Compartir:

El 10 de septiembre de 1945, los granjeros Lloyd y Clara Olsen, residentes en la población de Fruita, Colorado (Estados Unidos) estaban decapitando pollos, cuando se llevaron la sorpresa de que uno de ellos aún se movía luego de asestado el corte.

No se trataba de la reacción que tienen algunas aves luego de ser decapitadas, que siguen moviéndose por el oxígeno que permanece en sus articulaciones. Cuando Lloyd Olsen se acostó esa noche, nunca se imaginó que iba a encontrar al animal vivo la mañana siguiente. En medio de la sorpresa decidió bautizarlo Mike.

La singular historia la revive para BBC Troy Waters, bisnieto de Olsen, quien tuvo la oportunidad de escucharla siendo niño.

Waters, también residente en Fruita, cuenta que su familiar descubrió rápidamente el potencial de la inusual criatura, al llegar al mercado local esa mañana apostó con los granjeros de los otros puestos que él tenía consigo un gallo decapitado y vivo. Al ver al animal, los sorprendidos agricultores no tuvieron más remedio que saldar su deuda con cervezas para Olsen.

No tardaron los medios de comunicación en fijarse en la inusual criatura. Primero, el diario local de Fruita publicó la historia y posteriormente ganaría incluso más notoriedad, gracias a una pieza que apareció en la Revista Life.

Los mismos Olsen se encaminaron en una gira que los llevó a recorrer pequeños pueblos cercanos y que posteriormente los conectó a otras ciudades del país, llegando incluso hasta California, para dar a conocer este singular animal descabezado, que alimentaban a través del orificio en su esófago. El animal moriría después en medio de una gira, mientras se encontraban en la ciudad de Phoenix.

El extraño caso sigue siendo objeto de análisis por parte de expertos. Tom Smulder, experto de la Universidad de Newcastle, manifestó sorpresa pues el animal no se desangró y esto previno su muerte. De otra parte, asegura que a diferencia de los seres humanos, los pollos tienen parte de su cerebro fuera de su cabeza, lo que facilitó que el animal conservara sus habilidades motrices luego de ser decapitado. 'Les sorprendería saber que hay poca masa cerebral en la parte frontal de la cabeza de un pollo', explica el especialista.