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Con el entierro de Joselito terminó el Carnaval de Barranquilla y muchos regresarán este miércoles a las obligaciones cotidianas, pero con los estragos propios de la temporada: cansancio, guayabo, entre otros. Por ello, ayer fue aprovechado para recargar energías y qué mejor plan que el de disfrutar de la playa, la brisa y el mar, tal como lo hizo la familia Mattos Romero.

'Después de ese ajetreo lo que uno quiere es descansar, relajarse y nada mejor que estar en la playa un martes de Carnaval', dijo Roberto Mattos Martínez quien llegó con su esposa Deyken Romero Lozano desde Valledupar para disfrutar de las carnestolendas.

Roberto dice que después de gozar de eventos como la Batalla de Flores en la Vía 40, la Gran Parada de Tradición y de Comparsas no lo pensó dos veces y empezó a buscar los diferentes destinos turísticos en el departamento del Atlántico y se decidió por las playas de Miramar en Puerto Colombia.

'Sin irnos tan lejos y sin gastar mucho dinero estamos disfrutando de estas playas y desenguayabándonos con un par de cervezas bien heladas', expresó Roberto, mientras que su esposa agregó que 'lo mejor para el desenguayabe es una sopa de pesca'o, y esta mojarra con arroz de coco y patacones con una cerveza bien helada', anotó mientras degustaba su almuerzo.

Roberto y Deyken afirman que es la primera vez que disfrutan un Carnaval los 4 días y hoy regresarán a Valledupar para cumplir con sus actividades.

Otra de las opciones para aprovechar el último día del Carnaval fue quedarse en casa y armar un plan con familiares y amigos tal como lo hizo la familia Rosellón en el barrio Las Nieves.

'El desenguayabe más sabroso es tomando unas frías con bastante hielo y un sancocho de guandú con carne salada', dijo Abel Solano Rosellón, quien sostiene que tradicionalmente se reúnen en la terraza de su casa los martes de Carnaval.

Orlando Guardiola, uno de los vecinos de la familia Rosellón asegura que después de bailar en La Troja hasta el cansancio y tomar licor su cuerpo no resiste más y lo único que le pedía ayer al mediodía era una cerveza bien fría y una totuma de sancocho.

El guayabo lo que da es hambre y por eso nos encargamos de preparar el sancocho para que mañana –hoy– amanezcan con las pilas bien puestas y tengan voluntad para ir a trabajar, dijo Gladis Marenco, otra habitante del barrio Las Nieves.

En la esquina de la carrera 24 con calle 50 también es tradición que un grupo de amigos se reúna para comentar las anécdotas vividas durante las festividades del dios Momo.

Johnny Morales asegura que el estómago y la garganta le arden de tanto tomar licor, y es por ello que optaron por comprar una gaseosa bien helada mientras planean de que hacen el sancocho para todos los amigos de la cuadra.

Y mientras se ponen de acuerdo si el sancocho lo hacen de gallina o de costillas, Morales y sus amigos dicen que Joselito es sepultado simbólicamente, pero la alegría, el jolgorio y el desorden quedan vivos esperando el próximo carnaval.