Varios países de habla hispana ya disfrutan por estos días de una teleserie dedicada a la Guarachera de Cuba, Celia Cruz. La producción de Fox Telecolombia fue grabada entre Puerto Rico y la nación colombiana y hoy se distribuye por todo el continente a través de la señal de la cadena hispana Telemundo.
En Cuba también se empiezan a ver los primeros capítulos gracias al dinamismo del Paquete Semanal y si bien los espectadores nacionales perciben algunos 'errores' en el acento de los actores (empeñados en la búsqueda de un cubaneo genuino) la producción trasciende desde ya por un solo motivo: rescata del olvido la vida de una de las cantantes más famosas de todos los tiempos y para suerte de muchos, cubana ciento por ciento.
Con las actuaciones de Jeimy Osorio y Modesto Lacén, como Celia Cruz y Pedro Knight durante su juventud, la serie tiene en su elenco a los actores cubanos Alberto Pujol, Mijail Mulkay y Bárbaro Marín. La música y la escenografía agregan calidad a la obra.
Entre los consumidores de esta 'bionovela' a cada rato surge una pregunta: ¿acaso era imposible realizar la serie en escenarios cubanos y con actores cubanos?
Conozco los deseos y las luchas de varios realizadores por llevar a la pantalla grande la vida de Celia Cruz. Sin embargo, diversos obstáculos, no necesariamente de producción, han impedido sus propósitos.
Pero no solo se ha perdido la oportunidad de recrear la vida de una figura profundamente conectada con el gusto popular. Tampoco se ha hecho con La Lupe, Freddy y tantos otros cantantes y deportistas que ha dado este país.
Cuando los cines cubanos presentaban a los espectadores la cinta El Benny de Jorge Luis Sánchez, el film se convirtió en pocas semanas en todo un suceso. ¿La razón? El pueblo nunca olvida a sus ídolos y el Benny es genio de multitudes y de todas las épocas.
A la diva cubana le siguen pesando otros costos como barreras para merecer homenajes. Todavía perviven especulaciones y debates en torno a la supuesta colaboración de la Cruz con los organismos de Inteligencia estadounidenses, las propiedades perdidas luego de 1959 y el apoyo financiero para comprar armas que dio al exilio en Miami. Pesa, y al parecer demasiado todavía, su posición de enemiga acérrima del proyecto socialista cubano, aunque para muchos cubanos el valor musical de la artista trasciende esos actos.
Falta mucho por saber sobre Celia, sobre todo en los más jóvenes. La cantante Aymeé Nuviola, quien interpreta en la serie a Celia Cruz en su etapa adulta, declaró recientemente que descubrió a Celia fuera de Cuba.
Así pasa con varias generaciones de cubanos. Las circunstancias políticas y sus conductores se encargaron de oscurecer la obra de la Cruz y pretendieron enterrarla para siempre.
Hoy en ninguna emisora cubana de radio o televisión existe una carta o documento oficial que prohíba la transmisión de la música de Celia Cruz. Pero todos los realizadores saben de la existencia de una regla no escrita establecida por la Dirección Nacional de la Radio por la cual se excluye de las emisiones a la intérprete de Burundanga, junto a un grupo integrado por Olga Guillot, Willy Chirino, Gloria Estefan, Mirtha Medina y muchísimos otros. La censura musical en Cuba sigue vigente aunque las relaciones y el entendimiento avancen entre tradicionales 'enemigos' como Cuba y el país donde Celia Cruz desarrolló su carrera.
Este 21 de octubre se cumplen los 90 años del natalicio de Celia. En 2015 además suman 65 años de su debut en La Sonora Matancera y 12 de su muerte. Más allá de estos aniversarios, la Reina de la Salsa sigue tan vigente como en los tiempos en que paseó la música cubana por todos los confines del planeta. Quizás ahora, a través de una serie de ficción, miles de cubanos se vuelvan a acercar (o se acerquen por primera vez) a su calidad como ser humano y sobre todo como artista. Es la obra lo que perdura, y de Celia quedó el tumbáo.
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