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La diseñadora de vestidos de novia Christine Kendall, sostiene que en noviembre de 2010 hizo llegar a Kate Middleton, duquesa de Cambrige, varios bocetos de vestidos nupciales inspirados en los años cincuenta. Dos meses después recibió una carta de agradecimiento desde la oficina de los príncipes Guillermo y Enrique. 'Catalina Middleton me ha pedido que le de las gracias por su carta del 18 de noviembre', escribió uno de los empleados. 'A la señorita Middleton le interesó mucho su trabajo y apreció que se tomase la molestia de escribir', añadió.

Sin embargo, un portavoz de la casa real ha asegurado al diario The Sunday Times que la duquesa nunca vio los bocetos.

Kendall por su parte, ha emprendido acciones legales para reclamar su propiedad intelectual, aunque su abogado mantiene que la denuncia no se ha efectuado contra Kate Middleton.

En Alexander McQueen, propiedad del conglomerado de moda Kering, dicen estar 'totalmente desconcertados' por las acusaciones que Kendall ya les había transmitido un año después de la boda de los duques de Cambridge. 'Sarah Burton nunca vio los diseños de Kendall, y no la conocía antes de que se pusiera en contacto con nosotros. La reclamación es ridícula', mantiene la firma británica en un comunicado.

Christine Kendall regenta un pequeño taller ubicado en el condado inglés de Hertfordshire y sus diseños han aparecido en varias publicaciones especializadas. Kendall suele trabajar con encaje y a menudo incluye mangas de este material en sus trajes. Este es, sin embargo, un detalle clásico, que ya lució Grace Kelly en su boda con el príncipe Rainiero en 1956.

El traje de novia de Catalina de Cambridge es probablemente el diseño más influyente en la moda nupcial de los últimos años, aunque pocas novias pueden permitirse pagar los 50.000 euros que, se dice, costó el traje de la esposa del príncipe Guillermo. La confección se realizó en el más absoluto secreto y sin escatimar recursos. Las bordadoras cosieron llevando guantes y se lavaban las manos cada media hora para mantener el encaje impoluto.

Sarah Burton asumió el encargo al poco tiempo de recibir la dirección creativa de Alexander McQueen. Guardó el secreto hasta para sus allegados, que sólo se enteraron de que ella era la responsable el mismo día de la boda, el 29 de abril de 2011 en la abadía de Westminster. La tremenda repercusión del diseño ayudó a Burton a darse a conocer a nivel mundial y a asegurarse su puesto como digna heredera de Lee Alexander McQueen.