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'En unos minutos viene el sabor de la música africana', anunció en tarima uno de los presentadores del concierto de La Troja, que celebró el pasado domingo sus 50 años.

'¡Por fin va a cantar Lokassa!', dijo emocionada Elsy Pérez a su esposo Eduardo Parias, la 'salsera de nacimiento' que lució durante el evento una camisa dashik y un gorro kufi, prendas naturales del continente africano, similares a las que vistió Joe Arroyo en muchas de sus presentaciones. 'Quise vestirme de esta manera por la presentación de Lokassa Ya M’Bongo. Me inspira muchísimo la música africana', contó la mujer.

Cerca de la medianoche, cuando los asistentes cumplían 11 horas de haber llegado al lugar a disfrutar de la nómina musical que ofreció La Troja, las energías se mantenían arriba, y las frases como 'la noche es jóven' se escuchaban entre los asistentes.

Ya habían pasado por la tarima el barranquillero Yilmar Zilguero, la Banda de Eduardo Machacón, el puertorriqueño Odilio González, la orquesta La Bandoleta Latin Music, los ex integrantes del grupo Niche Javier Vásquez y Álvaro ‘Pelusa’ Cabarcas, el boricua Sammy González y el cubano Hernán Olivera.

El ‘espeluque’

Con el sonido de los acordes de una guitarra africana, tocados por los dedos de un hombre que lleva todo el sabor de las lejanas tierras que han influenciado muchos de los ritmos más bailados en la Costa, se inició la presentación de Lokassa Ya M’Bongo junto a su agrupación. Exactamente a las 12:10 a.m., cuando arribó a la tarima y se convirtió en el último artista de la noche, los trojeros se levantaron de sus sillas para subir a ellas y poder observar mejor el espectáculo.

Algunos, los que ya habían caído presos del éxtasis causado por el alcohol, retomaron para gozar como era debido la interpretación del también reconocido arreglista.

El primer tema en sonar fue El gallo, y este fue el mismo que puso a ‘tirar’ pases a Yulitza Barrera, una barranquillera de piel morena que afirma que ser afrodescendiente le hace llevar la champeta en las venas. 'Ese man es mi ídolo. Me gusta porque mis abuelos eran africanos y yo soy descendiente de esa hermosa cultura', dijo.

'Oye, ¡pero qué sabrosura!', se le escuchó decir a Carlos De la Hoz, un joven de 28 años que asegura no perderse ninguno de los eventos que organiza La Troja.

'La noche aún es joven'

Mientras Lokassa y dos de los cantantes que lo acompañaban interpretaban otra de sus canciones, tres mujeres subieron al escenario a bailar champeta al lado de los artistas. Las barranquilleras, con movimientos de caderas, vientre y piernas, se llevaron las miradas de los africanos. Luego se unieron a ellas para hacer el famoso baile del gusanito.

En ese momento, un amante de la champeta subió a la tarima, sin autorización de los encargados de logística, para fotografiarse con Lokassa. El artista, que estaba en medio de la presentación, sonrió por lo sucedido, pero sin quitar los ojos de las cuerdas que toca desde los tiempos de su juventud, cuando perteneció a la banda más grande de su continente, Afrisa.

'Pero ese man está muy serio', aseguró Patricia Mercado, asistente al evento que no bailaba mucho debido a que no comparte el gusto por esa música congolesa. 'Tocan muy bien, pero prefiero la salsa', dijo.

Ciertamente, al guitarrista, mientras tocaba, se le veía muy concentrado y poco sonriente. Sin embargo, al terminar cada canción su rostro se veía más alegre y cálido hacia el público.

Durante la noche del domingo, la carrera 44 entre calles 72 y 74 era un fiesta que no apagaba nadie, a excepción de los agentes de la Policía que cuidaban del evento y se aseguraban de que la rumba no excediera la hora estipulada.

Cuando Lokassa y sus músicos tocaron El Satánas, uno de los temas más sonados en la emisoras barranquilleras –y que nunca falta en La Troja–, los curramberos formaron el propio ‘espeluque’. Pases populares como ‘la camita’, ‘la cometa’ y ‘el caballito’ se pudieron observar entre los bailarines.

Era ‘La piragua’

Sin duda, uno de los momentos que más disfrutaron los barranquilleros que hicieron parte de la celebración de los 50 años de La Troja, que en 2003 fue declarada Patrimonio Cultural y Musical de la ciudad, fue cuando Lokassa Ya M’Bongo y su agrupación interpretaron la clásica canción de José Barros La piragua. A pesar de tener una letra en castellano, los cantantes hicieron su mejor esfuerzo y el público los acompañó con coros y aplausos.

Cerca de la 1:30 a.m., el concierto llegaba a su fin. En ese momento, al guitarrista africano le fue entregado el Congo de Oro Trojero, así como también a los demás artistas que se presentaron durante la noche. 'Gracias, familia. Gracias, Barranquilla', pronunció en inglés el artista después de recibir la estatuilla que Edwin Madero, fundador del recinto musical, instauró para premiar la participación de los cantantes durante la gran celebración.

'Congo Barranquilla, I love you Barranquilla', fueron las palabras con las que se despidió un grande de la música africana al que los asistentes describieron como un 'duro' con las cuerdas.

'¡Hombe!, hubiese tocado un tema más', alegó Yulitza Barrera, la morena que se ‘bailoteó’ la presentación de su ídolo en el cumpleaños de La Troja.