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Una brisa fría, casi helada, que no es para nada usual por estos días en la calurosa Barranquilla ,se apoderaba de los cuerpos de los ‘zombies coletos’ desde la entrada, donde una manada de perros de trasnochados y furiosos amenazaban con morderlos si daban un paso más.

Aventurados, Álex Herrera y Gonzalo Prieto, integrantes de la banda barranquillera Colectro, se adentraron en la imponente fachada del Calancala, uno de los cementerios insignia de Barranquilla, que cumplió, el pasado 24 de octubre, cien años de existencia, cien años de recibir cuerpos inertes a diario, cien años de ver ir y venir las historias de miles que reposan en sus tumbas, mausoleos y nichos.

Una completa calma se percibía en la parte delantera del campo santo, el único sitio con luz del cementerio. Los ‘colectros’ caminaron entre las tumbas, esperando encontrar algo paranormal, pero solo se espantaron al ver sus enormes sombras que se perdían entre los pequeños callejones.

'¿Esto qué es?', se preguntaban el uno al otro con cara de terror total, al ver tumbas de personas fallecidas en los años 40 y 50, con nombres pocos comunes. 'Con solo verle los nombres ya me asusté, ¡loco!', exclamó Gonzalo.

Cae la ‘presa’

Cumpliendo un pacto silencioso, los músicos se escondieron tras las tumbas, 'ensangrentados y ojerosos', esperando a una ‘presa’ ya avisada. Sabían ya, Álex y Gonzalo, que el Calancala era punto obligado de la ruta fantasma Alma en Pena, organizada por el colectivo Todomono, que recorre, desde hace cuatro años, sitios significativos de la ciudad con algún tipo de historia tenebrosa.

'¡Ay, nojodaaaa!', gritó la mayoría de visitantes al ver a este par de zombies tropicales salir disparados de las tumbas con sus caras deformes.

Luego de detallarlos muy bien, se enteraron que estaban frente al baterista (Álex) y el vocalista (Gonzalo), de la banda fusión, que estará junto a Sonora Selecta, Luis Altamiranda y una banda de porro de Usiacurí, esta noche, en la fiesta Fiebre Tropical, cuya temática será ‘Calaveras y diablitos’, en la Casa del Carnaval.

El miedo se convirtió en risas, en medio de la expectativa por continuar con el recorrido por este sitio, que fue inaugurado en 1915, con el entierro de la señora Sabina Atilano, oriunda de Baranoa. A su tumba llegan actualmente muchos visitantes, que se acercan por pura 'religiosidad popular' a pedir intercesiones milagrosas, según Rubén Guerra, celador del cementerio. Una percepción que comparte la Arquidiócesis de Barranquilla, que este lunes 2 de noviembre, a las 10 a.m., ofrecerá una eucaristía en conmemoración del centenario del campo santo.

'Aquí hay espíritus'

Entre más avanzaban sus pasos, el viento corría más de prisa. Se veían los árboles de almendros y matarratón moverse un lado a otro. Según Álvaro Palacio, investigador de temas paranormales y líder de la ruta, el grupo 'no estaba solo'.

'Aquí hay presencia de espíritus que rondan por todas partes, hay que estar muy alerta', indicaba Palacio, mientras algunos se abrazaban e incluso se lamentaban de haber vivido esta experiencia.

Los ‘zombies coletos’, en cambio, hacían de las suyas, asustando a la gente y moviéndose por todos lados para sentir la vibra del lugar.

Final, final, no va más

La mitad de las personas se rindieron antes de terminar el recorrido. Incluso Álex y Gonzalo decidieron parar luego de conocer la cantidad de historias lúgubres que encierra este lugar.

'Jamás imaginamos vivir esta experiencia de estar bajo la piel de unos ‘zombies coletos’, pero fue demasiado espeluznante estar en este sitio', aseguró el baterista, quien tiñó sus trenzas rastas de blanco para impresionar más con su atuendo fantasmagórico, como un zombie al mejor estilo Bob Marley.

Gonzalo asegura que no volverá a repetir la experiencia, por la inquietud que le produjo esa 'fuerza' que le 'ataba las piernas cuando caminaba'.

'Es demasiado heavy la energía de este lugar, me sentí bien asustado y sudoroso en todo el recorrido. Antes que esto prefiero, ‘sudar’, pero una Fiebre Tropical como la de esta noche'.

Maquillaje coleto

Los profesionales de Pasarela by Víctor Gutiérrez fueron los encargados de convertir a Colectro en auténticos ‘zombies coletos’.

Paso 1. El maquillador Jair Calabria aplicó algodón con látex líquido sobre el rostro para simular una gran herida.

Paso 2. Pintó el centro con rojo oscuro para representar la sangre en la carne viva.

paso 3. Retocar con látex líquido y sombras las zonas a destacar con las heridas.