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Es que la cumbia, la brisa y la gente me llevan', dijo entre polleras una cumbiambera de la tercera edad. A la entrada de la Noche de Tambó, que se celebró el pasado viernes, a partir de las 8 p.m., en la Plaza de la Paz.

Expresiones coquetas, igual a los que hacen las cumbiamberas mientras bailan y recorren cada año la Vía 40, durante la Batalla de Flores, se veían en las mujeres que integraban la rueda de cumbia más grande del Carnaval, que llegó este año a su vigesimosegunda edición.

La noche se encendió al son de gaitas, alegres, llamadores, tamboras, pitos atravesaos, flautas de millo, guaches y maracas, que pusieron a gozar al público barranquilero y turistas, que cada año preparan sus polleras y sombreros vueltiaos para la ocasión.

Justo a las 9:59 p.m. apareció en el escenario el rey Momo Lisandro Polo. 'A los que les tengo amor, todos en mi pecho viven, este verso me describe, yo nunca me siento solo. Yo soy Lisandro Polo, soy Rey Momo del Caribe', fueron sus primera décimas.

En compañía de su grupo Tambó, el compositor le puso ritmo carnavalero a la rueda de cumbia, donde además de vestuarios de cumbiamberos se destacaron disfraces de monocuco, negritas puloy, marimondas, tigresa, entre otros.

A las 10:20 p.m subió a la tarima el maestro Pedro ‘Ramayá’ Beltrán, quien entregó un trofeo a Cumbiamba La Bella, como reconocimiento a su cumpleaños número 25.

Luego, a las 10:55 p.m., el turno fue para los Gaiteros de San Jacinto, que desde el departamento de Bolívar arribaron a La Arenosa para apoderarse del escenario y deleitar al público barranquillero.

Cerca de las 11:15 p.m., llegó el momento más esperado de la noche. Las manos de los maestros Catalino Parra, Pedro ‘Ramayá’ Beltrán y Juan ‘Chuchita’ Fernández fueron las encargadas de poner la corona, tejida en cañaflecha por los indígenas de San Andrés de Sotavento, de Córdoba, que acreditó a Lisandro como el Rey del Folclor.