Para seguidores católicos, la madre Teresa de Calcuta fue una santa en vida. Pero hoy, el Vaticano le pondrá la aureola que confirma lo que para muchos era más que evidente.
El papa Francisco presidirá la ceremonia de canonización, con la que culminará un proceso inusualmente rápido para llevar a los altares a quien ‘bautizaron’ como 'la santa de las alcantarillas'.
En diciembre de 2015, el Sumo Pontífice firmó el decreto que reconoce el supuesto milagro por el que la beata albanesa será proclamada santa: la 'curación extraordinaria' de un hombre brasileño en fase terminal por graves problemas cerebrales, y que en marzo de 2016 aprobó por unanimidad la Iglesia católica.
La fundadora de las misioneras de la Caridad se convertirá entonces en Santa Teresa de Calcuta, justo un día antes del décimo noveno aniversario de su muerte, un 5 de septiembre de 1997. Pero la figura de la nueva santa ha sido y seguirá siendo objeto de no poca polémica, incluso, por su profunda lucha interior al sentirse abandonada por Dios.
La madre Teresa, nombre que adquirió durante su noviciado en Irlanda por Teresa de Lisieux, nació en 1910 en el seno de una familia católica en Skopje, hoy capital de la República de Macedonia y entonces bastión disputado por los albaneses en los estertores del Imperio Otomano.
Servidora de los pobres
A los ocho años perdió a su padre y a los 18 tomó rumbo a Irlanda para entrar a las Hermanas de Loreto, que la llevaron a su comunidad en Calcuta para comenzar un trabajo misionero que nunca más dejaría.
La calcutense Sunita Kumar conoció a la madre Teresa en 1967 y entabló una buena amistad con ella mientras atendían juntas a los leprosos. La recuerda 'como una persona de una gran humildad y con un gran sentido del humor, muy informal, al que no le gustaba tratar con jefes de grandes empresas', sino con gente sencilla.
Guatam Lewis, un antiguo niño de la calle y ahora piloto comercial, a su regreso a la ciudad donde nació, Calcuta, agradece a 'su segunda madre'. Él es uno de los niños abandonados, enfermo de polio, a los que la madre Teresa dio una segunda vida después de que sus misioneras lo recogieran en las calles de la ciudad india y lo curaran en una de sus casas de acogida.
Con esa comunidad estuvo hasta que en 1946, en un viaje de Calcuta a Darjeeling en tren, sintió 'una llamada' en la que Cristo le dijo: 'Ven, sé mi luz'. Después de ese episodio fundó las Misioneras de la Caridad, la congregación que se distingue universalmente por los saris blancos con ribete azul y que hoy cuenta con 745 centros en 140 países, más de 5.000 misioneras y una legión de voluntarios.
En 1948 obtuvo de Roma la autorización para dedicarse al apostolado y dos años después se nacionalizó india. El reconocimiento de la congregación llegaría en 1965 por parte de Pablo VI.
'De sangre soy albanesa, de nacionalidad india, por fe una monja católica, por mi devoción pertenezco al mundo, por corazón pertenezco completamente al corazón de Jesús', decía.
En 1971 fue galardona con el Premio Internacional de la Paz Juan XXIII y el Premio Nacional Kennedy en EEUU. Ese año la primera ministra india, Indira Gandhi, le otorgó el título ‘Padanshi’; y en 1972 recibió de ese gobierno el premio Pendit Nehru a la comprensión internacional. Y en 1979 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz por su labor caritativa entre los indigentes del mundo.
Recibió las más altas distinciones por su entrega a los pobres e incluso participó como auditora religiosa en el sínodo convocado en 1980 por el papa Juan Pablo II, a quien la religiosa convenció para que en 1987 se abriera un albergue para indigentes dentro del Vaticano.
Y también fue una misionera mediática. Supo explotar su imagen pública junto a figuras como la princesa Diana de Inglaterra o el presidente estadounidense Ronald Reagan para dar proyección mundial a su trabajo. Y recibió duras críticas por sus posturas, para muchos ultraconservadoras, de defensa a ultranza de las políticas antiabortistas y contra el divorcio.
A comienzos de los ochenta su salud se debilitó. En 1989 le fue implantado un marcapasos y tras pasar por varios hospitales de Italia, India y otros países, contrajo la malaria en la India que se agravó debido a sus problemas pulmonares y cardiacos.
Finalmente, tras varias recaídas, falleció en la unidad de cuidados intensivos del asilo de Woodlands, en Calcuta. Pocos meses antes de su muerte había sido sustituida al frente de la congregación por la hermana Nirmala.
Cuando dudó de Dios
El vicario general del papa para la ciudad del Vaticano y arcipreste de la basílica de San Pietro, Angelo Comastri, que mantuvo una gran amistad con la madre Teresa, cuenta en su reciente libro He conocido una santa no solo la vida entregada a los pobres de la religiosa sino también su profunda lucha interior en los momentos en los que se sintió alejada de Dios.
La madre Teresa lo llamaba 'la noche de la fe' y así se refleja en las cartas y escritos que dejó la monja y que salieron a relucir durante la causa de beatificación.
Comastri explicó en una reciente entrevista a la página especializada en información vaticana Vaticaninsider que ante estos 'silencios de Dios', la madre 'reaccionó intensificando la oración y multiplicando las obras de caridad. Rezando, luchaba contra la oscuridad; y multiplicando la caridad se encontraba entre los brazos de Dios, que es amor'.
Para Joaquín Navarro-Valls, el histórico portavoz de Juan Pablo II, estos momentos son fenómenos conocidos en la vida de todos los místicos, 'momentos de gran aridez y de desolación profunda, pero que todo esto no es señal de falta de fe, sino del normal sacrificio al que uno se enfrenta cuando trata de vivir coherente y profundamente los propios compromisos y las propias decisiones'.
De sombras y detractores
'Todo este proceso es irracional, nada científico. Es una tontería eso de los milagros', aseguró Bikash Ranjan Bhattacharya, alcalde de Calcuta entre 2005 y 2010, que reprochó a la religiosa proyectar 'una imagen muy negativa de Calcuta, como un sitio de mendigos y leprosos', cuando en la propia urbe 'si preguntas a la gente normal, apenas representa nada su legado'.
Como el mandatario indio hay muchas figuras mundiales que rechazan 'actos de fe' como la canonización que se concederá hoy a Teresa de Calcuta, y con críticas encienden nuevamente las polémicas que, además de sus usuales luces, le dan sombras a la próxima santa.
Debasis Bhattacharya, secretario general de la Asociación Científica y Racionalista de la India, declaró que el impacto internacional de la madre Teresa es fruto de la 'propaganda' de distintos grupos para crear su figura y atraer fondos. 'Hay una percepción equivocada, que seguirá por quizás los próximos 20 o 25 años', advirtió, hasta que algún día se den respuestas a interrogantes como el destino de esas donaciones.
Y es que a la madre la han acusado de recibir recursos poco éticos y de otras acciones que no serían propios de quien hace el bien, por el contrario, son 'violaciones a los derechos humanos'.
El calcutense Aroup Chatterjee, autor de dos libros muy críticos con la madre Teresa, dijo que la religiosa aceptó dinero de dictadores y empresarios corruptos, y que era atendida de sus dolencias en los mejores hospitales, en contraste con la austeridad que pregonaba. Además, afirmó haber documentado acusaciones de tráfico de niños huérfanos y la conversión involuntaria al catolicismo de muchos pobres.
Pese a sus detractores, la canonización de la madre Teresa de Calcuta en el Vaticano será el acto más multitudinario del Jubileo de la Misericordia, con la asistencia de más de 100.000 personas y delegaciones de numerosos países.
Calcuta, la ciudad india entre la glorificación y la crítica
Calcuta es una ciudad capital del estado indio de Bengala Occidental. Aunque es conocida como 'la ciudad de la alegría' o 'la ciudad de los palacios', el mundo la referencia por la madre Teresa, quien dedicó gran parte de su trabajo misionero a las comunidades de Calcuta, que le dieron su nombre.
Algunos voluntarios que trabajaron en la organización de la madre han señalado a los centros de acogida como lugares donde ensalzaban el sufrimiento y la pobreza, y de malgastar los fondos donados. Autoridades de la ciudad también critican la imagen negativa que le dejaron a Calcuta.
Hemley Gonzalez, un estadounidense de origen cubano que fue voluntario de las misioneras, creó posteriormente la ONG Caridad Responsable en Calcuta, porque quedó 'horrorizado' por los métodos de las misioneras, por su falta de higiene sanitaria, baja o nula calidad de las medicinas y la falta de capacitación en el manejo de enfermos. 'Hay una sistemática violación de los derechos humanos y un escándalo financiero monumental', dice.
Sin embargo, las casas siguen teniendo muchos adeptos. Nirmal Hriday, el primero de los hogares para indigentes que abrió la religiosa en 1952, sigue desde entonces recibiendo de forma 'desinteresada a los indigentes, a los que encontramos en la calle, en estaciones de trenes', relata la hermana Nicole.
Shishu Bhavan, el hogar para huérfanos, o Shantinagar, la casa para leprosos, mantienen igualmente la herencia de su fundadora en Calcuta.
En el resto de la ciudad, lo que predominan son los carteles de 'Tollywood', la industria de cine local, o de partidos políticos, ajenos totalmente a la canonización.
Pasos para ser santo
Hay tres pasos en el proceso oficial de la causa de los santos:
1. Venerable: aquí se reconoce que un fallecido vivió las virtudes teologales de fe (esperanza y caridad), y las cardinales (fortaleza, prudencia, templanza y justicia) de manera extraordinaria.
2. Beatos: para este título se requiere un milagro, verificado después de su muerte. El milagro debe ser aprobado a través de una instrucción primaria canónica.
3. Santo: para este paso hace falta otro milagro ocurrido después de su beatificación. El Papa puede obviar estos requisitos. Se le asigna un día de fiesta y se le pueden dedicar iglesias y santuarios.
*Con información de Efe