'Por la tarde va la negra, va la negra Soledad. Con la batea en la cabeza va vendiendo rica fruta con su dulce de alegría. Va vendiendo rico coco, pregonando, pregonando: ¡Alegría!, ¡alegría con coco y anís!'. Así le cantaba el dúo Elia y Elizabeth, en los años setenta, a Barranquilla, la ciudad en donde la alegría se come y además define un sentimiento de identidad.
Esa palabra que dio nombre al dulce tradicional palenquero también es utilizada por los habitantes de ‘la Arenosa’ para describirla. Así lo comprobó el sondeo realizado por EL HERALDO, en el que se preguntó a sus lectores con qué palabra definiría a la ciudad. Del ejercicio se recibieron cerca de 821 palabras, y entre ellas ‘alegre’ y ‘alegría’ se repitió 93 veces, un porcentaje superior a las 35 veces que apareció el término ‘carnaval’, o las 53 que definieron la ciudad como ‘única.’
¿Cómo se forma esa visión alegre de ciudad?
Mas allá del cliché, esta visión cultural de la ciudad ha sido explorada por la academia, que encuentra respuestas a esta forma de ver el mundo en los elementos multiculturales que nutren a Barranquilla, así como las condiciones geográficas que influyen en las formas de interacciones con el entorno físico y social.
Jorge Bolívar Berdugo, sociólogo e investigador de la Universidad Simón Bolívar, explica que la alegría en estas tierras se ha convertido en un sentimiento identitario. 'En el Caribe y en especial en Barranquilla las personas tienden a ser espontáneas, alegres, amantes de la música y el baile; es una identidad cultural y una forma de comportamiento', afirma Bolívar, quien explica que esa identidad cultural involucra valores, creencias, tradiciones y los elementos que son motivo de orgullo por lo propio.
'Elementos como el amplio horizonte, que no nos detienen las montañas para mirar, se refleja en una personalidad abierta', comenta el sociólogo.
Las palenqueras llevando sus alegrías en la cabeza, los tambores africanos que resuenan en el Carnaval de Barranquilla y los condimentos en la gastronomía costeña son evidencias del aporte de esta raza a la configuración cultural que tiene el barranquillero actualmente. Así lo corrobora la socióloga Diana Rodríguez, quien ha estudiado la huella afro en la sociedad actual.
'Los afrodescendientes todavía mantienen vigente esa forma primigenia de ver la vida. Para ellos la felicidad no está asociada con el éxito económico, se trata de las emociones del día a día', asegura la investigadora, quien pone como ejemplo el acto cotidiano de sentarse en una esquina con los amigos a charlar o tomar, como formas de ocio.
'El ocio tiene que ver con dedicarse a otras cosas que no generan dinero, pero sí placer. Esa forma de ver el mundo impregna lo Caribe, y la influencia negra es muy fuerte y resistente, está en el ADN social de los barranquilleros', explica Rodríguez.
'Tú vas al mercado y ves que en medio del trabajo duro la gente, como popularmente dicen, se la vacila, está contenta resolviendo el hoy. El Caribe no piensa en acumular, piensa en el hoy', agrega.
Por otra parte, el lenguaje también refleja un modo de ser abierto, espontáneo, un escenario de comunicación en el que se evidencia la creatividad. Este aspecto ha sido el campo de estudio de Alejandro Espinoza, coordinador del grupo de investigación Comunicación y Región en la Universidad Autónoma del Caribe.
'Al comunicarnos somos muy expresivos, usamos los gestos. Somos dueños de una proxemia y nos apropiamos del espacio en que interactuamos. No hay que olvidar la ‘bacanería’ que utilizamos al hablar y eso nos hace distintos a otros sectores del país', describe Espinoza, quien también señala al fútbol como otro escenario donde se muestra la alegría como identidad cultural.
'El fútbol es uno de los escenarios en que se refleja esa identidad Caribe. Cuando un barranquillero religiosamente se pone la camiseta del Junior o de la Selección Colombia, allí está el ser Caribe, todo se confunde en un solo sentir'.
Cifras alegres
En 2013, el Barómetro Global de Felicidad y Esperanza, que señaló ese año a Colombia como el país más feliz del mundo, también mostró a Barranquilla como la ciudad más feliz de Colombia con un porcentaje del 83 % en las mediciones de las encuestas de sus habitantes, superando la percepción de ciudades como Medellín, Bucaramanga, Bogotá y Cali.
Esta percepción se mantiene según los sondeos recientes. El ‘ser Caribe’ también tiene otra faceta creativa y de visión expansiva que se ve reflejada en la proyección que está adquiriendo la ciudad.
'Barranquilla, como capital del Caribe, hay partes en que se parece a Miami y es porque se proyecta hacia cosas grandes con obras de infraestructuras que se preparan para otro escenario de ciudad', comenta Espinoza.
Los expertos en Ciencias Humanas coinciden en que la mayor expresión de esa alegría es el Carnaval, que dinamiza la cultura y la economía de una ciudad que crece desde los cimientos de su identidad.
Dulce de alegría. La preparación típica palenquera contiene millo –un cereal de alto contenido de vitamina E– panela, trozos de coco y anís.