Cerca de las dos de la tarde, cuando el sol mantenía sus fuertes rayos de luz y provocaba que gotas de sudor corrieran por las mejillas de miles de bailarines, que se habían dado cita en el parque Olaya, sonó la sirena del carro de la Policía, aquella que anunciaba que la Gran Parada Carlos Franco había comenzado.
Rostros desesperados y acalorados, en segundos se transformaron en caras sonrientes y frescas, tanto las del público que esperaba ver el espectáculo desde las 11 de la mañana y las de los participantes que se reunieron en el sitio a partir de las 10.
Un guerrillero, un centauro, Miss Tanga y el matrimonio eterno –una pareja de casados– fueron los disfraces que dieron paso al desfile, que busca salvaguardar las tradiciones del Caribe y que este año ha llegado a su edición número 13. Seguidamente pasaron las marimondas de la Alcaldía, acompañadas por Alejandro Char, quien hizo el recorrido hasta la iglesia San Felipe.
'Amo este desfile, lo he venido a ver desde hace 10 años', dijo Amparo Piedrahíta, habitante del barrio Los Andes, quien había llegado con su esposo y amigos a sentarse desde las 12:30 del mediodía en las aceras de la carrera 21, para coger puestos en la sombra. 'Sí, porque en el sol después uno no aguanta tanto', explicó.
El desfile brilló por los más de 300 disfraces que pasaron en él y los que interactuaron con el público. Entre los que más se destacaron están Piedad Córdoba, Fidel Castro, Hugo Chávez, Rafael Orozco, Joe Arroyo, Diomedes Díaz, el Dengue clásico, el payaso fotógrafo y los paramilitares.
La reina de la 44, Yanina Margarita Reales, también hizo parte del desfile. La soberana lució un traje de dos piezas plateado, engalanado en la parte de atrás con plumas azules.
Los reyes infantiles Raúl Rodríguez y Shelsyn Domínguez hicieron su aparición un poco después de Yanina. Los niños espectadores fueron los causantes de fuertes aplausos que se escucharon al momento en que estos pasaban.
'Cuidado con el ladrillo', gritó el público mientras reía, cuando se acercaba un indio agresivo que con mirada fija e intimidante en las personas, lanzaba a ellos esta pieza de construcción. Para la suerte de los espectadores, este estaba hecho en espuma para tapizar.
Ya siendo las 3:30 de la tarde, se observó a Yassir Galván, un bebé de siete meses que recibía una cucharada de sopa de parte de su madre Belkis mercado, quien se encontraba en el desfile con su esposo y su otro hijo. 'Nosotros vinimos desde la Circunvalar con Villa San Pedro. Estamos aquí desde las 11 esperando que pasara el desfile. Apenas estamos almorzando para poder seguir disfrutando del Carnaval', contó Yaimir, padre del bebé.
Después de varias cumbiambas, se acercaba la comparsa Damas del Folclor, conformada por mujeres de la tercera edad. María Olmedo, de 77 años, quien seguía sonriente a pesar de ir a medio camino del desfile, contó que arribó desde Cartagena, única y exclusivamente para participar en la Gran Parada Carlos Franco. 'Hace tres días que llegamos a Barranquilla. Tenemos varios meses de estar practicando y hemos sentido que está siendo recompensado por el cariño del público', dijo.
Este grupo no fue el único que llegó a Barranquilla desde otras ciudades. La comparsa Kimbala, Raza Latina, B’jembe Danzas, Tacumbe, entre otros, vinieron desde La Fantástica, Huila, y Plato, Magdalena.
Los espectadores aseguraron que este año el desfile fue mucho más organizado y que por este motivo no se observaron peleas en los alrededores. 'La organización fue impecable, todo muy bonito. El año pasado no habían muchas barandas. En este hubo más e incrementó el número de policías', dijo Cindy Solano, quien disfrutó del desfile en compañía de sus sobrinos Cristian y Darwin.
En acuerdo estuvo Carmen Rincón, quien llegó de Valledupar a visitar a su hija y, de paso, a gozarse el carnaval. 'Todo estuvo excelente, fue mucho más organizado y cómodo para todos', dijo.