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La comunidad artística de la ciudad lamenta el fallecimiento de uno de sus exponentes, Anibal Tobón. El director, poeta, actor de teatro, titiritero, periodista y narrador oral murió ayer en horas de la tarde tras sufrir un paro cardiorrespiratorio.

Tobón fue director del Teatro Estudio de la Universidad del Atlántico entre 1970 y 1972, y dirigió también el Grupo de teatro de Bellas Artes entre 1976 y 1978.

Su interés por la cultura Caribe lo hizo regresar a su ciudad natal Barranquilla, luego de una exitosa carrera en Europa. 'En la época en la que todo el mundo se quería ir de Colombia, él regresó con la convicción del arte en su ciudad natal', afirmó el escritor y periodista Carlos Polo, amigo de Tobón.

El artista barranquillero estudió Teatro en la Universidad de Vincennes, en Paris, Francia pero no la culminó. Fue miembro del Grupo Experimental El Sindicato de Barranquilla poco tiempo despúes de haber regresado de Europa.

Con este grupo que componían sus amigos de toda la vida fue ganador en 1978 del Premio Nacional de Artes Visuales con la obra Alacena con zapatos. Luego de obtener ese reconocimiento, renunció a El Sindicato y regresó a Europa.

Vivió así más de 20 años entre España, Suiza y África, y finalmente regresó a Barranquilla para pasar sus días cerca de la playa; vivía en Salgar junto a su esposa.

'Aníbal es un ser humano genuino, auténtico, excepcional. Él no tenía posturas ni era de aguas tibias. Aníbal, el que pude ver en su casa y en su Caza d' Poesía, el flaco eterno enamorado de su Yadi, el de las carcajadas sonoras y profundas, el que se dedicó a vivir como le dio la gana y fue feliz', expresó Martha Herrera, amiga de Tobón y jefa de prensa del restaurante La Cueva.

Su gestión cultural en la ciudad le dio el reconocimiento en el sector, acreditado, además, por los reconocimientos que obtuvo en vida. Recibió dos veces Bolsa Trabajo Artístico del Consejo de Artistas de Estocolmo, Suecia en 1984 y 1988.

'Era un artista integral, desde su investidura, desde sus barbas... Fue un artista comprometido, que para mi generación fue importante porque le abría espacios a la gente joven para que mostrara sus productos. Era muy vital. Nos sirvió de inspiración a muchos porque era el ejemplo del artista sin pose, original. Fue un rebelde con causa, un Quijote que pelió contra los molinos del statu quo', manifestó Polo.

El público local también lo recuerda también por haber sido autor de tres libros: Pandemonium (1974), Testimonios de Naufragios (1990) y Ocios del Oficio (2005).

'Todo lo que Aníbal hizo profesionalmente, y más que eso, todo lo que fue como ser humano, trascenderá en el tiempo más allá de su ausencia física', dijo Herrera.