Sentado en la gran terraza de su casa en el barrio Oriental, de Soledad, sobre un sillón beige con cojines de flores que hacían resaltar el color blanco de su vestimenta, el maestro Alci Acosta pide un café bien cargado, a pesar del inclemente sol de las 3:45 pm. Con el primer sorbo comenzó a evocar los mejores recuerdos que le han quedado durante estos 50 años de vida artística.
El maestro Alcibiades -su nombre de pila- cuenta que en ese municipio del Atlántico que lo vio nacer y donde ha estado ubicada su residencia toda la vida, conoció a quien es hoy en día su esposa, Ruth Agudelo, con quien lleva 56 años de casado.
Con tan solo 21 años, el artista decidió unir su vida a una mujer a la que describe como 'eterna parrandera'. Jocosamente, recuerda que su matrimonio estuvo en peligro por esas mismas ansias de Ruth por gozar la juventud.
'Faltaba una semana para casarnos y ella lloraba porque no quería hacerlo. Creo que era porque siempre había sido muy parrandera y no quería dejar de serlo', relata entre risas.
A pesar de ser cantante, el maestro dice que no fue nunca muy amante de la rumba. Terminaba sus presentaciones y esperaba a que se ausentara la gente del sitio para finalmente salir e ir a dormir al hotel.
'He sido muy calmado y juicioso, por eso creo que logré llegar hasta aquí', afirma.
El artista dice también que, a pesar de 'ser buenmozo' y tener muchas admiradoras, siempre respetó a Ruth y 'nunca di motivos para discusiones. Por eso ahora, ya viejo, mucho menos. Los celos no existen entre nosotros, vivimos confiados', reitera.
Para el bolerista, su historia de amor debe terminar como siempre ha imaginado: 'De una forma feliz, como lo dijimos cuando nos casamos: hasta que la muerte nos separe', dice con firmeza.
Amor eterno por soledad. Mientras Alci reía recordando historias de su vida, pasaban carros, motos y transeúntes que hicieron que interrumpiera su relato muchas veces, para saludarlo, tomarse una foto o darle ánimo en la recuperación, de una operación en la rodilla que se practicó días atrás.
'Aquí disfruto mucho el cariño de la gente, esto es muy bonito. No cambio a Soledad ni por Nueva York, imagínate', exclamó emocionado.
Entre anécdotas y música. El maestro Alci recordó que, hace unos 12 años atrás, venía viajando de Ecuador hacia Colombia, un 5 de noviembre, día de su cumpleaños.
El artista se vio obligado a pasar por Guayaquil, Quito, Bogotá y finalmente Barranquilla. '¡Venía yo con un cansancio!, que ya no me imaginaba haciendo algo más que acostado en mi cama'.
Cuando el maestro llegó a casa había más de 30 personas esperando para celebrar su cumpleaños. 'Ahí le tocó al sueño espantarse. Eso es algo muy bonito de mi señora', relata el maestro entre risas.
A pesar de todas las fechas especiales en las que el bolerista no pudo compartir con su familia, por tener que cumplir con giras en Norte y Centroamérica, Ruth y sus tres hijos nunca reclamaron por su ausencia.
'No había reproches, ellos entendían que mi vida era artística, y que todo lo que yo hacía era por ellos. Además, como apenas estábamos comenzando, no se podía despreciar el trabajo', recuerda.
Para Ruth Agudelo, vivir al lado de un artista es difícil. Sin embargo, también reconoce que para ella es motivo de orgullo que todas las ausencias y el sacrificio por la familia y sobre todo por sus tres hijos, y por el maestro Alci, se vea reflejado en una carrera exitosa nacional e internacionalmente.
'Me tocó ser madre y padre, Alci muy pocas veces estaba en los momentos y fechas importantes. Pero hoy recogemos los frutos de todos aquellos esfuerzos, y me siento satisfecha por él y por nosotros, su familia', expresa la esposa del bolerista.
Los agradecimientos. El artista se califica como un 'fanático a morir' de La Sonora Matancera. Dice que gracias a muchos boleristas que pasaron por la agrupación cubana, él desarrolló aún más su talento mientras escuchaba con atención las canciones de la época que hicieron reconocida esa orquesta, como Historia de un amor, cantada por Leo Marini.
Cristóbal San Juan, el compositor del tema Odio gitano, primera canción grabada por el cantante soledeño, también se merece todo el respeto, cariño y admiración de Alci Acosta, según él mismo lo afirma.
'Fue mi primera canción y un éxito rotundo. A Cristóbal y a toda su inspiración le debo el comienzo de una buena carrera musical', expresa el maestro.
El bolerista costeño, que intentó muchas veces variar de ritmo y no lo consiguió, ha decidido retirarse dentro de poco de los escenarios musicales. 'En unos tres años pienso retirarme, pero la música irá conmigo hasta mi último día', enfatizó.
Hoy se le rendirá homenaje al maestro junto a Leo Dan y Rudy Márquez, por sus 50 años de vida artística. El evento se realizará en el salón Jumbo del Country Club a partir de las 8:00 p.m.
Una vida artística por sorpresa
El maestro Alci recuerda que desde los nueve años le gustó el bolero, porque tenía una familia de músicos, y particularmente gracias a la influencia de su tío Teódulo Cervantes, un artista de la región, miembro del grupo Los Sonoros Costeños, con el que se crió y a quien veía tocar el piano y cantar. Cuando obtuvo su primer piano, viejo y desafinado, como lo describe él mismo, se convirtió en un admirador del género del despecho romántico, pero 'ni yo mismo imaginé llegar tan lejos, fue motivo de sorpresa', comenta.