El arte callejero que se manifiesta con grafitis y a través del baile, con géneros como el breakdance; una dosis de música electrónica y la espectacularidad de las acrobacias a ritmo de trip-hop hacen parte del estilo circense de Cirque Éloize, compañía que llegó a Bogotá, al Festival Iberoamericano de Teatro de este año, con su show ID. En la capital estarán presentándose hasta el próximo 27 de marzo. EL HERALDO habló con Diana González, la única integrante latina de esta agrupación de artistas.
¿Cómo llegó a involucrarse en el proceso de ID?
Desde pequeña hacía gimnasia y acrobacias. Luego me volví bailarina, y una amiga me introdujo en las telas y me encantó. Luego estudié en Montreal, en una escuela especializada en circo, durante cuatro años. Trabajé en varios shows cuando Cirque Éloize me llamó para hacer este tour por el mundo con la producción de ID.
El espectáculo de ID mantiene la estética de lo urbano que la gente asocia a veces al vandalismo, ¿cómo llegaron a esa idea?
La historia sí inicia con un escenario en el cual dos bandas enfrentadas son las protagonistas, pero conforme va pasando la obra estas van encontrando que son más similares de lo que creen, y al finalizar están en armonía. El mensaje nuestro es que aunque todo el mundo es diferente, todos podemos llegar a entendernos.
Su propuesta mantiene el formato de circo, pero es renovado, ¿cómo ve el panorama de las artes circenses?
Me da gusto la evolución del circo tradicional con animales, trapecios y payasos, hacia la expresión con baile y teatro. El Cirque Éloize se realizó por primera vez en 2009 precisamente en un momento en el que el circo había llegado a un tope y necesitaban buscarse nuevas formas de expresión. En ese momento el director, Jeannot Painchaud, ideó este concepto con arte como la bicicleta trial, que nunca se había visto antes en un circo y el baile urbano.
¿Algunos de sus integrantes provienen de las calles?
No. Algunos, sobre todo en el baile como el breakdance, han aprendido por su cuenta y en temas como la bicicleta trial, para lo cual no hay escuela como tal también. Son personas que han querido aprender por voluntad propia.