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En agosto del 2015 comenzó a materializarse el sueño de Antonella Barrios y Ronaldo Sandoval. El sonido universal del tambor hacía mover la pollera y el sombrero con un destello de luz único de la inocencia, aquella tarde que fueron designados Reyes del Carnaval de los Niños 2016. Ese día su sonrisa se engrandeció y, desde entonces, brilla con más intensidad.

Mientras bailaban bajo el Sol en la Vía 40, años atrás, veían lejando el momento en el cual se convertirían en embajadores de un legado carnavalero que apenas conocían, pero que sentían como suyo.

Y así fue. Ambos vienen de una familia donde el arte, más que un hobbie, es su sustento de vida; eso los marcó desde pequeños con el sello carnavalero.

Hoy saldrán al ruedo a demostrar lo que han aprendido de la fiesta más importante de Barranquilla. Quieren replicarlo a cada niño sin exclusión, a cada carnavalerito que los acompañe hoy, en el Semillero del Carnaval de los Niños, que asegura la prolongación de la festividad.

Ronaldo Sandoval, talento de cuna

Disfruta el Carnaval desde que tiene conciencia, asegura Ronaldo Sandoval González, de 10 años. Ser el rey Momo del Carnaval de los Niños 2016 es solo un ‘disfraz’ de los tantos que ha usado como excusa para hacer desorden con sus amigos mientras bailan con desenfreno por las calles barranquilleras, cada año. Pero es el personaje que más le ha gustado interpretar.

Siguiendo los pasos de su reina, este caballero carnavalero demuestra sus dotes artísticos en cada una de sus presentaciones ‘reales’. Talento que cultivó desde la cuna, literalmente. Vestido de congo, perro, gato y torito desfiló por la Vía 40 desde que estaba en coche, recuerda su madre, Íngrid González Hernández, quien lo llevaba en la comitiva mientras su hermano mayor danzaba en comparsas.

A los dos años comenzó a hacer parte de la Danza Congo Infantil Alegría vestido de animal, y actualmente es el líder de la cuadrilla de la fauna en este grupo folclórico con 30 años de tradición en el Carnaval de Barranquilla, dirigido por la licenciada Esther de Soto. Comparte su tiempo como miembro del grupo folclórico con sus estudios en el Colegio Popular del Atlántico, donde cursa quinto grado.

'Es un niño muy aplicado, obediente y cariñoso. Contrario a lo que se puede pensar, es tranquilo, aunque como a todo niño le gusta jugar mucho', expresa su mamá. Ella comparte el sentir carnavalero con sus otros dos hijos, Kleider, de 13 años, y Sharon, de 7.

Como buen barranquillero, Ronaldo es hincha de Junior, sueña algún día en convertirse en un gran futbolista y ser parte del equipo ‘Tiburón’. Además del deporte, en sus ratos libres practica instrumentos de percusión, como el tambor alegre y la tambora. 'Hijo de tigre sale pintado', manifiesta Íngrid. Y sí, Ronaldo sacó lo que es inevitable en su sangre: la tradición folclórica. Su padre, Rubén Sandoval, es docente, y al igual que él participó en la comparsa Cipote Alegría, que dirige actualmente. También es director de la Fundación Carnaval del Suroccidente. Y su madre es una dedicada artesana del Carnaval, bailadora de comparsas y parte de la Escuela de Danzas de Carmen Meléndez.

Antonella Barrios, reina por tradición

'La que va a ser reina la corona le llega del cielo'. Así describe Keimi Ávila Alí a su única hija Antonella. La naturalidad con la que se mueve y la seguridad con la que se expresa la hicieron merecedora del título de soberana de los niños a sus 10 años. Pero su trayectoria artística comenzó tiempo atrás, y es la principal muestra de lo que es.

Esta barranquillera de pura cepa es estudiante de quinto grado en la Unidad Porteña de Aprendizaje en Puerto Colombia. En las clases de ballet en la Escuela de Jorge Arnedo afianzó su gusto y talento por el baile, que demuestra desde los 3 años en la cumbiamba infantil La pollerita colorá, en la que participa.

'Es muy buena estudiante, ocupa el segundo lugar en su colegio, y en los semilleros de investigación está siempre en los primeros puestos. A pesar de ser tan intelectual, es una niña muy carismática, alegre e inquieta', expresa su mamá.

La curiosidad que carga la ha hecho explorarse en distintas actividades extracurriculares. Hace parte del proceso comunicativo-educativo Voz Infantil-Hola Juventud, donde demuestra su faceta como locutora, una de sus pasiones.

La primera corona le llegó en pre-escolar, cuando fue reina de su salón en el jardín Happy Time. Y la segunda la recibió lejos de su tierra, durante una corta estancia en Huila, cuando representó a Pitalito en el Reinado Nacional Infantil del Bambuco, del que resultó ganadora.

'Nos fuimos a vivir a Huila por razones laborales. Pero ella siempre estuvo vinculada con el Carnaval. La enviábamos cada año a que participara en el desfile de los niños. Que sea la reina en ese Carnaval al que tanto asistió es una felicidad muy grande para todos, es su mayor orgullo', expresa su madre, de quien heredó el aspecto físico y en su aspiración de reina. La progenitora fue Reina Infantil del Carnaval de los Niños en 1997, Reina de Reinas del Carnaval de Barranquilla y Virreina Nacional del Folclor en 2004. El padre de Antonella, Harry Barrios Vásquez, es licenciado en pedagogía, músico de profesión y director musical del Rumbón Normalista y de la banda músico-marcial de la Escuela Distrital Hogar Mariano.