Compartir:

Ciro Alfonso Guerra arrastró hasta la rueda de prensa el júbilo que le produjo el saberse nominado al premio Oscar por El abrazo de la serpiente como mejor película extranjera. Él, de quien dijo el experimentado Lisandro Duque Naranjo al exaltarlo como mejor cineasta de 2015, que «no se caracteriza propiamente ni por su simpatía ni extroversión, seguro, por un asunto que puede ser de timidez». Pero llegó feliz para anunciar una noticia que también pone al país de plácemes.

«No es una nominación personal, es una nominación para Colombia», afirmó despojado de cualquier engreimiento el joven y acucioso hacedor de películas nacido en Río de Oro (Cesar) y que dio un brinco extremo en la geografía de sus musas para pasar de Los viajes del viento (2009), en tiempo de vallenato, para hacer que las propias comunidades nativas de la Amazonia colombiana contaran su historia en El abrazo de la serpiente (2015).

Afirmó justo que, mirando y explorando el mapa de Colombia, se dio cuenta de que ni él, ni la mayoría de los colombianos saben acerca de esta espesa y biodiversa región, de ahí que haya planteado una suerte de ese necesario «viaje al conocimiento», porque, según se puede extraer de sus palabras, la historia respectiva ha sido contada por terceros y no por los raizales Esta vez, él les dio la oportunidad de narrar a ticunas y huitotos, en boca del chamán Karamakate, el protagonista de su laureada y elogiada cinta.

«Que no los veamos como extranjeros», fue el pedido de Guerra y de Cristina Gallego _su esposa y productora_ respecto a estas comunidades de realidades insondables e inmersas en la selva, en donde, acompañados por su equipo y ocho mil kilos de carga aérea se internaron para recrear una historia basada en los diarios de Theodor Koch-Grünberg y Richard Eva Schultes, los primeros exploradores que llegaron a la Amazonia colombiana.

Guerra agradeció el apoyo dado a Ciudad Lunar Producciones por parte de la empresa privada y del Gobierno a través del Ministerio de Cultura y el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC), quienes soportaron financieramente el proyecto. «Es una satisfacción enorme. La película no hubiera alcanzado los reconocimientos ni podido llegar a donde llegó gracias a los estímulos recibidos», refirió en la rueda de prensa la ministra de Cultura, Mariana Garcés.

Ciertamente, Ciro Guerra no tuvo que 'enculebrarse' tanto para rodar El abrazo de la serpiente, pues con 1 300 millones de pesos de estímulos tributarios y 1 031 millones girados por el FDC, según cifras suministradas por el Ministerio de Cultura, le tocó vivir otras épocas distintas a las de cineastas de otras generaciones como Gustavo Nieto, Víctor Gaviria y el propio Lisandro Duque. Tan alentador es el panorama, que Guerra, gracias al programa de estímulos, ya puede estar trabajando en su cuarta película: Pájaros de verano.

Pero además de los agradecimientos dados y los elogios recibidos, Guerra y Cristina se valieron de la ocasión para pedir más apoyo al cine nacional, a fin de que el púbico ocupe más las salas y los títulos criollos se prolonguen en carteleras. Solo así será posible entender por qué la cinta de Ciro Alfonso Guerra, al lado de las producciones Mustang (Francia), A war (Dinamarca), Theeb (Jordania) y Son of Saul (Hungría), está nominada al Oscar como mejor película en habla no inglesa.

Ahora, Colombia espera que el 28 de febrero próximo, durante la 88 versión de los más importantes premios de la industria del cine, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas preceda con una frase en inglés el nombre de El abrazo de la serpiente: And the winner is…