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Un lote de 79 obras maestras de Picasso, valoradas en unos 300 millones de euros (337 millones de dólares), están almacenadas en los puertos francos de Ginebra desde octubre de 2012, después de que Catherine Hutin-Blay, hijastra del artista, las enviara desde Francia, informó el diario Le Point.

Varios famosos y valiosos retratos de su madre, Jacqueline Picasso, última mujer del pintor, están entre las obras que llevan más de tres años en los puertos, un lugar que funciona no solo como punto de entrada de mercancías a Suiza, sino como centro logístico de almacenaje.

Hija de un primer matrimonio de Jacqueline Picasso, Hutin-Blay, de 67 años, heredó tras el suicidio de su madre, en octubre de 1986, más de un millar de cuadros del pintor, así como centenares de grabados, esculturas y un importante patrimonio inmobiliario.

El célebre retrato Jacqueline con traje turco, valorado en 35 millones de euros (39,3 millones de dólares), favorito de la viuda de Picasso, es una de las obras que duermen desde hace casi cuatro años en ‘la otra caja fuerte suiza’, según informó este domingo el digital suizo Agefi.

Otras visiones de la madre de la heredera pintadas por Picasso, Jacqueline sentada en la mecedora, estimada en 30 millones de euros (33,7 millones de dólares), y Jacqueline con las piernas cruzadas, valorada en diez (11,2), figuran igualmente en la lista suiza.

Le Point, que intentó –sin éxito– recabar la opinión de los abogados de Hutin-Blay sobre ese envío de una tonelada de peso al borde del lago Leman, dice no comprender 'tanto misterio, pues los cuadros de Picasso fueron enviados normalmente, acompañados de sus documentos aduaneros y licencias de exportación'.

La personalidad de su dueña da al caso una dimensión particular, entre otras razones porque, recuerdan los medios, Hutin-Blay siempre se ha presentado como una coleccionista, y no como una mujer de negocios interesada por el dinero, y menos aún como alguien capaz de alejarse de golpe de varios importantes retratos de su madre.

'No revendo obras a menos que me vea obligada', indicaba en Le Parisien en julio de 2013 la hija de Jacqueline Roque, quien en 2015, recuerdan los medios, en relación con una denuncia de robo que ella misma había presentado, aseguró que le sería imposible separarse de una representación de su madre.

El gabinete de abogados que la representa no quiso pronunciarse al respecto, alegando la existencia de ese proceso penal abierto en Francia y el necesario secreto de instrucción, aunque, resalta Le Point en su página web, dicho procedimiento no tiene relación alguna con las obras enviadas a Suiza.

Para Le Point, las razones por las que Hutin-Blay, residente en París, decidió expedir cuadros tan prestigiosos a los puertos francos ginebrinos podría deberse a las mejores posibilidades que ofrece Suiza para venderlos con discreción. Efe