Muchos años después, frente a un pelotón de bailarines, el público barranquillero había de recordar aquella tarde remota en la que Macondo se fundó. José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán lideraron a una camada de pobladores que dejaron a un lado la soledad para convertirse a la magia de la alegría, a son de bullerengue.
Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construida a orillas de un río de aguas diáfanas, surcado por una piragua en la que, blanquísima, Marcela García Caballero comenzó a coquetearle a la cumbia con un baile lleno de elegancia y encanto, en el segundo acto de su espectáculo de coronación.
El mundo era tan reciente que las cosas carecían de nombre, y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo, como el hielo que Melquíades y sus gitanos trajeron del otro lado del mundo. Un espectáculo circense cargado de acrobacias y sabor flamenco le subieron la temperatura a ‘Macondo vive’, como se denominó el show.
El tren de los recuerdos surcó el escenario del estadio Romelio Martínez y atravesó las plantaciones bananeras de la tierra de García Márquez, el coautor del espectáculo a través de las líneas de su Cien años de soledad.
Ritmos festivos del Caribe sacaron el lado más coqueto de la reina, quien hizo de las suyas al jugar con su parejo, vestida con un top y un short adornado del fruto del platanal.
Marcela García se movió por la Zona Bananera del departamento del Magdalena. Ritmos de la Región Caribe fueron bailados por la reina durante este segmento.
Fue, entonces, el momento del acordeón, banda sonora de las famosas peleas de gallos de la obra garciamarquiana. Luego vino la melancolía, con Hay amores, de Shakira, interpretada al estilo de la danza contemporánea.
Un trance corto, al que solo podía seguirle la alegría desbordante de Barranquilla, que se parece a New Orleans –como lo canta Carlos Vives en sus Décimas, tema que sonó en dicha escena–, llena de plazas, parques y edificios con arquitectura histórica.
El sabor africano se subió a la tarima, con una nueva demostración de baile de Marcela. El merengue, otro infaltable, le antecedió al vibrante momento champetero. La soberana, toda una ‘Pupileta’, invitó a los vocalistas de Bazurto All Stars a cantar el tema urbano en este acto, y aprovechó para demostrarles cuan ‘pupi’ y ‘coleta’ es.
La reina junto a Freddy, vocalista de Bazurto All Stars, quien interpretó el tema ‘La Pupileta’ en medio del espectáculo.
Pero, indudablemente, aún faltaban los minutos más emocionantes del show, esos en los que la soberana, experta salsera, bailó junto a su padre, Augusto García, una descarga llena de amor, ante los gritos del público asistente. La fuerza de La Gozadera, de Gente de Zona, cerró el espectáculo coreográfico.
La soberana bailó salsa junto a su padre, Augusto García, sorprendiendo durante la puesta en escena de su ‘show’ de coronación. En la foto, el beso que cerró dicho acto.
Un emotivo video, con agradecimientos para cada persona que hizo –y hace– parte del mandato de Marcela, incluido su abuelo, quien recién falleció, sorprendió y conmovió a los asistentes al Romelio, que aplaudieron las palabras pregrabadas de la reina.
Fue cuando una bandada de gigantes mariposas amarillas iluminaron el escenario, al que se asomó Marcela –acompañada de su hermano Camilo, su edecán– convertida en otra gigantesca mariposa, coronada por una diadema de zircones amarillos y cristales Swarovski, hechos a la medida de su cabeza, que solo piensa en la magia de Macondo, que es –en realidad– todo un Carnaval.