Toda la Simbología de Barranquilla, reunida y retratada en un fresco de grandes dimensiones, en 1956, por el pintor colombiano Alejandro Obregón, hoy será entregada de forma oficial a la ciudad en un acto simbólico. En el evento, que tendrá lugar en al Auditorio Mario Santo Domingo de la Aduana, se hará reconocimiento a los donantes de esta obra y se presentará el mural en su nueva ubicación –contigua a la Biblioteca Piloto–.
Historia del mural
El primer sitio donde estuvo emplazada la obra Simbología de Barranquilla fue el edificio del Banco Popular –ubicado en el Paseo Bolívar–, donde el paso del tiempo, el sol y otros factores ambientales tenían sumido el mural en un estado de deterioro del que fue rescatado en 1994.
En ese año y por iniciativa del entonces Gobernador del Atlántico Gustavo Bell Lemus, la obra de Obregón fue rescatada, y restaurada por primera vez por el mexicano Rodolfo Vallín Magaña, y se trasladó al entorno de la antigua Estación Montoya y Tranvía del complejo cultural de la Aduana.
Este proceso se dio luego de que la Gobernación del Atlántico recibiera el fresco en donación, de manos de sus propietarios Zuleima Slebi Moisés y Roberto Manzur.
Por recomendación de sus donantes surgió la idea de realizar una relocalización del mural, con el fin de garantizar a los barranquilleros y foráneos un mayor disfrute visual y altas posibilidades de conservación de la obra.
Fue así como, con el apoyo del gobernador del Atlántico José Antonio Segebre y la colaboración de la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta –que tiene en comodato el mural–, se inició el traslado y restauración de Simbología de Barranquilla, trabajo que costó alrededor de 150 millones de pesos.
La nueva intervención
En el nuevo lugar de ubicación del mural, fue el mismo restaurador Vallín Magaña, quien se encargó de realizar la intervención de la obra. Según Vallín, 'esta pintura mural está ejecutada en la técnica del fresco de muy buena factura, ya que los pigmentos están muy bien adheridos al enlucido de cal, no obstante se procedió a aplicarle una capa de fijado en baja proporción –4%– en un solvente aromático'.
De los estudios de relocalización, diseño y construcción de las nuevas estructuras de soporte con las que ahora cuenta el mural se encargaron los arquitectos Roberto Angulo y Bernardo Rebolledo.
El traslado y la nueva instalación se hizo en dos partes con la ayuda de un montacargas. El siguiente paso fue resanar las dos secciones del mural para lograr su integración total. Para ello se empleó el mismo material con que fue realizada la pintura.
Según Deyana Acosta Madiedo, secretaria de Cultura departamental, es muy importante esta nueva ubicación del mural de Obregón teniendo en cuenta que 'la Aduana significa mucho dentro del tema de la centralidad de Barranquilla y de la conexión de la ciudad con Puerto Colombia; y también representa parte de la historia del río Magdalena'.
En palabras de Zuleima Slebi, ahora que la reinstalación del mural fue culminada, 'lo que esperamos es que los barranquilleros lo reciban con el mismo amor con el que el maestro Obregón lo hizo, y con el mismo desprendimiento con el que mi esposo donó este fresco para el disfrute de toda la ciudadanía'.
Según la secretaria de Cultura departamental, lo interesante de esta relocalización del mural de Obregón es que 'para el futuro exista la propuesta de una ruta Obregón', que incluiría el paso por el fresco de la Aduana, el del Museo de Arte Moderno –que quedará en el complejo del Parque Cultural del Caribe– y el que está ubicado en la Torre Manzur. 'Tenemos 3 frescos que son una verdadera obra de arte y que están conectados con la historia de la ciudad', dijo.
Con la gestión de restauración del mural –que se inició hace un año con la Secretaría de Cultura del Atlántico y el respaldo de la directora de la Clena (Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta), Cielo Támara Hoyos– se logró visibilizar una obra que 'históricamente había quedado un poco atrás' y que desde hoy está disponible 'para el disfrute de todas las personas'.