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'Nadie se salva de la rumba', llegó avisando Adalberto Santiago, potente, como si no supiera nada de las canas que cubren su cabeza, ni de sus 78 años.

La orquesta Guasábara, de José Lugo, nueva sangre salsera boricua, lo secundó en su demostración musical. Un homenaje tempranero a la ciudad, tarareando 'En Barranquilla me quedo', fueron sus 'buenas noches', para no guardarse nada y continuar con su éxito La noche más linda del mundo.

El clásico No volveré emocionó al público del salón Jumbo del Country Club, que se contagió de la frescura y emoción de Santiago, el primero de los miembros de la mítica Fania en subirse al escenario de la cuarta y última gala de Barranquijazz.

Ay, caray, esa que canta que 'en este mundo de malos, el bueno no tiene nada', puso la cuota bailable en su punto más alto. Doug Beavers, de los Titanes del Trombón, acompañó a Santiago en esta canción.

Santiago arrancó los aplausos del público, que se puso de pie y se cansó de pedir '¡otra, otra!', porque Adalberto no regresó.

Era momento de darle paso a un Señor Sereno, el tema con el que abrió su segmento Ismael Miranda, el ‘Niño Bonito de la Salsa’.

Lewis Kahn, prodigio de la música, escoltó en el violín a un Miranda que hizo gala de su mote vestido de esmoquin, pañuelo en el bolsillo, de aspecto impecable.

El ‘Niño Bonito’ ‘subió’ a la tarima, con su voz, a Cipriano Armenteros, protagonista de uno de sus éxitos musicales, un tema que aplaudió y coreó el Jumbo, así como ocurrió con la intervención de Luis ‘Perico’ Ortiz, el otro miembro de la Fania que completó una de las nóminas más esperadas y elogiadas de Barranquijazz.

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El Trombón de Souza. Antes de los grandes de la Fania, la tarima de Barranquijazz recibió al que la crítica musical ha catalogado una de las grandes leyendas vivas del trombón, el brasilero Raúl de Souza. Aunque también es percusionista, fue su habilidad con el instrumento de viento lo que vino a demostrar el carioca en su primera participación en Barranquijazz, según dijo en tarima.

'Estoy muito feliz de estar aquí', afirmó en un español marcado por su portugués materno, sobre el escenario del Jumbo del Country Club, en el cuarto día de galas del festival de jazz de Barranquilla.

Los más clásicos sonidos del género de Nueva Orleans se mezclaron con las melodías dulzonas de la bossa nova del natal Brasil de De Souza, quien interpretó su repertorio en formato de quinteto.