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En Barranquilla no solo se habla y se enseña español o inglés. En los tableros de esta ciudad también se trazan palabras de lenguas criollas como el Ri palenque; se escriben frases en idiomas extranjeros como el alemán, el hebreo, francés y hasta ruso, porque históricamente la Puerta de oro de Colombia ha dialogado e incorporado otras culturas en su dinámica social y cultural.

Por esta vocación multicultural y con motivo del Día del idioma, EL HERALDO recorrió algunas aulas de clase donde el español pasa a un segundo plano para dar paso a fonemas, vocablos y expresiones de culturas distintas a la generalizada en la ciudad. El recorrido comenzó por las raíces afro, en el corazón de barrio Nueva Colombia; continuó en el Colegio Alemán y terminó con las clases de ruso en el Instituto experimental.

Aprendiendo Ri palenque

Dentro del Centro etnoeducativo Paulino Salgado Batata, y entre la algarabía de unos cuarenta estudiantes de primer grado, la profesora Delia Cabarcas pide al pequeño John Alex que pase al tablero para repasar palabras básicas de la lengua palenquera.

'Escribe pae mi, que es ‘mi papá', dice Cabarcas mirando de forma atenta lo que se escribe en el tablero blanco.

Silvio Rodríguez, rector de la institución, mira desde afuera y comenta que, además de las clases magistrales, hay otras herramientas para enseñar esta lengua criolla que tiene gran influencia de las lenguas bantúes del África Central.

'Ellos aprenden el contexto de la cultura porque Nueva Colombia es un asentamiento afro y palenquero en Barranquilla. Muchos no hablan la lengua, pero otros sí porque vienen de familias palenqueras. Nosotros aprovechamos elementos como los tambores, los cantos y la comida para enamorar a los estudiantes del Ri palenque', comenta Rodríguez.

John Alex, de 7 años, es uno de los 759 estudiantes de este colegio etnoeducativo. Él cuenta que en su barrio escucha algunas personas hablar palenquero, pero que no sabe todavía.

Del legado afro a la herencia alemana

El Colegio Alemán es una de las evidencias de las migraciones sociales que han tocado la ciudad en su historia. El impulso de las colonias extranjeras convirtió a Barranquilla en la Puerta de Oro de Colombia, con iniciativas como la de 1919, año en que se creó la primera aerolínea comercial exitosa del continente americano Scadta (Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos), actual Avianca. En la biblioteca del colegio permanecen estos datos históricos, mientras que en uno de los salones 20 estudiantes reciben su clase diaria del idioma alemán.

La profesora Katharina Renz inicia con un breve conversatorio sobre una película que vieron la clase anterior. Los adolescentes de séptimo grado participan pidiendo la palabra y hacen sus comentarios usando el idioma alemán.

Nicole Vega, de 12 años, cuenta que desde que entró al colegio, en el kindergarten empezó a aprender los colores, letras, nombres de animales y otras cosas básicas en ese idioma. 'Me gusta porque es un idioma muy interesante y abre la posibilidad para aprender otras lenguas distintas. En casa, cuando hay cosas que no entiendo, me ayuda mi mamá, que también estudió aquí', comenta mientras tiene en sus manos un taller para ubicar 18 errores en un texto escrito en alemán.

Una experiencia multilingüe

En la parte superior del tablero, la profesora Anastasia Eybina escribe la fecha del día en ruso y luego se dirige al grupo de estudiantes de noveno grado hablando su idioma materno con fluidez. Ella es la actual profesora de ruso del Instituto Experimental del Atlántico José Celestino Mutis.

El grupo de noveno grado cumple dos años estudiando el idioma europeo, y entre los más entusiastas de este espacio académico está Jary Guzmán, de 14 años.

'Me gusta mucho la forma de escribir en ruso, es muy distintas a la nuestra. Lo más difícil para mí es el uso de los verbos para estructurar oraciones', dice.

Para Anastasia, estas dificultades surgen porque el ruso tiene más letras y más sonidos que el español; sin embargo, encuentra una actitud muy abierta para aprender en los estudiantes.

'Pese a la cultura tan distinta, los muchachos se nota que aprenden por gusto y no tanto por obligación', comenta la profesora rusa que lleva dos años en Colombia.

La experiencia del instituto fundado por Alberto Assa en busca de una educación integral incluye en su plan de estudios siete idiomas extranjeros, entre los que figuran el inglés, francés, alemán, italiano, griego, latín y ruso. 'A través del idioma los estudiantes se conectan con otras cultura y amplían su perspectiva y conocimiento', explica el rector Antonio Martínez.

Pero los colegios no son los únicos lugares para encontrar esa diversidad lingüística en la ciudad, porque colonias chinas, árabes, francesas, entre otras, hacen parte del amalgama que conforma a Barranquilla.

De regreso a Nueva Colombia, Jhon Alex siguiendo las indicaciones de su profesora dejó escrito en lengua palenquera: ata uto begá, que en español quiere decir 'nos vemos luego'.