Un autor del Boom, su hijo poeta y un editor gay desencadenan una historia de pocos días en Sudor -la última novela del escritor chileno Alberto Fuguet-, que parodia el mundo literario y escarba en las relaciones homosexuales juveniles del siglo XXI, en una capital latinoamericana.
En la convulsionada Feria del Libro de Santiago de Chile, el escritor del Boom, Rafael Restrepo, presenta junto a su hijo un libro de fotografías sobre sus amigos famosos. Esas letras en la vida real las protagonizó –en circunstancias similares– el escritor mexicano Carlos Fuentes, junto a su hijo Carlos Fuentes Lemus, ante los ojos observadores de Fuguet.
Entretejiendo un desinhibido libro de un escaso límite entre la realidad y la ficción, el también periodista y cineasta añade a la historia a Alf Garzón, un 'marica' cuarentón, editor de un sello del grupo Alfaguara, quien queda al cuidado de Rafael júnior, un bohemio 'puto'. Después de No ficción, la novela se convierte en otra apuesta del autor por la literatura gay.
'Yo tengo muy poca imaginación para escribir historias de fantasía, lo mío son temas que me interesan, que conozco, que me provocan morbo y curiosidad. No puedo escribir de lo que no sé, tampoco puedo escribir sin sentirme cercano a las situaciones, y en este caso más que cercano estoy yo adentro. Claramente es una historia que me tocó vivir y valía la pena contarla', confiesa Fuguet sobre la que denomina 'una novela histórica sobre el hoy', que encarna la vida desde la rumba hasta los intelectuales, y desde la vanidad hasta la soledad.
Entonces, ¿‘Sudor’ es una forma de hablar de su vida sexual, de reivindicar la comunidad gay o es un tema netamente literario?
Es una mezcla de todo lo anterior. Parte de la labor de un escritor o cineasta es contar lo que otros viven; y en esta novela quise hacer una biografía de los chicos gay de las grandes ciudades. Los libros son grandes espejos de la realidad. Por otro lado, escribir sobre el mundo gay y saltarse el sexo es como escribir sobre chef y saltarse la comida. En No ficción el sexo no era tan importante, pero Sudor es sobre cómo muchas veces el sexo es una forma de olvidar y matar energías.
La idea de la novela se estaba ‘cocinando’ hace mucho, ¿cómo se originó?
Sí, yo pensaba que nunca iba a ver la luz del día, antes se llamaba Prensa. Por mucho tiempo estuve obsesionado con un tema: en el lanzamiento de un libro de fotografía en la Feria del Libro de Santiago, quedé impactado por lo frágil del chico, por lo lindo, porque no era capaz de hablar casi español, por lo diferente al padre, me pareció que había algo profundamente interesante y maldito en ser hijo de un famoso.
Estamos hablando del escritor mexicano Carlos Fuentes y su hijo…
Sí. Me rondó la idea de ser hijo de un famoso, que se complica más cuando tienes el mismo nombre. Ya tenía la trama pero me faltaba el ambiente, hasta que se me ocurrió que debía contar lo que pasaba en la gira de prensa y luego que el chico fuera gay. Y habla de la homofobia, qué pasaría a un padre machito con un hijo gay.
Otro de sus mundos que toca con cierta parodia es el editorial, ¿qué quiere que los lectores noten en esa crítica?
Yo trato de no mandar mensajes, pero probablemente el libro está lleno de ellos. Pero ahí quería hacer la sátira y contar que los escritores son tan vanidosos como los rockeros, que los medios ayudan a esto.
El arte en general tiende a ser desinhibido, ¿con la literatura busca también hacer una crítica a la homofobia?
Totalmente. Buena parte de la revolución gay fue en el arte. Y muchos escritores de antes no se atrevían a contar sobre todos los temas. Y no es una crítica al Boom, porque representa lo que era, pero es impresionantemente ‘hetero’, 100% masculino, totalmente machista, las mujeres normalmente son putas y los actos sexuales son violentos (...) Yo intento ser lo más honesto posible y contar el mundo que yo conozco.