logra ingresar en una gran empresa tiene trabajo asegurado. Esto puede haber sido cierto en el pasado, pero no lo es hoy en día, cuando muchas grandes empresas quiebran, llevan adelante despidos masivos o trasladan su negocio al extranjero. Lo mejor es empezar allí donde se cree que hay mucho por aprender, aunque se trate de una empresa pequeña.

- 'Haz las cosas distintas a como las hice yo': Si el padre es infeliz como empleado, es muy probable que aconseje a su hijo una profesión en la que, en un tiempo, pueda ser su propio jefe. Sin embargo, hacer las cosas de un modo distinto que los padres es un mandato que no tiene nada que ver con los talentos del hijo. Los jóvenes deben concentrarse en lo que saben hacer y lo que les interesa. Esto rige también para los padres, pero a la inversa: no son pocos los que esperan que sus hijos concreten sus propios sueños postergados. Una madre que quiso ser actriz pero se decidió por el magisterio, por ejemplo, podría presionar a su hija para que haga lo que ella no hizo. La hija en cuestión deberá preguntarse: ¿Quiero ser actriz? ¿O es lo que quería mi madre?

- 'Haz lo que quieras. ¡No nos entrometeremos!': Algunos padres, por el contrario, quieren dar a sus hijos la mayor de las libertades para no presionarlos en ninguna dirección o, por el contrario, dejarles abiertas muchas alternativas. La intención es buena, pero errada. Los jóvenes necesitan un intercambio con sus padres, ya que nadie conoce mejor las fortalezas y debilidades del hijo que ellos. Los orientadores profesionales recomiendan a los jóvenes que les pregunten a sus padres: '¿Tú que crees? ¿Podré hacerlo?'.

- 'Piensa bien qué vas a hacer porque es lo que harás la mayor parte de tu vida': Con este consejo, los padres buscan dejar en claro a sus hijos el peso de su decisión. Sin embargo, si se pone mucho énfasis en este aspecto, el resultado puede ser que el hijo se bloquee. La decisión adquiere tal dimensión que muchos se niegan siquiera a tomar alguna. También es posible hacer prácticas en una empresa durante un año o trabajar en el exterior como niñera. Lo importante es que los jóvenes acepten que deben tomar una decisión. Analizar las propias fortalezas y debilidades nunca es una pérdida de tiempo.

- 'Aunque sea empieza con alguna cosa': Es una de las frases preferidas de los padres cuando el hijo pasa todo el día en casa y no avanza en su decisión. Sin embargo, cuando los jóvenes empiezan a estudiar algo que no va con ellos, suele tener consecuencias negativas. Muchos fracasan y abandonan, lo que nunca es una buena sensación. Otros completan su formación pero estudian otra cosa inmediatamente después. Para entonces, la presión de que esa debe ser su verdadera vocación es muy grande. Los jóvenes nunca deberían iniciar un estudio por compromiso. Es mucho mejor tomar una decisión bien pensada y buscar apoyo en orientadores profesionales.