La sonda Juno pasó a la historia recientemente por ser el primer vehículo espacial en completar su misión funcionando solo con energía fotovoltaica. En la Tierra, el avión solar Impulse II logró la hazaña de darle la vuelta al mundo en un viaje sin usar combustibles fósiles, una iniciativa que marca un nuevo hito en el campo de las energías renovables.
El avión Solar culminó ayer viaje tras aterrizar a las 4.05 hora local (1.05 GMT) en el aeropuerto de Al Batín, en Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos (EAU). Su último vuelo, de 48 horas, tuvo origen en El Cairo. De allí partió el piloto suizo Bertrand Piccard para superar la última etapa del recorrido.
Una multitud esperó el aterrizaje y al pie de pista se encontraba su compañero André Borschberg, el piloto también suizo que tomó los mandos del avión solar el 9 de marzo de 2015 para comenzar esta hazaña en el mismo aeropuerto donde aterrizó ayer Piccard.
Con la gran mezquita Zayed de fondo, una banda de tambores y gaitas como ambiente musical y la bandera de EAU ondeando sobre el horizonte, Borschberg abrazó a su compañero Piccard momentos después de salir de la aeronave.
'Buenos días, Abu Dhabi', dijo eufórico Piccard al público que lo ovacionó en una recepción oficial desplegada en la misma pista del aeropuerto.
Al recibimiento asistieron el príncipe Alberto de Mónaco y el jeque Sultán Al Jaber, ministro de Estado de Emiratos y presidente de Masdar, el Instituto de energías renovables en el que se ensambló el avión solar.
Piccard destacó el hito que representa para la energía el hecho de haber culminado la vuelta al mundo con el avión solar Impulse II.
'Hay suficiente tecnología y soluciones, y no debemos aceptar un mundo contaminado: tenemos que ir más allá, el futuro es limpio', enfatizó.
El avión solar necesitó 23 días completos de vuelo -exactamente 558 horas y 6 minutos- para superar su periplo de 43.041 kilómetros de distancia.
Fue un recorrido en 17 etapas sin usar ni una gota de combustible, con el que ha demostrado que las tecnologías limpias pueden emplearse incluso para mover aeronaves en el cielo.
'Hemos volado 40.000 kilómetros sin combustible, pero aún queda mucho por hacer para fomentar las tecnologías limpias y motivar al mundo a que reduzca su dependencia de los combustibles fósiles en su vida diaria', resaltó Piccard. Para él, las energías limpias son una alternativa de futuro para los transportes aéreos.
'Estoy seguro de que dentro de 10 años veremos aviones eléctricos que transportarán 50 pasajeros en vuelos cortos y de media distancia’, añadió.
Instantes antes del aterrizaje, Borschberg declaró a los periodistas que 'ha sido un gran viaje en el que se han debido afrontar diferentes situaciones', y que el proyecto ha confirmado que 'la tecnología del Solar Impulse II es seria y de confianza'.
Recordando su viaje, Borschberg aseguró que el mayor reto fue cruzar el océano Pacífico, ya que ese fue el periodo más largo en vuelo. Sin embargo, reconoció que la última etapa, de Egipto a Emiratos Árabe, también resultó todo un desafío para los pilotos por las altas temperaturas en Arabia Saudí, que obligaron a los ingenieros a reajustar parte del equipo del avión.
En su aventura alrededor del planeta, Bertrand Piccard y André Borschberg volaron a bordo del avión solar Impulse II sobre Asia, el océano Pacífico, Estados Unidos, el océano Atlántico, el Mediterráneo, el norte de África y Oriente Medio.
El príncipe Alberto de Mónaco, que se encontraba en el aeropuerto de Al Batín en calidad de patrocinador del viaje, señaló que el Impulse II marcó la historia.
'Ahora podemos avanzar hacia una economía baja en carbono y cumplir con nuestra obligación de proteger el planeta', apuntó.
Lo que mueve al Impulse II. El modelo aéreo está equipado con más de 17.000 células fotovoltaicas, está fabricado con fibra de carbono, pesa igual que un automóvil familiar vacío y se sustenta gracias a una envergadura de las alas mayor que las del Boeing 747.
Su velocidad de travesía se sitúa entre 45 y 90 kilómetros por hora y alcanza una altura máxima de 8.500 metros.
Los personajes más notorios de la misión son los pilotos. Piccard es un médico especializado en psiquiatría, explorador y aeronauta, quien tiene en su historial personal que hizo el primer vuelo sin escalas globo alrededor del mundo; también es fundador y presidente de Solar Impulse II.
Por su parte Borschberg es ingeniero, licenciado en ciencias de la administración, es piloto de combate en avión, helicóptero; y co-fundador y CEO del proyecto.
El equipo detrás de esta iniciativa lo conforman aproximadamente 90 personas, entre ellos 30 ingenieros, 25 técnicos y 22 controladores de la misión, con el apoyo financiero y tecnológico de más de cien socios y asesores. Para ellos, la vinculación de la ciencia con la aventura tiene el objetivo de promover las tecnologías limpias y es la base de la filosofía del proyecto, su alcance simbólico y político.
El aterrizaje de ayer fue la culminación de más de diez años de cálculos, simulaciones y pruebas que los miembros del equipo no dudaron en celebrar con pancartas, en una de la cuales se podía leer: '40.000 kilómetros sin combustible, un logro para la energía, ¡podemos ir más lejos!'.