Los ‘hilos’ que tejen la relación entre moda y posconflicto pueden sonar forzados. Sin embargo, van tomando forma al ver los telares creados por mujeres de Mampuján, Bolívar, en los que cuentan sus historias sobre la guerra; también se puede observar en los diseños de estudiantes que plasman en un vestido su visión estética de la paz y el conflicto. Mientras otras experiencias muestran cómo el oficio detrás de una máquina de coser también puede construir una nueva realidad fuera de la guerra.
La periodista de moda Pilar Castaño explicó –en medio del X Encuentro de Investigación e Innovación de la Moda, que se realizó en la Universidad Autónoma del Caribe el pasado martes– que la reinserción, el posconflicto y la moda van de la mano, porque la moda es el reflejo de cada cambio social.
'Estamos viviendo una época trascendental en nuestro país, y eso debe ir acompañado de un tejido productivo, de un cambio en las mujeres que se puede traducir con sus manos', afirmó Castaño.
Los telares de Mampuján
Una de las experiencias más inspiradoras en el tema de la moda y el arte para canalizar cambios en poblaciones afectadas por el conflicto armado es la de las mujeres de Mampuján, Bolívar, quienes ganaron el Premio nacional de Paz en 2015. Un grupo liderado por Juan Ruiz que con hilos, fragmentos de tela y los conocimientos sobre la costura, plasmaron en telares a los familiares asesinados, el dolor y la nostalgia por el territorio del que tuvieron que huir.
'Tomamos como excusa el coser para hacer catarsis, memoria, dejado todas esas narrativas desde el dolor y luego comenzamos a pensar cómo después de superar el duelo podíamos generar ingresos. Así plasmamos historias, ya no dolorosas, sobre vestidos, faldas y cuadros', relató Juana Ruiz, durante el foro en el que estaban expuestos los telares.
Diseñar para comunicar paz
Vestidos largos con cortes asimétricos, texturas y colores distintos fueron confeccionados por estudiantes del programa de Diseño de modas, de Uniautónoma, quienes transformaron la tela en piezas que, más allá de cubrir el cuerpo, comunican en la estética de vestir las esperanzas de paz y las consecuencias de la guerra.
'Las piezas surgieron como parte de la línea de investigación que aborda el diseño como medio de expresión cultural', comenta Astrid Barrios, directora del programa de Diseño de Modas, quien agrega que el objetivo es vincular la realidad social a los procesos creativos de los estudiantes.
'La idea es que ellos dimensionen el impacto social que puede tener su labor profesional. Por eso Juana hizo parte del proceso antes de las propuestas creativas. Ellos se inquietaron por buscar la forma de plasmar esas vivencias de Juana y otros personajes en sus diseños'.
En el ejercicio participaron 300 estudiantes de todos los semestres de la carrera y el resultado fue una exhibición en la universidad con las prendas femeninas y masculinas que resultaron de la dinámica.
Para Pilar Castaño el futuro es crear una moda con historia, con trascendencia, con sentido, que deje en el último plano el tema de la banalidad.
'Tenemos que comenzar a pensar sobre qué llevamos puesto, quién lo elaboró, a reciclar lo que tenemos en nuestro armario, a reutilizar nuestras prendas, a desbaratarlas, reestructurarlas y volverlas a armar. Debemos aprender de mujeres como Juana, que traducen con su lenguaje manual toda una etnia, unas raíces que se deben conocer en nuestro país', comenta Castaño.
Una máquina de coser, una nueva vida
Claudia Guzmán (nombre cambiado a petición de la fuente) es una historia de reintegración que se teje alrededor del oficio. En su caso el dar forma a las prendas se convirtió en el vehículo para una segunda oportunidad en la sociedad. Ella, quien estuvo involucrada en las extintas AUC, hoy hace parte de las 49 mil personas que han ingresado de manera voluntaria al proceso de reintegración social y económica, en todo el país, según cifras de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR).
'Yo ahora manejo un satélite de una empresa que fabrica ropa, y en mi casa hago las costuras de todo tipo de prendas y me va muy bien. Con eso he sacado adelante mis hijos', cuenta la mujer quien vive en el municipio de Galapa. Para ella el rechazo y el estigma social son cosas que hacen difícil el proceso de integrarse; sin embargo, ha encontrado en su arte como costurera un medio para librar estos obstáculos.
'Es algo que me gusta y sé hacer hace más de 30 años. Al principio no fue fácil, pero con las opciones de apoyo y capital semilla pude emprender en lo que soy buena'.
Registros oficiales señalan que más de 650 empresas están vinculadas directamente con el proceso de reintegración, ya sea empleando directamente o apoyando de otra manera a excombatientes o víctimas del conflicto armado.
OndadeMar y La Guajira
Otro frente donde se generan posibilidades para el posconflicto es en la responsabilidad social con el entorno natural y social,un ejemplo exitoso en este campo es el de la marca de vestidos de baño Onda de Mar. Juan Germán Carvajal, gerente general de la firma, comenta la experiencia con las artesanas wayuu.
'En el trabajo con las artesanas vimos el nivel tan grave de las comunidades en el acceso al agua potable y decidimos retribuir, el aporte cultural que nos da esta etnia, mejorando las condiciones de más de 110 familias con el 40% de lo recaudado por la colección', comenta Carvajal, quien afirma que estas iniciativas deben multiplicarse desde la empresa privada para hacer sostenible y armónico las industrias con el ambiente natural y social. En honor a las comunidades se lanzó recientemente la colección Agua, una muestra de la solidaridad que genera un escenario para lograr la paz.