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Cuando Rafael Manjarrés apenas era un estudiante de derecho en Bogotá, ocurrió un hecho que le partió el alma. No poder viajar por falta de recursos desde la fría capital al caluroso Festival de la Leyenda Vallenata. Aquel suceso dio pie para que años más tarde compusiera la canción que hoy es considerada el himno del certamen. El tema en esta edición cumple 30 años de su creación.

En la voz del propio Manjarrés, EL HERALDO conoció la historia de lo que pasó en aquella ocasión. 'Yo estudiaba y tenía unos compañeros de apartamento, todos eran de mejor condición económica que la de mi familia, ellos me convidaron para viajar a Valledupar, pero cuando llamé a mi papá me dijo que yo no venía hacer nada al Festival'.

Cuenta que al ser natural y vivir en el municipio de La Jagua del Pilar, La Guajira, cerca a la capital del Cesar, había asistido hasta entonces al Festival, pero estando lejos en Bogotá, y sin recursos, no le quedó más remedio que quedarse.

'Mis compañeros se vinieron y me quedé con esa nostalgia y frustración; un tiempo después, cuando ya me había vuelto compositor, venía una edición del Festival, ya yo había participado como en tres ocasiones, en una de esas me emborraché, y había hecho como un receso y mi compadre Jorge Castro que fue mi jefe en Corelca, me dijo que si era que me iba a retirar, y entonces eso me motivó, y con Hugo Aroca, que era mi compañero de apartamento, él en una colchoneta y yo en el suelo con una guitarra hice la canción'.

Ya comienza el Festival, vinieron a invitarme

ya se van los provincianos que estudian conmigo

ayer tarde que volvieron preferí negarme

pa' no tener que contarle a nadie mis motivos

yo que me muero por ir y es mi deber quedarme

me quedo en la capital por cosas del destino…

Porque el medio de mis viejos es tan humilde

que me dan para venirme y en diciembre regresar

encerrado temblando escribí una letra

que detallen mi tristeza mi ausencia sentimental…

Corría abril de 1986, y 'Ausencia Sentimental' fue elegida ese año canción inédita del Festival de la Leyenda Vallenata. Su autor, recuerda que en medio de esas dificultades económicas, casi se queda por fuera del concurso. 'Yo no tenía cómo mandarla a inscribir, en esa época no había correo electrónico como ahora, uno no tenía esa posibilidad, pero como mandado de Dios, mi compadre Armando Morelli, viajaba para Valledupar y se trajo la canción', señala.

'Ahí la presenté, y el Cachaquito Jiménez, mi gran amigo, no me la quiso cantar, era en el teatro Cesar en esa oportunidad; yo estaba sentado y no era capaz de cantarla en público, mi compadre Armando que llegó otra vez, me compró una botella de aguardiente de las pequeñas, me tomé media, de ahí quedé con ánimo, me monté a la tarima y la canté, quedó favorita, y ganó entre otras honrosas como las de Rosendo Romero, Daniel Celedón e Iván Ovalle', precisa.

Predestinada para Silvio Brito

Manjarrés señala que inicialmente la canción iba a ser grabada por los hermanos Zuleta. 'A Poncho y Emiliano le entregaron la obra tarde, Poncho como que no la asoció bien, finalmente hicieron la pista, pero no la cantó'.

'Eso estaba como predestinado para que fuera Silvio Brito con el acordeón del Pangue Maestre', dice al recordar que después llegó a su casa en La Jagua del Pilar, el maestro Otto Serge, que ya le había grabado otros temas. Sin embargo, precisa que sentía que debía ser alguien de la región, pensaba en Zuleta, Diomedes o Jorge Oñate, y en cambio le cantó a Serge una estrofa de la canción 'Señora' que también se convirtió en éxito en esa voz.

Entonces vino Silvio Brito y la grabó, interpretándola con todo el sentimiento que lleva el tema de un estudiante provinciano que por no tener recursos no pudo asistir al Festival, generándose en él la ausencia sentimental.