En la profundidad de la espesa selva del Parque Nacional Tayrona, cerca del litoral Caribe, a 500 metros de las playas de la bahía de Gairaca, se escondía una especie de unos pocos milímetros que no había sido registrada en todo el mundo. Hasta hace pocos meses. La termita Cryptotermes colombianus fue descubierta para hacer parte de las alrededor de 3.106 identificadas a lo largo de la historia –casi el mismo número de especies de mamíferos que habitan el planeta–.
Aunque la termita fue recolectada el año pasado en el bosque seco tropical de la zona por el biólogo Robin Casalla, solo hasta este año estudios revelaron que se trataba de una nueva especie. Los troncos de madera seca son el hogar de su colonia, conformada por unos 20 individuos: 2 soldados, 16 ninfas y la pareja real (un rey y una reina).
'Son fáciles de reconocer porque sus soldados, en la cabeza, poseen una coloración oscura en la parte dorsal, con ondulaciones laterales y frente plana. Por ahora ha sido encontrada en condiciones silvestres y no representa ningún riesgo de ser considerada peste', explica el también docente de la Universidad del Norte.
Unas 20 cajas de cartón abarrotadas de tubos trasparentes –cada uno con cerca de 15 a 20 terminas dentro– hacen parte de la colección inicial de Casalla. Más de 18 mil ejemplares ha recolectado en los departamentos de Sucre, Bolívar, Magdalena y Atlántico. Y a su muestrario se le une la colombianus, y una segunda especie que registrará próximamente 'en honor a nuestro único premio Nobel, Gabriel García Márquez'.
Conocidas en el argot popular como comején, las termitas son consideradas plagas urbanas porque algunas se alimentan de derivados de la madera, comunes en la elaboración de objetos y paredes sobre los cuales tejen una delgada vena marrón que avanza sin pedir permiso. Lo cierto es que del número total de especies existentes, solo 77 son pestes estructurales.
Mientras aquí la gente lucha por erradicarlas de sus casas, Casalla –desde la Universidad de Freiburg, Alemania donde las estudia– expone las razones para protegerlas: 'nutren y mantienen viva la flora, dan lecciones de ingeniería y arquitectura moderna, y sirven de ejemplo en la resolución de conflictos sociales internos'.
Arquetipo de la ingeniería ecosistémica
En sus cerca de 150 millones de años de vida en la tierra –mucho más tiempo que lo que llevan los humanos– las termitas se han adaptado a múltiples transformaciones de su medio. Y se mantienen en los deteriorados ecosistemas pese a los grandes problemas ambientales actuales.
En la humedad sobre la madera muerta –el coctel preferido para su proliferación– dan vida a los terrenos silvestre. Más allá de su reproducción, las termitas cumplen una función ecológica indispensable: nutren y oxigenan el sueño, a través del ciclo biológico de descomposición de materia orgánica, similar al desempeño de las lombrices de tierra. Un verdadero trabajo de reciclaje natural.
Además, realizan bioprocesos de degradación y transformación de la lignina y celulosa en su tracto digestivo, con ayuda de sus simbiontes fermentadores, para obtener energía. Y sirven de alimento para especies como hormigas, aves y algunos mamíferos.
Pero, quizás, de las características más destacadas de estos ‘minianimales’ es que son verdaderas ingenieras del ecosistema. Construyen grandes edificaciones –que pueden medir hasta 8 metros de altura y más de 1.000 metros cúbicos– sin un plano ingenieril, en una precisa ubicación con respecto al Sol y un eficiente manejo de gases que climatiza internamente el nido para mantener la temperatura con poca variación.
En las últimas décadas, gracias al uso de las herramientas genéticas, simuladores computarizados y estudio del comportamiento de sus castas sociales, han permitido dar solución a algunos problemas en las áreas de la ingeniería, biotecnología y del comportamiento de las especies.
En una reciente publicación de la revista Science se describe un diseño de científicos de Harvard que crearon robots-termitas, capaces de crear de manera autónoma estructuras con una forma y patrones definidos, sin un plano ingenieril y sin un jefe. El mecanismo está basado en un sencillo algoritmo matemático que simula el comportamiento natural de construcción de las termitas y de su sistema de comunicación, basado en señales hormonales.
'Algunas termitas son capaces de construir montículos de hasta más de seis metros de altura, casi un poste de luz. Si lo comparamos con su tamaño y su condición de ciegas, estos montículos serían mucho más altos que los rascacielos que tenemos nosotros', señaló el investigador Robin Casalla.
Sus complejos nidos y túneles también han sido inspiración para sistemas de calefacción de circulación de gases. Los sistemas de ventilación que tienen para mantener una temperatura estable hacen que sean eficientemente térmicas. Por eso, muchos ingenieros han diseñado edificios con estas características.
Otros trabajos recientes usan las termitas para estudiar el diseño de sus edificaciones frente al calentamiento global, emanaciones y flujo de gases a través de sus estructuras; así como el conocimiento de sus simbiontes internos y los mecanismos bioquímicos que muestren una ruta metabólica eficiente y barata para la obtención de energía química.
Grandes ciudadanas de la naturaleza
La colonia de termitas está formada por millones de individuos, y sus sistemas de castas sociales cumplen una función importante en el mantenimiento de la misma. La resolución de los conflictos internos en la lucha de esa monarquía (obreras, soldados, rey y reina), sus funciones y labores dentro del nido son un sistema social eficiente, sin problemas de desigualdad y con una férrea posición altruista de defensa para el mantenimiento de un bien común.
A partir del estudio de ese comportamiento, los científicos han podido explicar las principales transiciones sociales que han ocurrido hace millones de años, desde la evolución de simples moléculas hasta las complejas estructuras sociales de los insectos y del ser humano, según manifiesta Casalla.
'La extensión de la biología de poblaciones y la teoría evolutiva a la organización social permitió acuñar un concepto relativamente nuevo como lo es la sociobiología, que surgió a mediados del siglo pasado', dice el biólogo.
De esta manera, las termitas son una verdadera fuente de inspiración y un libro abierto hacia nuevo conocimiento. Por eso, 'piénselo dos veces antes de matar un grupo de ellas', concluye Casalla.
Construcciones y análisis inspirados en las termitas:
Robots-termitas
Científicos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, diseñaron pequeños robots constructores que, siguiendo la forma en la que trabajan las termitas, realizan acciones como poner un ladrillo, subir y bajar escalones, elaborar estructuras sin seguir reglas, planes, ni jefes.
Centro Eastgate
Siguiendo el sistema de calefacción de las termitas, el arquitecto Mick Pearce y la firma de ingeniería Arup construyeron una gran oficina y centro comercial en Zimbabwe que se enfría con el aire exterior. El sistema utiliza sólo el 10% de la energía que un aire acondicionado convencional.
Sociobiología: La nueva síntesis, por Edward O. Wilson en 1975
El libro acuña el concepto, relativamente nuevo, de ‘sociobiología’, que surgió a mediados del siglo pasado y que explica la teoría evolutiva a la organización social. Sobre este concepto se puede enmarcar el sistema de castas de las termitas.
Especies descubiertas en 2016:
Maeota ibargueni
Araña saltarina nombrada en honor a la atleta Caterine Ibargüen.
Oxyelitrum nairoi
Escarabajo nombrado en honor al ciclista Nairo Quintana.
Pristimantis Urani
Rana dorada, nombrada en honor al ciclista Rigoberto Urán.
Cryptotermes colombianus
La nueva termita hallada en el Parque Tayrona.