Desde su balcón, doña Carmen Martínez ha contemplado la transformación de la pared que marca el límite del Zoológico de Barranquilla con la carrera 70 con 76. Durante cuatro días, el muro blanco se ha transformado en el ‘hábitat’ de una fauna fantástica creada por las brochas y pinceles de los artistas de Killart.
'Ellos llegaron el día antes de mi cumpleaños y desde entonces yo soy la primera espectadora de estas obras de arte. Está quedando divino', cuenta la señora de 76 años que desde su balcón contempla el avance de los murales, una iniciativa de la Alianza Francesa y la Fundación Lienzo Urbano con el apoyo de entidades, entre las que figura ALDIA.CO.
Justo al frente de su casa unos peces mero, transformados con alas, comparten el espacio con unos flamingos amarillos y los tentáculos de un pulpo, y todos parecen avanzar en dirección de un caimán aguja rosado. La colorida pieza en construcción fue creada trazo a trazo por el artista plástico Roberto Barraza.
Mural de Roberto Barraza.
'Es como un mundo surreal el que intento crear, donde hay peces con alas y otras especies fantásticas, en un juego con el espectador que ve esta transformación de la realidad en ilustración', comenta Barraza mientras aplica unos trazos de color naranja a uno de los peces. 'Quise incorporar también un caimán aguja porque sé que hay dos dentro del Zoológico', comenta al fijar la mirada en la imagen que sobresale en el lado derecho de la composición.
La señora Carmen cuenta que antes de que las paredes se llenaran de color, los artistas aplicaron una base morada y algunos vecinos entraron en conflicto porque la cuadra se vería más oscura.
'Esta mañana también escuché opiniones de gente que decía que mejor comerciales, pero esto es cultura y hay que apreciarla', afrimala señora con desparpajo, y procede a señalar la siguiente pieza, la del artista Omar Alonso, docente de la Escuela Distrital de Arte, quien trabajaba junto a Katherine Nájera, estudiante de la misma institución.
'Son dos piezas o dos animales de una serie titulada Ese monstruo llamado tiempo. Simbolizan el tiempo que todo lo devora, incluso al hombre, porque el tiempo es implacable', expresa Alonso, al tiempo que aplica unos tonos azules para dar textura al animal que parece un reptil; en el otro, las formas se asemejan más a las de un gusano.
En esa misma pared surge un segmento azul con la cara de un leopardo en el centro. El felino fue diseñado por Revólver, quien trabajaba en una de sus reconocidas Giocondas callejeras.
Killart en el Zoo. En el centro se destaca la figura del jaguar, del artista Revólver, junto a una imagen general de la jornada de ayer. Abajo, el híbrido entre vaca y jirafa del dibujante Kenort.
'Están en construcción unas piezas que citan a la historia del arte del siglo XX a través de la Mona Lisa. Hay otra tercera imagen que es la de un simio que va a estar pintando esas piezas', explica Revólver al plasmar las primeras líneas.
La señora Carmen saluda y mira silenciosa desde el segundo piso de su casa. Roberto Barraza cuenta que ella pasa gran parte del día mirando los murales.
'Llevo casi 60 años viendo esta misma pared blanca y ya no puedo bajar porque tengo artrosis. Esto es casi un milagro para mí; la imaginación de uno vuela con esos dibujos tan bellos', dice la señora, quien sigue en el balcón contemplando.
Para el deleite de Carmen y otros transeúntes, a las paredes exteriores del zoológico se les sumaron otras ‘especies’ fantásticas de aves: un híbrido entre vaca y jirafa, abejas, dibujos de personas, composiciones artísticas que transforman, critican y recrean la relación de lo humano y lo animal, que transcurre dentro y fuera de las paredes del Zoo.