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Llegó el segundo domingo de mayo, y con él la festividad que busca honrar a las madres por toda esa entrega y dedicación que imprimen en el cuidado y crianza de sus hijos.

Después de varias iniciativas con las que numerosos grupos de mujeres pedían la celebración, la fecha fue estipulada por el presidente Woodrow Wilson, quien en 1914 declaró que, en Estados Unidos, el Día de la Madre sería el segundo domingo de mayo. Así pues, otros países como Colombia también se unieron a la causa y adoptaron la conmemoración.

Pero la verdadera experiencia de ser mamá es más compleja que una celebración. Tres mujeres barranquilleras evidencian con sus historias de vida la ardua tarea de ser mamá, a veces alegra y otras trágica.

'Yo pienso que es imposible dejar de ser mamá': María Fernanda Bustillo

Una trágica experiencia hizo que después de cuatro años el día de las madres no volviera a ser el mismo.

'Rodeada de personas que me han brindado muchísimo amor', aseguró María Fernanda Bustillo, es la manera en la que sobrevive al duelo. A la presentadora y productora del programa El Trip, del canal Caracol Internacional, la vida le cambió drásticamente el pasado 31 de diciembre, cuando un accidente automovilístico, sobre el kilómetro 55 en la carretera que conduce de Barranquilla a Cartagena, le arrebató a dos de las personas que más amaba: su madre y su hijo.

Bustillo, quien a los 25 años se convirtió en madre soltera, manifiestó que 'fue una situación muy difícil, uno no se la espera', y añadió que si bien es cierto que asimilar la muerte de un ser amado es un proceso que vive cada persona en su interior, la compañía y muestras de amor de personas cercanas, y de aquellas que incluso no conoce, han ayudado en gran medida. 'Muchas personas se han sentido tocadas por la experiencia, y en cierto punto es bueno ver cómo algo tan feo ha podido cambiar positivamente la vida de otros', expresaó Maria Fernanda, madre de Juan Alejandro Carbonell Bustillo, quien tan solo tenía cuatro años.

Muchos fueron los que se solidarizaron con la situación que estaba viviendo la presentadora. Días posteriores al accidente, las redes sociales se convirtieron en el medio por el cual las personas pidieron cadenas de oración a nombre del niño y trataron de transmitirle mensajes de aliento a la comunicadora de 30 años.

Asimismo, colegas de la presentadora, como Carolina Cruz, Estefanía Borges y Mábel Cartagena lideraron campañas que solicitaban donaciones de sangre y plaquetas para salvarle la vida al pequeño.

Cuatro meses después de la muerte de Juan Alejandro, Maria Fernanda manifestó que a pesar de no creer en religiones, su fe en Dios es otro aspecto que la ha ayudado en el proceso. 'Soy más bien de creer en Dios como un ser de luz. En ese sentido no me he aferrado a ninguna religión, sino a un Dios', y además agregó que el amor de su familia, en especial de su hermano Guillermo Manuel Bustillo Avendaño, Dios y las enseñanzas que le dejó su hijo han sido vitales para seguir adelante.

'Recuerdo todas las cosas lindas que Juan dejó en mi vida, esos pequeños detallitos que él me enseñó. Esa es una manera de seguir con él', expresó.

En cuanto al aprendizaje que le ha dejado toda esta dolorosa experiencia, Bustillo afirmó que ha crecido enormemente, que 'entendí que uno puede tener los planes, pero definitivamente no sabe lo que puede pasar mañana'. Por eso, se ha propuesto vivir el día a día con la mayor intensidad posible, aunque aclara que 'no con locura', pues según ella muchas personas tienden a confundirse en ese sentido. 'Es más vivir el hecho de vivir con amor, dar mucho amor, decirle a las personas que tienes al lado que las amas', recalcó.

Por último, y con la voz un poco quebrada, concluyó diciendo que 'yo pienso que es imposible dejar de ser mamá'.

'No son uno, ni dos, sino tres niños': Claudia Melo

'Ser madre primeriza no es fácil, pero serlo de tres niños al tiempo es todo un reto', así lo afirmó Claudia Melo, quien desde los 24 años decidió dedicarse a una de las profesiones más difíciles: la de ser mamá.

Melo, de 47 años, actualmente trabaja haciendo bisutería religiosa y cuenta que estudiaba Administración de Empresas cuando se casó a los 22 años. Al poco tiempo quedó embarazada. 'Al principio las pruebas de embarazo me salían negativas, pero a pesar de eso no me llegaba el periodo', contó y agregó que un examen de sangre disipó todas las dudas. Sin embargo, la conmoción mayor llegó cuando le hicieron la primera ecografía y le dijeron que estaba 'embarazadísima', pues no solo iba a tener uno, sino dos bebés. 'El doctor me dijo: estas esperando gemelos', afirmó Claudia. Sin discusión, enterarse de eso fue una gran sorpresa para ella.

A los tres meses de gestación y con una barriga, que ella indica, 'era gigantesca', le hicieron otra ecografía en la que se dan cuenta que hay un tercer bebé. 'Llamé a mi esposo llorando y le dije que ya no iban a ser dos, y él resignado me respondió: bueno se perdió un bebé, pero queda el otro. Y yo le repliqué: no, es que no son dos, ¡son tres! No se perdió ninguno, al contrario. Están saliendo más', expresó entre risas.

Claudia manifestó que las cosas más difíciles del embarazo fueron los riegos y cuidados que asumió, pues debía tener reposo absoluto, no podía bajar escaleras, tampoco caminaba bien, solo cumplía las citas médicas y dormir era para ella una dificultad.

Según indicó, uno de los niños, el que estaba en medio de los otros dos, nació con insuficiencia pulmonar, estuvo 8 días en incubadora y cuidados intensivos. 'Hoy en día, él es el más grande y robusto de los tres', asegura.

Melo dice que fue afortunada porque, luego del nacimiento, contó con dos enfermeras que apoyaron el cuidado de los bebés. 'Por lo general no se levantaban al mismo tiempo, la orquesta de llanto comenzaba a sonar cuando los iban a bañar'.

Entre las cosas más difíciles de las crianza de los tres, Claudia recordó que semanalmente la llamaban del colegio a ponerle quejas porque alguno se portaba mal.'Yo solo preguntaba: ¿Cuál fue ahora?', bromeó. Actualmente, Walid, Samer y Dunia Cure Melo tienen 22 años, los dos primeros tienen una microempresa que comercializa productos de aseo, y la mujer estudia psicología.

Con 95 años, ha visto crecer a tres generaciones de su familia

Maruja Navarro, con 95 años, ha sobrevivido a un incendio, a una operación en la que le colocaron un marcapasos, ha viajado por casi todos los continentes del mundo, trajo al mundo 10 hijos y ha visto crecer a 36 nietos y 48 bisnietos, los cuales, no caben en la sala de su casa cuando se hacen las reuniones familiares, 'es por eso que ya hemos dejado de hacerlas', dijo entre risas.

A la edad de 21 años decidió casarse y comenzar una familia, que con el transcurso de los años se fue haciendo cada vez más numerosa. 'En mi casa solo habían cinco cuartos, así que les tocaba compartir habitación. Nada más era que se enfermara uno para que los otros también cayeran', recordó Maruja.

Una de las historias que aún rememora es aquella en la que perdió su casa debido a un incendio producido por un corto eléctrico en las luces de Navidad. Maruja comenta que como pudo sacó a todos sus hijos de la casa y que vivió los minutos más angustiosos de su vida cuando se dio cuenta que solo nueve de sus diez hijos estaban a fuera. 'Uno de los varones se había quedado dentro de la casa y no podíamos sacarlo. Afortunadamente llegaron los bomberos y lo pudieron rescatar', manifestó.

Entre lo más difícil de criar a 10 hijos –cinco hombres y cinco mujeres–, Maruja asegura que es el tema de la obediencia, y de manera un tanto jocosa y seria a la vez, afirmó que es fiel creyente de que a veces un par de 'palmadas' no hacen daño. 'En ese tiempo no habían ni psicólogos, ni terapeutas, ni nada de eso. Y muy bien que se criaron mis hijos'.

Si bien es cierto, Maruja es consciente que sus 95 años no han llegado solos y que tiene uno que otro dolor que la aqueja, ni siquiera una afección en el corazón, que le requirió la implantación de un marcapasos, ha podido disminuir sus ganas de vivir al máximo.

'Creo que la clave es no dejarse ganar de los años. Sé que muchas personas a mi edad no quieren ni salir de sus casas. Yo por el contrario, voy todos los días a misa, acompaño a mi hija a hacer las compras y aún bailo en las fiestas a las que me invitan', expresó, y además añadió que, por ejemplo, para su cumpleaños número 90 lo quiso celebrar en Buenos Aires, y que allí bailó tango en uno de los restaurantes. Viaja con frecuencia a Panamá donde viven algunos de sus nietos, e incluso visitó Pakistán cuando uno de sus hijos se convirtió a musulmán y se casó con una nativa de aquel país. Y a pesar de su edad maneja con facilidad las redes sociales.