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El Gobierno chileno reconoció este jueves que el laureado poeta Pablo Neruda pudo haber sido asesinado después del golpe de Estado de 1973 que llevó al general Augusto Pinochet al poder.

El Ministerio del Interior y Seguridad Pública de Chile emitió un comunicado a raíz de reportes de prensa que señalan que el Nobel de Literatura podría no haber fallecido de cáncer de próstata. En el texto se reconoció la existencia de un documento del Ministerio fechado en marzo de este año, que el diario español El País de España obtuvo y publicó esta semana.

De acuerdo con el documento, 'resulta claramente posible y altamente probable la intervención de terceros en la muerte de D. Pablo Neruda'.

Sin embargo, el Programa de Derechos Humanos del Ministerio subrayó que las investigaciones siguen en curso y no se ha llegado a una conclusión.

'Ante las persistentes dudas sobre la causa de muerte de Neruda, el Gobierno de Chile, a través de su Programa de Derechos Humanos, ha constituido dos paneles internacionales e interdisciplinarios de expertos —el último recientemente en octubre de 2015– para continuar realizando pericias que permitan llegar a una conclusión científica', precisó en la declaración el jueves.

La vida y obra de Neruda

El escritor era más conocido por sus poemas de amor. Pero también era un político de izquierda y diplomático, así como amigo cercano del presidente marxista Salvador Allende, que se suicidó en lugar de entregarse a las tropas durante el golpe del 11 de septiembre de 1973 encabezado por Pinochet.

Neruda, que tenía 69 años y sufría de cáncer de próstata, quedó profundamente impresionado por el golpe, así como por la persecución y asesinato de sus amigos. Planeaba exiliarse donde hubiera sido una voz influyente opuesta a la dictadura.

Sin embargo, un día antes de que partiera, fue trasladado en ambulancia a la clínica Santa María en Santiago, donde había recibido atención médica contra el cáncer y otras dolencias. Oficialmente, Neruda murió allí el 23 de septiembre de causas naturales. Pero las sospechas de que la dictadura tuvo algo que ver en su fallecimiento han perdurado hasta ahora, mucho después de que Chile regresara a la democracia en 1990.

Su muerte fue tan controversial que en 2013 se exhumó su cadáver para ser analizado.

Los exámenes no mostraron indicios de que haya sido envenenado, pero su familia y su chofer no quedaron satisfechos y solicitaron mayores pesquisas. El juez que investiga el caso ha solicitado exámenes para intentar detectar sustancias que no fueron buscadas en la primera ronda de pruebas.