'Mi autoestima estaba muy bajita, me veía a mí misma como si estuviera extremadamente gorda y rápidamente terminé bajando de peso de la peor forma', cuenta María Camila, una joven barranquillera, de 19 años, que a los 14 empezó a presentar síntomas relacionados con trastornos alimenticios, más exactamente con la bulimia, una alteración que en los jóvenes de Barranquilla presenta un riesgo del 44% de ser padecida, según una investigación de la Universidad del Norte que evaluó los factores que determinan esta patología en los adolescentes de 14 a 18 años de edad de la ciudad.
La razón que desencadenó este trastorno alimenticio en María Camila fue su primera decepción amorosa. Tras haberle diagnosticado un cuadro depresivo, el especialista que trató el caso de la joven llegó a conocer la historia que había detrás de su falta de aceptación por sí misma.
'Había tenido mi primer novio y él me dejó por una niña que había sido Miss Teen (reina de belleza juvenil). Yo empecé a preguntarme qué no tengo yo que sí tiene ella; entonces me comparaba todo el tiempo con ella y encontraba muchas desventajas en mí', cuenta María Camila, quien hoy ha logrado superar esa dificultad, de la mano de especialistas, y que -en su momento- pensó que 'su problema' tenía que ver con que 'la otra niña estaba delgada' y ella no. 'Ahí fue cuando quise de forma extrema ser flaca', dice la joven, quien empezó a comer en cantidades desmesuradas y a producirse el vómito luego de ingerir los alimentos.
En palabras de Irene Polo, psicóloga clínica que hizo parte del proceso de investigación de la Uninorte, aquellas situaciones que suponen grandes preocupaciones, ansiedad y depresiones severas -no tratadas- pueden estar asociadas a la no aceptación de la imagen de sí mismos y 'todo esto genera una serie de perturbaciones al interior de la persona que lo padece'.
Edades de aparición. Según los especialistas, los trastornos alimenticios suelen aparecer con mayor frecuencia en la etapa de la adolescencia y en la adultez temprana -e incluso en la niñez-, precisamente porque, según Polo, es un tiempo en el que 'se está formando la personalidad y hay muchas inseguridades¨.
Entre los trastornos alimentarios, el conocido como bulimia nerviosa (BN) es el que en los últimos años se ha incrementado con mayor rapidez en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la bulimia es considerada una enfermedad epidémica, que se caracteriza por los atracones, conducta consistente en comer de forma voraz grandes cantidades de alimentos en un breve período.
Los expertos en el tema aseguran que en estos casos, por lo general, la ingesta de comida es realizada a escondidas, seguida de un 'intenso sentimiento de culpabilidad y autodesprecio hacia sí mismo, lo cual conlleva -muy seguramente- a que la persona que la padece desarrolle conductas purgativas (consumo de laxantes, de diuréticos, inducción del vómito) o conductas compensatorias -como saltarse las comidas e incrementar el ejercicio, entre otras-.
Mariela Borda Pérez, nutricionista y docente del departamento de Salud Pública de la Universidad del Norte, afirma que la problemática nutricional actual tiene 'un impacto muy grande en las personas, dado que la alimentación y la nutrición hacen parte fundamental del estilo de vida del ser humano '.
De acuerdo con lo que se conoce como transición nutricional, según dice la especialista -que formó parte del equipo de investigación del estudio de la Uninorte-, 'han cambiado mucho estos conceptos en materia de alimentación y actividad física'.
El grupo que realizó la investigación universitaria titulada ‘Bulimia nerviosa y factores de riesgo asociados en adolescentes escolarizados de 14 a 18 años en Barranquilla’, decidió trabajar este tema con adolescentes, dado que la problemática de alteración nutricional ha sido foco de atención en los últimos años debido a múltiples trastornos que se observan en el comportamiento alimentario de los jóvenes.
Para poner en marcha la investigación, el equipo conformado -además de Borda- por Adriana Celemín Nieto, Leonardo Palacio y Fajid Majul, trabajó con estudiantes de 4 colegios de Barranquilla, de los cuales se extrajo una muestra de 149 adolescentes.
'Fue un cálculo del tamaño muestral, teniendo en cuenta todas las consideraciones estadísticas que pudieran garantizar la generalización de los datos obtenidos', argumenta Borda.
Los colegios que fueron seleccionados para realizar la investigación no pertenecían a un mismo estrato socioeconómico. 'Tratamos que todos estuvieran matriculados en calendario A. Dos colegios eran públicos y los otros dos privados', afirma.
La bulimia es considerada una de esas enfermedades que 'no se ven'. Por lo general, cuando un bulímico comienza a serlo no tiene unas manifestaciones físicas que hagan identificar que está sufriendo esta patología, según los especialistas.
Según la psicóloga clínica Irene Polo, se debe mirar de qué forma el trastorno alimenticio está asociado a otros trastornos de la persona. 'Lo importante es que el joven identifique las emociones que puedan estar asociadas a su alimentación. Las emociones negativas, ante una pérdida afectiva significativa puede generar depresión, lo que puede generar incidencias a nivel bioquímico'.
Polo explica que el organismo humano tiene una serie de sustancias que le permite identificar el centro de saciedad que está en el cerebro (que indica si tenemos hambre o no). 'Muchas veces los trastornos mentales generan esta producción del funcionamiento de nuestros neurotransmisores o al revés, estos neurotransmisores, que son los que producen sustancias bioquímicas que participan en la alimentación, no están en el nivel adecuado en el organismo, lo que genera alteraciones en la alimentación'.
La OMS ha manifestado su gran preocupación frente a la bulimia, puesto que, de los trastornos del comportamiento alimentario es uno de los que más ha venido en aumento en los últimos años.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, esta afección pasó de tener menos del 1% de prevalencia a presentar una prevalencia del 4% en la población adolescente del mundo.
'Ha ido creciendo por todos los procesos de comunicación que impactan al adolescente. La vulnerabilidad de los jóvenes de hoy es mayor a la de los adolescente de otra época', puntualiza Borda.
Conclusiones del estudio
El riesgo de bulimia tuvo una frecuencia de 44 %; se presentó preferencialmente en los adolescentes con edad igual o mayor de 16 años, en mujeres, en estrato económico medio (3 y 4), con sobrepeso, con hábito de consumir tres comidas y picar entre comidas, saltar comidas, realizar actividad física; no fumar, no consumir alcohol ni sustancias ilícitas; ingerir diuréticos y laxantes para bajar de peso; presentar problemas económicos y familiares; considerar que la familia influye en el aspecto físico; haber perdido un familiar en el último año; presentar ansiedad, depresión, estrés, autoestima normal e insatisfacción con la imagen corporal.
Se apreció una asociación estadística entre el riesgo de padecer bulimia y los factores de riesgo: sobrepeso, saltar comidas con frecuencia, consumir tres comidas y picar, consumir tres comidas, emplear diuréticos o laxantes para bajar de peso, presentar: ansiedad, depresión, estrés e insatisfacción corporal.
Trastornos alimenticios
Los trastornos del comportamiento alimentario (TCA), se definen como una mala regulación del comportamiento alimentario, caracterizada por trastornos cognitivos y alteraciones conductuales que se asocian a la alimentación, al peso y a la figura corporal. Estos se manifiestan clínicamente de forma asociada a una psicopatología abundante y variada. Entre estos trastornos se encuentran la anorexia, la bulimia y los trastornos no especificados. Este tipo de evento afecta en primera instancia a la población adolescente, dado que esta es más vulnerable por los cambios biológicos, emocionales y psicológicos que enfrenta. En los adolescentes, la seguridad y la autoestima pueden afectarse, ya que están en proceso de construcción de su identidad.