Se acerca la celebración donde los sonidos tropicales serán los grandes protagonistas. Pasión Caribe, en su décima versión, tiene por lema ‘¡Azúcar!’, y este 17 de octubre en el salón Jumbo del Country Club contará con la presentación de artistas de talla internacional como Albita Rodríguez y Pachalo. Y como Alfredo De la Fe.
Y con él conversó EL HERALDO mientras hacía otra de las cosas que más disfruta, además de la música: cocinar. En su casa, en las afueras de Bogotá, el maestro del violín cocinaba y recordaba que su madre preparaba banquetes para los presidentes de Cuba, y que de ella heredó el amor por la cocina, y de su padre, la música.
¿Cómo se concretó su participación en ‘Pasión Caribe’?
Cuando Rosanna Lignarolo me invitó a participar, no dudé en decirle que sí quería estar por segunda vez en ‘Pasión Caribe’. Me gusta Barranquilla, pienso que tengo mucho de la cultura de allá. Los barranquilleros me han querido muchísimo, cada vez que tengo la oportunidad de ir, lo hago. He pensado en irme a vivir a Barranquilla, es una ciudad que está creciendo mucho. ¡Qué rico ser parte de la ciudad y de los barranquilleros!
¿Por qué decidió radicarse en Colombia?
Yo conozco 95 países en el mundo, y yo vine a Colombia en el año 82. Me quedé donde un gran amigo mío, Gabriel García Márquez. Gabo, junto al presidente Gaviria, me dieron la ciudadanía. Después viaje por todo el mundo y siempre sentí que algo me hacía falta. Cuando regresé, descubrí que lo que me hacía falta era estar en Colombia. Aquí me siento muy querido, siento que Colombia me ha dado mucho y que yo le puedo retribuir. Por ejemplo, acabo de estar en el Festival de Jazz de Mompox, me gusta sentir la energía que tiene este país, está muy pegado a mi corazón.
¿Qué ritmos del Caribe colombiano han influenciado su música?
Todos. De hecho, acabo de terminar un disco que se llama Alfredo de la Fe. Salsa con Vallenato. En este disco está el ‘Cocha’ Molina, Rey de reyes; Julián Rojas, Álvaro Meza, Pablo López, Iván Villazón, Poncho Zuleta, Jorge Luis Montaño, Patty Padilla... hemos hecho un disco súper sabroso. El acordeón es un instrumento que es del mundo entero, sobre todo europeo, pero como lo tocan en Colombia, no hay nadie en el mundo que lo toque. Es muy chévere cuando subo a tocar con un acordeón, me divierto muchísimo. Ese va hacer mi próximo trabajo. Todos los ritmos colombianos y los de la Costa Caribe son divinos: la cumbia, el porro... y si te vas a los Llanos, también. La zona andina... Colombia es una riqueza musical total.
¿Cuál fue la enseñanza más grande que le dejó Celia Cruz?
Muchas cosas, porque trabajamos juntos muchos años. Los más importante que me enseñó fue la puntualidad hasta la exageración.
¿Qué fue lo que, musicalmente hablando, más le debe a su madrina Celia?
El primer violín que tuve en mis manos me lo trajo mi padre, que lo había encontrado en la basura, no tenía cuerdas ni arco. Las primeras cuerdas de mi violín y el arco me lo regaló Celia, y ella me dijo: 'Mira, te doy esto con el compromiso de que tienes que llevar nuestro legado y nuestra música por todo el mundo'. Fue una bendición grandísima. Ya son 95 países que he visitado con mi violín. Ella, para mí, es la artista más grande que ha dado la humanidad, cada vez que se subía a un escenario y gritaba '¡Azúcar!'.
¿Qué características cree que le permitieron ser parte de la Fania?
Hay muchos violinistas de salsa, pero yo me convertí en percusionista, eso hace que el violín suene distinto. Yo empecé en la Fania, inclusive aquí en Colombia, un día que Pupi Legarreta, que fue mi maestro y el primer violista que tuvo la agrupación, estaba enfermo y no podía ir. Me llamó, ya que éramos grandes amigos. Cuando yo toqué, el violín era atrás en el fondo. El vio que yo brincaba por todo el escenario, que tenía toda esa energía, y me puso adelante en el escenario, al lado de Papo Lucca, y me quedé en la Fania.
¿Qué fue lo que más aprendió en su periplo por la Fania All Stars?
Cuando empezamos, éramos jóvenes que trataban de buscar algo nuevo en un país donde había una inmigración muy grande. Estábamos tratando de que nos dieran nuestro puesto. La Fania es nuestra escuela, es la raíz más grande que puede tener un músico de salsa, me ha enseñado a ser artista y a ser músico. Lo más lindo de la Fania es que nadie es la estrella. Se llama las estrellas de Fania, pero nadie está por encima de nadie.