Daniel Samper Ospina se ha caracterizado por la sátira humorística que se encarna en cada uno de los ámbitos en los que se destaca, desde su columna en revistas, sus libros y hasta su nuevo canal de YouTube que le ha generado una nueva fama en todo tipo de públicos
Entre estos nuevos admiradores se hallan los jóvenes, quienes fueron responsables de invitarlo al X Foro Pensando en Colombia del colegio Real. En una sala de Combarranquilla sede Country se sentó para hablar acerca de su actualidad y de lo que se viene a futuro en su carrera.
¿Cómo ve el humor en la actualidad colombiana?
En Colombia el humor se escribe solo porque la realidad supera el humor. No es sino fijarse en nuestros titulares para entender el grado de espasmos humorísticos o de humor involuntario que se produce en Colombia, en todos los niveles, y en la clase política especialmente. Pero cualquier noticia colombiana, provenga de donde provenga tiene un espasmo humorístico que a la vez duele, noticias tan divertidas como tristes. Yo creo que hace parte de vivir en Macondo. En que otro país del mundo pasa que a la Miss Universo le quiten la corona en el mismo acto por una equivocación, estamos llenos de ejemplos de humor involuntario, quien sea humorista en Colombia se gana el dinero fácil.
¿Cree que hay un límite en el humor?
Yo siempre he creído que el problema del humor no es del qué sino del cómo. Es decir, no creo que haya temas vetados al humor. Creo que es un arma que se puede utilizar en cualquier territorio. Mientras más sagrado el territorio, más sentido tiene el humor. Pero evidentemente uno puede pasarse de la raya y hacer que el voltaje del chiste lo electrocute a uno mismo como humorista, es el peor castigo que le puede suceder. Cuando eso pasa, siempre es por asuntos de forma, del cómo. Uno puede burlarse de lo que sea, el secreto siempre está en el cómo se burla.
¿Recuerda alguna vez que se haya pasado de la raya?
En el principio de la columna crucé límites que quizás ahora no habría cruzado, en temas de forma. Recuerdo algunos chistes que me han salido mal. Una vez me burlé de la piel de Valencia Cossio, comenzando la columna en Semana. Fue un chiste bastante chirriante, que ofendía, no a Valencia Cossio, sino al lector. He aprendido a tener cuidado con chistes escatológicos, no digo que no haya que hacerlos sino tener cuidado cuando los hago. Sobre todo me pasa cuando acudo a aspectos físicos, no digo necesariamente defectos, sino a aspectos de los personajes, que es algo que me suelen criticar. Yo me defiendo diciendo que aunque esas columnas sean escritas, son caricaturas. Parte del alma de las caricaturas son las exageraciones, tanto de personaje como de rasgos, entonces, así como Matador pinta a Santos con los ojos inflamados, pues yo a veces también aludo a aspectos físicos para reteñir a los personajes.
Últimamente ha ganado gran reconocimiento por premios como el Simón Bolívar y también por su canal de YouTube. ¿Cómo ha sido esta nueva fase de su carrera?
Yo creo que la columna me dio cierto reconocimiento y además llegó en un momento en que no se estaba haciendo mucho humor político en Colombia, sobre todo humor escrito. Entonces eso ayudó a darme una relevancia al respecto. Pero sin duda alguna, el formato de nuestros tiempos es el video artesanal que circula por internet. He notado inmediatamente que la fama se ha multiplicado a nivel televisivo, cosa que me sorprende, Me parece muy absurda y divertida.
¿Cómo es el proceso de hacer un video de YouTube?
La idea surgió para acompañar una columna que quería hacer sobre la feria del libro de Bogotá, para hablar de esa materia en esa semana, y tengo un gran amigo que se llama Diego Santos que es un gomoso de la edición. Escribí un guión y se lo mandé a ver si le sonaba grabarlo y lo hicimos en un par de horas como quien graba un trabajo en bachillerato, con ataques de risa y todas esas cosas. Entonces desde ahí nos pareció muy divertido el plan, y al video le comenzó a ir bien, entonces dijimos sigamos a ver hasta dónde, y ahí vamos con calma. Primera regla: hasta que nos divierta. El día que sintamos que no nos estamos divirtiendo, que ya se vuelve una pesadez, no lo hacemos. Pero mientras sea un pretexto para vernos y para divertirnos pues hagámoslo. Generalmente yo me reúno con él cada 15 días, escribo el guión, él le echa una mirada, nos juntamos y en el tiempo que le podamos arrancar a la vida laboral y a la familiar, lo hacemos.
¿Cómo es un día de Daniel Samper? ¿Cómo hace para manejar tantas cosas a la vez?
Realmente es desesperante, cada vez vivo con más estrés. Generalmente empiezo el día muy temprano, despachando a mis hijas al colegio. De ahí arranca la cosa y trato de organizarme. En últimas hay algo que me ayuda y es que en estos tiempos de hoy, en esta revolución de los medios digitales hay que entender que lo importante son las ideas liquidas y que seas capaz de trasvasarlas en envases distintos. Yo finalmente hago sátira política y a veces la pongo en un formato que es una columna de opinión y a veces en el formato de un video de YouTube y a veces en el de una conferencia, pero cuando uno tiene claro eso mentalmente, te ayuda a organizarte bastante, porque estoy a la caza de material que me pueda servir y después lo clasifico en cuándo y cómo.
Además de ser columnista, usted escribe ficción, ¿cómo ve la literatura hoy en día con lo que sucedió con Bob Dylan y el Nobel?
Yo soy de los que aplaudió el otorgamiento del Nobel a Bob Dylan. Me parece que el valor literario de las canciones de Bob Dylan es digno de ser premiado como si fueran piezas de la más alta poesía. Además, siempre ha habido un parentesco natural entre la poesía y la música, los primeros poetas en realidad eran cantantes, los aedas. De hecho algunos géneros de poesía todavía tienen implícito desde el mismo nombre la alusión a la música, como el soneto. De modo que me parece que premiar a Dylan no es solo premiar su valor literario sino también volver al origen.
¿Cómo le ha ido con la venta de su ‘p...’ libro?
En realidad era un libro que ya estaba en declive de su vida útil. Es un libro de antología de columnas de humor y lo utilicé de pretexto realmente para el planteamiento de la serie de YouTube. Es una tensión entre el mundo de los escritores y el de los ‘youtubers’ porque justamente surgió a raíz de la presencia de Germán Garmendia en la feria del libro en Bogotá. Entonces me valí de ese pretexto para poder hacer videos, que en realidad son sátira política que es lo que a mí me gusta hacer.